El dueño de casa, Luis Morales, presidente de la Federación Argentina de Entidades Empresarias de Autotransporte de Cargas (Fadeeac) acomodó algunas sillas para que todos tomaran asiento alrededor de la mesa.

Cara a cara, comenzaba así un encuentro secreto con los dirigentes agropecuarios Mario Llambías, presidente de Confederaciones Rurales Argentinas; Luciano Miguens, presidente de la Sociedad Rural Argentina, y Ulises Forte, vicepresidente de Federación Agraria. LA NACION pudo reconstruir de fuentes cercanas al ruralismo los detalles de la reunión concretada anteayer, de la que los principales dirigentes de las entidades prefirieron guardar reserva.

No era un encuentro formal, pero se convertía, por el peso de sus protagonistas, en el de mayor trascendencia después del ocurrido el ya lejano 22 de mayo, cuando el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, y Carlos Fernández, ministro de Economía, recibiera a los dirigentes del campo por última vez.

El pedido de Hugo Moyano, que se mostró sumamente cordial, fue concreto: normalizar la comercialización de granos para que este fin de semana se pudiera levantar el corte de rutas a cambio de una reunión de máximo nivel en la Casa de Gobierno.

Como era de esperar, los ruralistas argumentaron que el campo no estaba de paro y que para que los productores vuelvan a comercializar sus granos se hacía necesario tener una agenda concreta de temas. Pero esta vez la discusión sobre las retenciones móviles no se las podía dejar para lo último, tal como sucedió durante los anteriores treinta días de negociación.

El buen clima para el diálogo predispuso a los participantes para comenzar a tirar ideas. Se habló entonces de un plan quinquenal para desarrollar la producción de carne y leche y se ensayaron hasta distintas modificaciones en las alicuotas a las retenciones de los granos. Hasta alguien llegó a plantear la forma en que tendría que presentarse cualquier acuerdo ante la sociedad.

Consultas telefónicas

El lider cegetista se levantó varias veces de la mesa para consultar telefónicamente las distintas alternativas que se barajaban. Nunca se explicitó, pero para los que participaron en la reunión el destinatario de esos llamados no era otro que el ministro de Planificación, Julio De Vido, el nuevo negociador del Gobierno con el campo.

Todos se mostraron de acuerdo en que había que evitar a toda costa las graves consecuencias que tendría continuar el corte de rutas durante el fin de semana largo por parte de los transportistas de granos, los principales afectados por la falta de trabajo que supone la inactividad del campo.

Lo hablado entre Moyano, Morales y los ruralistas hasta las casi seis de la tarde necesitaba de una confirmación final de Olivos.

La negativa no tardó en llegar, apenas tres horas más tarde.

De esa manera se frustró otro intento por encarrilar las negociaciones entre el campo y el Gobierno, que se encuentran paralizadas desde el 22 de mayo pasado. Después de esa jornada el campo organizó un acto masivo en Rosario y tres días después convocó a la tercera medida de fuerza que consistió en la no comercialización de hacienda y de granos con destino a la exportación.

El tercer paro concluyó el domingo pasado, pero la irrupción de los transportistas de granos como un nuevo actor del conflicto derivó en la intervención de Moyano en la mesa de las negociaciones que anteayer terminó en fracaso.

¿Candidato?

El líder de la Federación Agraria de Gualeguaychú, Alfredo de Angeli, admitió que pensaría ser candidato a algún cargo electivo a nivel nacional, si "la Patria" lo necesita. "Si alguna vez por la Patria yo puedo ser útil, lo pensaría", dijo. Luego aclaró que no quisiera que el conflicto por el campo se transforme en una crisis de gobernabilidad: "Queremos tener un gobierno fortalecido en la Argentina", señaló.