Hace dos siglos Napoleón anunció que cuando China se despertara el mundo
temblaría. Y ya hace 20 años que el dragón comenzó a despertar con tasas de
crecimiento anual de entre 7% y 10%. Pero en vez de temblar, el mundo ha
comenzado a crecer al alero de la insaciable demanda china por materias primas,
inversión extranjera, tecnología y know how.
Entre 1980 y 2002 la proporción de las importaciones chinas en el total mundial
creció de 1,1% a 4,2%. El año pasado China consumió más de la mitad de la
producción global de cemento. Su floreciente industria también concentró 36%
de los envíos de acero y 30% de los embarques de carbón.
China será cada vez más relevante para los planes de las empresas mineras
porque más allá de su participación en la demanda total “es la economía
que está aportando más crecimiento a los pedidos”, dijo a Bloomberg el
economista de la minera Rio Tinto, David Humphreys, en Londres. “Lo que ahora
está ocurriendo allá, es en una escala que no tiene ningún precedente”.
Según proyecciones de The Economist Intelligence Unit, el consumo de energía
per capita de China va a aumentar cerca de 7% al año entre 2004 y 2008, una
tasa de crecimiento que va a superar a las de la mayoría de las economías de
la región. Considerando este ritmo de avance, en 20 años China va a consumir
tanta energía como la totalidad de la Unión Europea. El gobierno de Beijing
tiene planes para cuadruplicar la producción nuclear para 2020. En ese lapso se
construirán al menos cuatro plantas nucleares. También se están impulsando
numerosos proyectos hidroeléctricos y centrales alimentadas con gas natural,
pero a pesar de los esfuerzos para diversificar el suministro, el apetito de
China por energéticos es tan grande que el incremento en la demanda por
petróleo va a impulsar una fuerte alza en los precios mundiales del crudo. Los
analistas advierten que esto podría desatar una carrera global por asegurarse
el control de los hidrocarburos.
Con sus 1.300 millones de habitantes y décadas de retraso, el déficit de
infraestructura de China alimentó un increíble auge en el sector inmobiliario.
El gobierno planea vender este año bonos por otros 110 millones de yuanes para
financiar la construcción de caminos y ferrocarriles.
La desregulación del gobierno, al igual que la aparición de un modelo de
propiedad privada, está impulsando además un crecimiento en la construcción
de 30% al año. Este masivo desarrollo se ha transformado en un imán para las
empresas de productos de mejoramiento para el hogar. Este mercado tenía un
valor estimado de casi 200 mil millones de yuanes (US$ 24 mil millones) hace dos
años y ha crecido mucho más.
“El pueblo Chino tiene el dinero, la intención y el deseo de mejorar sus
viviendas”, dijo David Wei, jefe de B&Q China, la filial del grupo inglés
de retail King Fisher, que llegó recientemente a China.
Las cadenas internacionales están tratando de acelerar su llegada a China
aprovechando las nuevas reglas que les permitirán abrir locales en todo el
país a partir de diciembre de 2004. B&Q ya es la cadena con más ventas en
China.
Algunos de los operadores que están en la carrera por copar un espacio en el
mercado chino están la sueca IKEA, la alemana Obi y el gigante estadounidense
Home Depot
Sin embargo, las autoridades en Beijing está preocupadas por las señales de
recalentamiento de la economía y están tratando de desviar la inversión desde
las obras públicas a sectores más ligados al consumo.
Los gobiernos regionales están derrochando millones de dólares en trabajos de
embellecimiento de los edificios públicos y plazas. También los hábitos
occidentales se han filtrado el sector inmobiliario. El municipio de Beijing
tuvo que suspender de la construcción de campos de golf. La capital cuenta
actualmente con 19 campos y hay otros 10 en construcción. Los la construcción
de caminos, proyectos de desarrollo y canchas de golf han hecho desaparecer 230
mil hectáreas de terrenos arables y el gobierno tiene impedir que los oficiales
corruptos continúen aprobando nuevos desarrollos. En un esfuerzo por frenar el
recalentamiento ha aumentado los requisitos de reservas para los créditos de
los bancos que prestan a las constructoras.
Auge del consumo
La próxima ola de crecimiento, entonces se va a concentrar en el sector de
consumo.
Los préstamos de consumo aumentaron en 509 mil millones de yuanes (US$ 61 mil
millones) el año pasado, 38% más que en 2002. Esto gracias a que el banco
central mantuvo su tasa de interés de referencia al menor nivel en al menos
doce años.
El mercado minorista de China es el más grande de Asia y el cuarto del mundo.
Las ventas de retail crecieron casi 30% entre 1998 y 2002, cuando ascendieron a
US$ 459 mil millones.
Y los analistas esperan que el rápido crecimiento del ingreso per capita siga
elevando su potencial. Los ingresos promedio de las familias chinas avanzaron de
US$ 1.000 en 1992 a US$ 2000 en 2002.
“El gobierno se está enfocando en elevar los ingresos de la población rural
, que compra básicamente productos de primera necesidad fabricados por
productores locales”, dijo a Bloomberg el economista de China International
Capital Corp., Xiao Quiang, en Beijing.
