El principal gesto provino del gobierno de los Estados Unidos: por medio de un comunicado, la administración de George W. Bush dijo que estaba "complacida" con la decisión, pero señaló que se trata de "un primer paso" y que espera trabajar con la Argentina en la normalización de "sus relaciones financieras con todos los acreedores externos y con la comunidad financiera internacional".
La aclaración norteamericana advierte, indirectamente, sobre la situación de los tenedores de bonos que no entraron en el canje de la deuda (holdouts), que, en conjunto mantienen un reclamo por unos 31.000 millones de dólares en títulos impagos.
"Estados Unidos se complace con el anuncio (?). Representa un importante primer paso hacia la consolidación del posicionamiento de la República Argentina en los mercados internacionales. Esperamos que creará oportunidades para que instituciones financieras estadounidenses e inversores internacionales reanuden sus operaciones en la Argentina", dice el texto, difundido por la embajada en Buenos Aires, con la firma del vocero del Departamento de Estado, Sean McCormack.
"Esperamos trabajar con el gobierno de la Argentina a medida que normaliza sus relaciones financieras con todos los acreedores externos y con la comunidad financiera internacional", agrega.
España, Francia, Italia y Alemania -algunos de los países más importantes del Club que tienen acreencias con la Argentina- hicieron llegar al Gobierno su satisfacción con la medida y buscaron conocer los detalles del mecanismo por el cual se saldarán los pasivos, según supo LA NACION de altas fuentes diplomáticas y oficiales.
La reacción internacional al anuncio fue monitoreada por el canciller Jorge Taiana y por el secretario de Política Exterior, Victorio Taccetti. Fueron ellos los encargados de dar las explicaciones al mundo.
Las fuentes consultadas indicaron que ambos mantuvieron contactos telefónicos con los países y recogieron una percepción positiva de la iniciativa oficial.
"Hubo un fluido diálogo con embajadores y funcionarios de las administraciones de los países que integran el Club de París y se recogió una impresión positiva y de satisfacción a nivel general", indicó un alto funcionario oficial.
El Club de París agrupa 19 países. Más de la mitad del pasivo con este grupo de acreedores, cuya sede está en la capital francesa, es con Alemania, Japón y Holanda.
También tiene peso lo adeudado a Suiza, España y Estados Unidos. Este último país fue el más interesado en conocer los detalles del anuncio. Por ello, el jefe de la diplomacia norteamericana para la región, Thomas Shannon, llamó personalmente a Taiana para transmitirle la visión de su país.
El problema del default con este grupo de países es de sencilla comprensión: impide que los inversores y exportadores de esos orígenes cuenten con reaseguros para sus negocios con la Argentina. La falta de respaldo encarece las operaciones: en algunos casos terminan por descartarse y en otros repercuten en mayores costos para contrataciones del Gobierno.
Interrogante abierto
Ante ese panorama, muchos diplomáticos extranjeros acercaron una pregunta bastante obvia al Gobierno: ¿por qué, si las reservas de la Argentina estaban igualmente robustas hace dos años, no se tomó la decisión antes?
El interrogante encuentra respuestas en un hecho de la realidad, no admitido puertas afuera de la Casa Rosada: la aparición de una marcada tendencia de desconfianza en los mercados internacionales sobre la situación económica nacional.
Uno de los contactos que Taiana y Taccetti tuvieron ayer fue con Italia. Este es uno de los países en los que menos adhesión hubo al canje de la deuda ofrecido por Néstor Kirchner y Roberto Lavagna en 2003. Es, además, el país que reclama con mayor énfasis la reapertura del canje, con la agrupación Task Force Argentina.
Sin embargo, en el Gobierno explicaban ayer que la reacción italiana ante la propuesta de la Presidenta fue de optimismo. "Dijeron que veían positivamente lo que se había hecho y que significaba un significativo avance", afirmó un alto diplomático de la Cancillería.


