Finalmente, y luego de 10 horas de llamadas telefónicas y encuentros sin fin, Agustín Rossi respiró aliviado. Eran las 19, y el jefe del bloque kirchnerista había conseguido los 129 diputados que necesitaba para conseguir el quórum y dar por tierra con las especulaciones acerca de un estrepitoso fracaso en su intención por aprobar el proyecto del Poder Ejecutivo sobre retenciones móviles.
Más allá de las negociaciones con los aliados díscolos encabezados por Felipe Solá, la Federación Agraria y los diputados del bloque Solidaridad e Igualdad (SI), que encabeza Eduardo Macaluse, Rossi dedicó medio día a cohesionar su propio bloque para conseguir el quórum.
De los 129 diputados sentados en sus bancas a esa hora, 115 fueron integrantes del bloque oficialista, incluidos Solá y los peronistas bonaerenses Graciela Camaño y Jorge Villaverde, que habían expresado dudas en relación con el proyecto oficial.
Algunos cambios introducidos al dictamen -como la segmentación de las retenciones para quienes produzcan hasta 1500 toneladas y la eliminación de la estratificación por hectáreas- también convencieron a nueve radicales K (cinco de Santiago del Estero y cuatro del bloque de la Concertación), cuatro socialistas (liderados por Ariel Basteiro) y los independientes Eduardo Lorenzo Borocotó y Miguel Bonasso. Fue sorpresiva la asistencia de tres diputados del Movimiento Popular Neuquino, que responden al gobernador neokirchnerista Jorge Sapag.
Anunciada en principio para las 10, la sesión comenzó nueve horas más tarde. ¿Qué ocurrió? En contacto directo con el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, y el propio ex presidente Néstor Kirchner, Rossi fue el motor de las reuniones y llamadas. Pero las gestiones no se agotaban en él.
Luego de haber consultado con el bloque de la Concertación, que lidera Daniel Katz, y peronistas díscolos de Entre Ríos y Córdoba, Solá fue a ver al jefe de Gabinete. No arribaron a ningún acuerdo, tal como lo confirmarían más tarde voceros del ex gobernador. "Dio quórum porque ésa es su postura histórica. Dar los debates siempre", afirmaron cerca de Solá.
Pasado el mediodía, durante la reunión de los presidentes de bloque, Katz había anunciado que una parte de su bloque daría quórum para garantizar el debate. "[Julio] Cobos no va a quedar como quien dinamitó los puentes", afirmaron desde ese bloque a LA NACION en relación con la postura crítica del vicepresidente.
Los responsables del bloque kirchnerista le informaron a Eduardo Buzzi, presidente de la Federación Agraria, que uno de los pedidos de su organización, la ley de arrendamiento, tendría despacho ese mismo día, pero no llegará a tratarse en el recinto esta semana. Durante el debate, Rossi anunció que "el 85 por ciento de los productores quedará fuera" de los alcances de la polémica resolución 125 que disparó el escándalo. "Les va a ser difícil decirnos que no al proyecto ahora", se ufanaban desde el bloque kirchnerista a última hora.
La segmentación en las compensaciones anunciada por Rossi fue uno de los pedidos de Buzzi y Macaluse. "Queremos un proyecto de consenso, pero no va a ser unilateral. Si también se suman otros bloques lo vamos a aceptar", afirmó a LA NACION Carlos Raimundi (SI-Buenos Aires), cuando la impaciencia empezaba a ganar lugar y la sesión se demoraba.
Luego de los anuncios, desde la Federación Agraria afirmaron a LA NACION que los cambios eran, al decir de Buzzi, "poco generosos" para con el agro en general, aunque cumplían con pedidos históricos del sector. A pesar de las sospechas opositoras, Macaluse y su aliado Claudio Lozano (CTA) se alinearon con Buzzi y no cambiaron de opinión sobre el proyecto del Poder Ejecutivo.
Por Jaime Rosemberg
De la Redacción de LA NACION


