Desde julio del año pasado hasta hoy, los bancos perdieron depósitos a plazo fijo del sector privado a razón de $ 457 millones por mes, aunque esa media estuvo muy cerca de duplicarse en marzo, cuando salieron $ 856 millones, según estadísticas al día 30.

La baja registrada al cabo de estos nueve meses en este tipo de depósitos supera los $ 4100 millones, lo que supone el retiro del 14,3% del total de $ 29.069 millones que al pasado martes permanecían en plazos fijos a nombre de ahorristas o empresas privadas.

El dato, que en cualquier otro escenario hubiera causado justificada inquietud, en esta oportunidad pasa casi inadvertido porque en el mismo lapso el monto total de depósitos en los bancos creció a un ritmo mensual de 702 millones, con lo que el balance les arroja un superávit de más de $ 250 millones/mes.

"Para entender lo que pasa no hay que leer esto con criterios tradicionales. Saber ver que esos depósitos no se fueron sino que los echaron los bancos", explica Miguel Angel Arrigoni, jefe de la división finanzas de la consultora Deloitte & Toutche.

La referencia del especialista alude al fuerte recorte que los bancos aplicaron a las tasas que pagan por este tipo de colocaciones, las que en el período considerado cayeron más de tres veces, al pasar del 9,1 al 2,9% nominal anual para depósitos colocados de 30 a 44 días de plazo y siempre inferiores a los $ 100.000, según datos del Banco Central (BCRA).

Pero también, a una política deliberada que siguieron por la elevada disponibilidad de dinero con que contaban y las escasas oportunidades que encuentran para aplicarlos a financiaciones, lo que les generaba un costo difícil de soportar en momentos en que la búsqueda de un equilibrio operativo se transformó en una obsesión a los efectos de cerrar el grifo de las pérdidas.

El objetivo fue logrado: al tiempo que dejaron ir $ 4118 millones por los que abonaban un promedio del 5,5% anual, les ingresaron unos $ 13.000 millones en cuentas a la vista, un dinero al que acceden más barato ya que pagan por él a razón de un cuarto de punto.

La luz amarilla llegó en marzo, el segundo mes en que la caída de los plazos fijos no significó una suba en los depósitos en cuentas a la vista. Por el contrario, las colocaciones en caja de ahorro terminaron equilibradas y las registradas en cuentas corrientes cayeron en $ 1868 millones. Igual "en el sistema hay 15.000 millones ociosos. ¿Porqué deberían seguir acumulando stock?", insiste Arrigoni, al explicar las razones de su falta de preocupación.

La caída en los plazos fijos privados muestra el descontento de los ahorristas por la exiguas tasas que los bancos pagan, las que hoy son negativas en términos reales. Los rendimientos promedio de marzo se ubicaron en el 0,23%, cuando la inflación proyectada para el mes supera el 0,6% en el mejor de los casos. Es decir que, con estas tasas, los ahorristas están resignando poder adquisitivo.

Por Javier Blanco
De la Redacción de LA NACION