Ni la multitud que colmó la plaza de Mayo ni el calor de los cánticos ni las apelaciones a la unidad de los argentinos lograron conmover ni convencer a la oposición.

Referentes de distintos espacios opositores coincidieron ayer en cuestionar el discurso de la presidenta Cristina Kirchner. Afirmaron que su espíritu fue "intolerante y confrontativo" y que no contribuyó a la resolución pacífica del prolongado conflicto entre el Gobierno y el campo.

"Si la sociedad no puede expresar su voz se trata de una monarquía electiva y no de una democracia", afirmó la titular de la Coalición Cívica, Elisa Carrió. "No se puede agraviar a un pueblo que tiene derecho a protestar", afirmó la ex diputada. Impulsora de la jornada de reflexión y oración que ayer protagonizaron ruralistas en las rutas y miembros de distintas confesiones, Carrió insistió ayer en "la no violencia y la paz como el camino más seguro para la construcción de la República".

Carrió vio el discurso de la Presidenta desde su departamento en Barrio Norte. Cerca de ella la oyeron indignarse cuando Cristina Kirchner afirmó haber trabajado "junto" al fallecido socialista Alfredo Bravo. "La intransigencia de la Presidenta anuncia tiempos aún más difíciles para la Nación y es necesario sobrellevarlos con serenidad y sin responder a provocaciones", agregó Carrió.

Una de sus colaboradoras más estrechas, la diputada nacional Patricia Bullrich, afirmó: "La presidenta Cristina Fernández de Kirchner con sus dichos muestra que lo que pretende realmente es una democracia delegativa, una democracia sin ciudadanos, una democracia sin democracia".

Desde La Rioja, y por medio de un comunicado, el ex presidente Carlos Menem contestó las alusiones de la Presidenta a su gobierno. El senador riojano recordó que durante su gobierno, en la década del 90, severamente cuestionado ayer por la mandataria, los Kirchner "fueron beneficiados con 1000 millones de dólares por regalías petroleras para la provincia de Santa Cruz, según la proyección actual, y que hasta el momento no fueron repatriadas".

"De raíz"

Menem aseguró que si él encabezara el Ejecutivo solucionaría "de raíz" el conflicto con el campo "eliminando las retenciones" que originaron la protesta, y subrayó la necesidad de "procurar por todos los medios llegar a un entendimiento" con el agro "porque si no, esto es una cosa de nunca acabar".

La diputada de Pro por la provincia de Buenos Aires Lidia "Pinky" Satragno manifestó luego del discurso: "Lo único que logra (la Presidenta) con estos anuncios es patear la pelota para adelante".

El radical Pedro Azcoiti (Buenos Aires), vicepresidente del bloque de diputados nacionales de la UCR, opinó que las palabras de la Presidenta "en nada contribuyen a la búsqueda de la paz social y a generar un ambiente propicio para discutir en serio el tema de las retenciones, las economías regionales y el federalismo".

Para Azcoiti, "le duró poco a la Presidenta la supuesta defensa de la calidad institucional que tanto pregona y poco practica, para volver a su discurso intolerante y alejado de una real búsqueda de diálogo y solución del conflicto".

Desde la izquierda, Vilma Ripoll (MST) cuestionó el discurso y las medidas de la Presidenta: "Es tramposo prometer más democracia, pero enviar al Congreso el mismo decreto que causó este conflicto y encima con la orden de no modificar ni una coma".

El diputado del bloque Solidaridad e Igualdad (SI), Carlos Raimundi, coincidió con la Presidenta en que "históricamente en los procesos de desgaste institucional el primer objetivo es captar la simpatía de las clases medias", aunque puntualizó que "cuando el estilo de gobierno es tómalo o déjalo, y sus portavoces son irritativos, se contribuye a las clases medias a ser funcionales al desgaste".

Luego de las palabras de la Presidenta, la junta de gobierno del Partido Demócrata porteño advirtió sobre la "trampa" de la iniciativa del Gobierno y afirmó que la resolución es "ilegítima e inconstitucional".