La relación del Gobierno con el vicepresidente Julio Cobos pasa por su peor momento.

Tras una escalada de cuestionamientos, la Casa Rosada endureció aayer sus críticas y acusó al vicepresidente y líder de los radicales K de ?confundir los roles institucionales? y hacer que ?la democracia quede afectada?, según las palabras del jefe de Gabinete, Alberto Fernández.

Fernández también culpó a Cobos de ?utilizar el Senado? para instalar el debate de las retenciones al agro con protagonistas indebidos y consideró que ese hecho, ?en términos de responsabilidades, es impropio?.

Fue en respuesta a las declaraciones que Cobos había hecho anteayer, cuando dijo que ?sería lamentable que el vicepresidente de la Nación, que tiene tanta representación como la Presidenta, tenga que pedir permiso o autorización para ejercer una función, sea protocolar o de opinión?. Los dichos de Cobos transformaron en enojo el malestar que reinaba contra él en Balcarce 50, y también recibió críticas desde el kirchnerismo de Mendoza, su provincia natal.

El vicepresidente optó ayer por el silencio y pasó el día monitoreando las repercusiones en los medios desde su despacho del Senado. El encargado de hablar en su defensa fue el subsecretario de Relaciones Institucionales de la Cancillería, Horacio Quiroga, un radical K alineado con el vicepresidente, que acusó a Fernández de ?faltarle el respeto? a Cobos y de pretender ?que sea una estatua que tenga que pedir permiso hasta para respirar. Quieren un vicepresidente ciego, sordo y mudo, y si es posible paralítico, pero Cobos no es ninguna de esas cosas", le dijo Quiroga a LA NACION, visiblemente molesto por las declaraciones oficiales contra el vicepresidente.

La nueva ofensiva mediática había empezado temprano, cuando Fernández, habitual vocero del Gobierno en los medios audiovisuales, dijo a Radio 10 que "utilizar al Senado para instalar un debate con un protagonista que no tiene nada que ver, en términos de República, es impropio". "En términos institucionales no parece una salida feliz, tampoco me parece que en términos democráticos sea una actitud clara", siguió el jefe de Gabinete.

Fernández sostuvo que le "cuesta entender" la actitud del vicepresidente, que en los últimos 20 días reclamó el diálogo con el campo en una carta abierta; se reunió con gobernadores opositores, con el ruralista Alfredo De Angeli y con el cardenal Jorge Bergoglio, entre otras figuras poco gratas al Gobierno, y avaló un proyecto de retenciones que flexibilizaba la postura oficial en busca de consensuar con los productores.

"Me parece poco comprensible todo lo que se ha hecho desde la vicepresidencia; se confundieron los roles institucionales", señaló Fernández sobre la activa agenda de Cobos. "La democracia queda afectada porque se empiezan a movilizar una serie de elementos que no se entienden muy bien cómo se conjugan", opinó.

También buscó minimizar sus atribuciones en el Gobierno a tal punto que sostuvo que en su papel de presidente del Senado no vota ni opina: "Es una parte del Ejecutivo, que sólo administra el Senado, pero no tiene función legislativa: no vota, no opina".

Pero Fernández no fue el único que la emprendió contra Cobos. También lo hicieron el gobernador de Mendoza, Celso Jaque, y Patricia Fadel, secretaria del bloque oficialista de la Cámara de Diputados. "Desde lo político, no parece una buena actitud la de Cobos", sostuvo Fadel, que consideró que "debió estar mucho más cerca" de la Presidenta.

Más duro, Jaque, enemigo declarado de Cobos en su provincia, dijo que la actitud de éste es un "balde de nafta" que agranda el incendio, y le aconsejó discutir los temas oficiales "de manera privada".

En las filas de Cobos las críticas, sobre todo la de Fernández, sorprendieron, y no cayeron nada bien. "Es una actitud impropia considerar implícitamente más importante la opinión del presidente del PJ [por Néstor Kirchner] que la del vicepresidente de la República", dijo Quiroga, que no hizo más que traducir el malestar de los radicales K por las intervenciones de Kirchner en el conflicto con el campo.

"Quieren tener un vicepresidente pintado, no puede opinar, no se puede reunir, sólo falta que les tenga que pedir permiso para respirar", se enojó, en diálogo con LA NACION.

-¿Cobos no se somete a los retos del Gobierno porque quiere forzar su salida del Gobierno?

-En lo absoluto. Tuvimos la máxima prudencia, sobre todo Cobos, que siempre actuó de buena fe, pero no podemos dejar pasar esta falta de consideración. Lo único que queremos es fortalecer nuestra concertación como elemento de gobierno porque todavía está esperando pacientemente para empezar a funcionar.

Por Laura Capriata
De la Redacción de LA NACION