Pero China ya cuenta con suficientes consumidores capaces de permitirse lujos
extranjeros. La nación tiene más de 210 mil millonarios en términos de
dólares estadounidenses, según el reporte mundial de 2003 de Cap Gemini Ernst
& Young.
Este mercado ha atraído a los principales operadores supermercadistas, como
Carrefour, Wal-Mart y la alemana Metro. Para junio de 2003 Carrefour contaba con
36 supermercados en 21 ciudades de China continental y la cadena francesa espera
abrir entre diez y doce nuevos locales por año. Metro está rezagada, con sólo
quince supermercados, pero espera recuperar el terreno perdido inaugurando 40
locales en los próximos cinco años.
El líder mundial de la industria, Wal-Mart abrió su primer establecimiento en
Beijing el año pasado pero ya contaba con 22 en otras ciudades del país.
Las ventas minoristas en las áreas urbanas subieron 12% a 584 mil millones de
yuanes y las zonas rurales mostraron un crecimiento de 7,5% a 294 mil millones,
según las estadísticas del Ministerio de Comercio.
El año pasado, Carrefour registró una facturación de 13.400 millones de
yuanes (US$ 1.600 millones) en China, un 25,7% más que en 2002 y se ubicó como
el quinto operador con mayores ventas en el país. En tanto, Wal-Mart, obtuvo
ventas por 5.850 millones de yuanes (US$ 700 millones) y compró commodities
avaluados en US$ 15 mil millones en China.
McDonald’s, la mayor cadena de comida rápida del mundo, tampoco quiere
quedarse atrás en la carrera por conquistar el mercado chino. La multinacional
ya cuenta con 560 restaurantes en el país y este año planea abrir otros 100.
Destino mundial
A medida que la inversión entra a raudales a China, la nación se va
abriendo al mundo de nuevas maneras. La visita de turistas viene aumentando a
pasos constantes y la industria va a seguir creciendo a tasas de 10% al año. La
Organización Mundial del Turismo estima que para 2002 China será el principal
destino de los viajeros de todo el mundo. China Eastern Airlines, la tercera
mayor aerolínea china, dijo que el número de sus pasajeros subió 17% en
febrero después de aumentar 33% el mes anterior.
El mayor operador aeroportuario del país, Beijing Capital International
Airport, dijo que manejó un 21% más de pasajeros en rutas locales el mes
pasado. La designación de China como sede para las Olimpiadas de 2008 será una
primera prueba de fuego para la mejora de las infraestructura hotelera. Pero los
principales operadores no quieren arriesgarse. Actualmente se permite que los
inversionistas privados posean participaciones mayoritarias en hoteles y
agencias de viaje a través de joint ventures sólo si la operación genera
retornos mínimos de US$ 40 millones. Pero el gobierno planea autorizar que los
inversionistas privados extranjeros controlen la totalidad de la propiedad de un
hotel. Hay un potencial de crecimiento particularmente importante en el segmento
de dos y tres estrellas. La francesa Accor, la tercera cadena hotelera más
grande del mundo, cerró un acuerdo en 2001 con una agencia de turismo china,
Beijing Capital Tourism Group, para administrar 50 establecimientos de tres
estrellas para 2008. Accor anunció recientemente que planea abrir cien hoteles
en China en los próximos cinco años.
El explosivo crecimiento se repite en todas las áreas y los ejemplos se
multiplican.
La Asociación de Manufactureros Automotores de China predice que las ventas de
autos aumentarán 30% este año. El gobierno proyecta que el número de usuarios
domésticos de teléfonos celulares aumentará en 52 millones este año,
sumándose a los 259 millones de suscriptores que había a fines de 2003.
Gracias al aumento de los ingresos, el mercado del vestuario está viviendo un
auge, alcanzando un estimado de US$ 49.900 millones en 2002. El valor de las
ventas de muebles se expandió casi 40% entre 1998 y 2002. El mercado de línea
blanca también muestra un crecimiento estable durante los últimos cinco años.
Las ventas de refrigeradores llegaron a 16,2 millones de unidades, con un
crecimiento de 23,4% entre 1998 y 2002. Durante igual período las ventas de
lavadoras se expandieron alrededor de 24% a 8,2 millones de unidades. El
crecimiento en estos mercados fue estimulado en parte por la privatización que
hizo el gobierno del mercado de la vivienda urbana, proceso que aún está lejos
de completarse.
En los últimos años, el mercado de los computadores personales ha sido el más
fuerte con ventas en el lapso 1998 a 2002 creciendo en más de 50%. Hace dos
años se vendieron sobre 6 millones de computadores, convirtiendo a China en el
tercer mayor mercado para estos aparatos en el mundo, incluso superando a
Estados Unidos e Inglaterra. Este mercado aún tiene considerable espacio para
crecer porque en esos años todavía había 32,6 computadores por cada mil
personas.
No cabe duda que toda esta expansión es asombrosa, pero los analistas advierten
que si el ritmo no se modera la demanda terminará por colapsar y el efecto en
el resto del mundo podría ser desastroso.


