Por Javier Blanco
De la Redacción de LA NACION

El presidente del Banco Central (BCRA), Martín Redrado, avaló ayer la decisión del Gobierno de cancelar con un solo pago en efectivo su deuda con los países desarrollados enrolados en el Club de París, al considerar que es parte "de una estrategia integral para acceder a los mercados de deuda voluntarios" y reinsertar a la Argentina en "la comunidad financiera internacional".

Sus definiciones surgieron en la última parte de la exposición que había preparado para clausurar las Jornadas Monetarias y Bancarias que organizó la entidad que conduce, oportunidad que aprovechó para comentar la decisión del Poder Ejecutivo como "una muestra concreta de lo que estábamos buscando al realizar este tipo de seminarios: la integración financiera internacional del país".

Su apoyo a la medida, que copia el mecanismo al que había recurrido el ex presidente Néstor Kirchner al cancelar la deuda con el FMI, en enero de 2006, no alcanzó a disimular que Redrado no había sido informado de ella, pese a que involucra recursos que están bajo su administración.

Una demostración de esto fue la conducta adoptada por el Banco Central ayer en el mercado de cambios tras el anuncio de la Presidenta, cuando pasó a demandar divisas (adquirió más de 20 millones de dólares) pese a verse obligado a convalidar una suba en la cotización mayorista del dólar, como intentando dar comienzo a un programa para recomponer sus reservas frente a la inminencia del pago, según coincidieron en describir numerosos agentes cambiarios.

El dato ratifica el grado de celo con que se evalúa este tipo de decisiones en el seno de las máximas autoridades de Gobierno.

Sin embargo, vale tener presente que Redrado, junto al secretario de Finanzas, Hernán Lorenzino, y el jefe de Gabinete, Sergio Massa, habían bregado en las últimas semanas por una rápida normalización en las relaciones con el Club de París.

Estos tres funcionarios formaron un equipo de trabajo que surgió de apuro el fin de semana en que la presidenta Cristina Kirchner los convocó a la Quinta de Olivos para comenzar a elaborar un plan para recuperar la confianza de los mercados. La primera expresión de las propuestas surgidas fue la recompra de títulos de la deuda, aún en marcha.

De hecho, a última hora de anoche, el presidente del BCRA se encontraba reunido con el secretario de Legal y Técnica de la Presidencia, Carlos Zanini, y el ministro de Economía, Carlos Fernández, para diseñar la arquitectura legal que dé fundamento a la determinación adoptada por la Presidenta, aunque se descuenta que repetirán la experiencia que dejó el pago al FMI.

Esto quiere decir que el Central le haría un "préstamo" al Tesoro, que, a cambio, emitiría un bono para que la entidad pueda anotar ese activo en sus balances, de manera de no registrar cambios en su patrimonio. "Seguramente así será", deslizaron anoche desde el BCRA.

Por lo pronto, ayer Redrado se preocupó por subrayar que el monto de reservas internacionales de la Argentina seguirá estando por encima de lo que se conoce como "nivel óptimo" tras pagar toda la deuda al Club de París.

"Incluso después del pago, y sin tener en cuenta futuros excedentes comerciales, el stock de reservas está por encima de su nivel óptimo (...) tanto en relación con las importaciones comerciales como con los pasivos externos de los próximos 12 meses, como también medido en relación con los agregados monetarios", dijo antes de partir presuroso rumbo a las reuniones donde se definían los instrumentos para hacer realidad el anuncio de Cristina Kirchner.