Almorzaron con el líder del sindicato de peones rurales, Gerónimo Venegas, hablaron todo el día con legisladores y asesores de distintos bloques, debatieron entre ellos cómo seguir y al final fueron a la Cámara de Diputados para presenciar la reunión de las comisiones de Agricultura y Presupuesto, pero no pudieron entrar. Paralelamente, otros dirigentes seguían reunidos con diputados oficialistas y de bloques de centroizquierda que podrían votar en el mismo sentido que el Frente para la Victoria (FpV).

Al mediodía, los presidentes de las entidades se sorprendieron con la dureza del discurso de Néstor Kirchner en un acto sindical y no dudaron en responderle. "El ex presidente alienta la fractura entre los argentinos. Este dictamen ocurre en el mismo día en el que el señor Kirchner levanta el voltaje de la fractura", dijo a LA NACION el líder de la Federación Agraria, Eduardo Buzzi. Para el presidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), Mario Llambías, "tiene que ir al psicólogo. Está un poco sacado de las casillas, tendría que controlar sus impulsos y trabajar más por el país".

Por el dictamen oficialista y, sobre todo, por el discurso duro de Kirchner -el tercero de la semana luego de sus expresiones el lunes en Chaco y anteayer en el Mercado Central-, en la Comisión de Enlace de Entidades Agropecuarias crecían la preocupación y el malestar. Anoche, la esperanza del campo para torcer la voluntad oficialista de ratificar sin modificaciones la resolución 125, que instauró el sistema de retenciones móviles, se centraba en la posición expresada por el diputado bonaerense y ex secretario de Agricultura de Carlos Menem Felipe Solá.

Sobre todo, porque detrás de esa iniciativa se habrían encolumnado otros legisladores kirchneristas que disienten en esta cuestión con el Gobierno, peronistas de Córdoba y Entre Ríos y radicales K. Para Buzzi, "la argumentación de Solá merece ser reconocida, aun con las discrepancias que pudimos haber tenido en los 90 y si no se logra la suspensión de la resolución 125 y hubiera que elegir, es la que más se acerca a la aspiración de las entidades".

Un ruralista que participa de las negociaciones mano a mano con los legisladores afirmó: "Una cosa es el dictamen de comisión y otra cosa es largarse al recinto sin tener los votos. Hay que ver cuánta grasa queda recién después de que se hacen los chicharrones, como decimos en el campo", expresó.

En el agro consideran que los reintegros prometidos por el Gobierno para pequeños y medianos productores son todavía escasos. Y aún más: hay consenso en que los aplicados hasta ahora se pagan "tarde y mal". De hecho, fuentes de algunas industrias alimentarias ya no ocultan que dejaron de cobrar las compensaciones poco después de las elecciones de octubre del año pasado.

Por José Crettaz
De la Redacción de LA NACION