En el Congreso confirman las presiones de Kirchner
Admiten que desde el poder K hubo una amenaza de premios y castigos por el comportamiento frente el campo.
Por Crítica. 04/07/2008 | 08:07
Por: Eduardo Tagliaferro
¿Es cierto que tenemos como treinta diputados en contra? –preguntó Néstor Kirchner el jueves pasado en la Quinta de Olivos a los más duros del oficialismo en la Cámara baja.
–Son algunos más –le contestaron.
–No puede ser que este bloque sea un quilombo. Hagan algo, insistió el patagónico.
Entre los interlocutores del ex presidente se encontraban Dante Dovena, Edgardo Depetri, Carlos Kunkel, Patricia Fadel, Patricia Vaca Narvaja y Juan Carlos Dante Gullo. Lejos de ser un hecho aislado, el diálogo da cuenta de su obsesión por la suerte del proyecto de ley de retenciones que La Rosada envió al Congreso y del seguimiento personal que hace de los miembros del bloque. Además de enojo, varios legisladores del oficialismo que fueron consultados por este diario no ocultaban su sorpresa por las declaraciones de Kirchner en la sede de la UOM. “Yo no aprieto a los diputados, yo les hago recordar siempre adónde pertenecemos y por qué nos votaron”, afirmó Kirchner, momentos antes de que las comisiones de Agricultura y de Presupuesto comenzaran el debate formal de la iniciativa oficial.
En la reunión donde el santacruceño llenó de “sugerencias “ a sus diputados sobrevolaron las críticas a Agustín Rossi por mostrarse muy flexible. El santafesino no es un líbero ni mucho menos. Como jefe de bloque, le tocó cumplir con el papel de negociador o de dialoguista. Por eso, tres días después de aquel encuentro el oficialismo presentó ayer en comisión un borrador confeccionado por el propio Kirchner. Aquel “apriete”, modelado siempre con un sistema de premios y castigos que la política supo cultivar, no fue el único.
El patagónico maltrató a otro santafesino en la Quinta de Olivos. Fue Jorge Obeid, quien había intentado que el gobierno le otorgara mayores reintegros a los pequeños y medianos productores. La audiencia había sido concertada con anticipación. La rebeldía de los peronistas santafesinos era uno de los puntos de la conversación.
Kirchner es un obsesivo que avanza paso a paso. De ello dio muestras ayer en la UOM cuando dijo: “Vamos juntando monedita tras monedita” para gobernar. De esa misma manera intenta que el Congreso apoye el proyecto que ratifica las retenciones móviles. Cada voto suma. En La Rosada es común ver a los principales operadores del Gobierno fatigar los teléfonos hablando con los diputados.
Kirchner habla directamente con los gobernadores. A ellos les repite que es necesario contar con el voto de los diputados de su provincia. Quiere que oficien, en palabras de la oposición, como una escribanía. Para disuadir a los diputados recurre a un escalón menor: los ministros y los operadores. El jefe de Gabinete, Alberto Fernández; el titular de Interior, Florencio Randazzo, y el coordinador de asuntos políticos de la Casa Rosada, Juan Carlos Mazzón, son dos de esos funcionarios.
En los punteos previos, el sanjuanino Juan Carlos Gioja aparecía dudoso para el oficialismo. Su hermano, el gobernador José Luis Gioja, mostraba un llamativo bajo perfil durante los últimos días.
En el bloque mayoritario repiten que Kirchner conversó personalmente del voto de Gioja con el gobernador sanjuanino. Aseguran que también llamó a los gobernadores de Tucumán, Chaco y Formosa. El tucumano José Alperovich es el único que recomendó públicamente a sus diputados que acompañen el proyecto oficial. Los otros se inclinaron por las negociaciones en privado.
El martes se concretó una de las más decisivas reuniones del bloque peronista en los últimos meses. La diputada jujeña Carolina Moisés se retiró antes que finalizar el debate. La había llamado su coprovinciano y titular de la Cámara, Eduardo Fellner. El jujeño no anduvo con rodeos. Le pidió que votara con el oficialismo. La legisladora es una de los casi treinta diputados rebeldes que acompañan un proyecto alternativo.
Los caminos que van a la Rosada llevan y traen propuestas y negociaciones. También algunas frases. Como la que un importante funcionario que tiene despacho en el primer piso de la Casa de Gobierno le escuchó decir al patagónico y le confió a un importante parlamentario. “Se van a acordar de mí. Me van a conocer como Néstor ‘Atila’ Kirchner”.
“No somos una escribanía”
La diputada del Frente para la Victoria Patricia Fadel negó ayer la existencia de aprietes por parte del ex presidente Néstor Kirchner y sostuvo que el Congreso de la Nación “no es una escribanía” de lo que envía el Ejecutivo Nacional. “Eso –agregó la legisladora oficialista– se demostró ya que al proyecto (oficial de retenciones móviles) lo hemos abierto y lo hemos trabajado”.