BRASILIA.- "El Fondo Monetario Internacional ayudó a la Argentina y a
Brasil a vencer sus dificultades y comenzar a crecer. Nosotros mismos somos y
tenemos que vernos como miembros del Fondo." Antonio Palocci, el ministro
de Hacienda de Brasil, no está dispuesto a alterar su discurso, considerado
ortodoxo, para conquistar la simpatía del gobierno de Buenos Aires. Durante una
entrevista con LA NACION, la primera que concede a un medio argentino, el hombre
que maneja con mano de hierro la economía de Brasil dejó en claro las
diferencias entre su discurso y el del gobierno de Néstor Kirchner.
"No soy enemigo de la Argentina", respondió sobre el supuesto papel
que le adjudican de impedir que Brasil se muestre más cercano en sus posiciones
al gobierno argentino. "Pero las deudas de los dos países tienen
dinámicas diferentes", expresó, y con sutileza añadió: "Para
Brasil, cumplir los contratos y pagar la deuda es el único camino posible. Las
heterodoxias ya nos condujeron a muchos malos caminos", expresó. Con
diplomacia de médico, la profesión que ejerció hasta fines de los 80, Palocci
marcó diferencias entre ambas administraciones. Incluso al mencionar la
"Declaración de Copacabana", de la cual resaltó como punto
importante "el compromiso con el equilibrio fiscal", y no la
reivindicación argentina de privilegiar el crecimiento antes que el superávit
fiscal.
Palocci es hoy el número dos del poder en Brasil. Algunos, no sin ironía,
dicen que es el número uno, ya que en quince meses de gobierno, ni ante una
tormenta de críticas debido al pobre desempeño de la economía, el presidente
Luiz Inacio Lula da Silva dejó de ratificar una confianza absoluta en su
"ministro-gurú".
"Pueden estar seguros: no tenemos ningún plan B", dijo al responder
sobre la capacidad del gobierno de Lula de resistir la tentación de girar el
timón hacia políticas menos duras, como se le demanda desde el sector
industrial, el sindical y el propio Partido de los Trabajadores.
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"El presidente Lula sabe que el proceso es costoso y angustiante, pero es
el único que puede llevar hacia un crecimiento sólido. No hay magia: el eje de
nuestro gobierno es el ajuste fiscal."
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-Lo identifican como quien pone "palos en la rueda" para que Brasil se
una a la Argentina en una posición más dura frente al FMI o los acreedores.
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-Todo lo contrario. Nunca sería un enemigo de la Argentina, porque lo considero
un país hermano. Hoy, más allá de que los procesos que vivimos sean
diferentes, tenemos puntos en común importantes, como la necesidad del
crecimiento, que demanda una acción conjunta de Brasil y la Argentina frente al
comercio mundial.
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-Pero se dice que usted impidió una declaración más contundente frente al FMI
en la cumbre de Copacabana.
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-No, yo creo que fue una buena declaración, tanto para los brasileños como
para los argentinos. Es buena porque se reafirma el compromiso con el equilibrio
fiscal, con la administración de las deudas y la importancia del crecimiento
económico.
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-Durante el período más crítico en la negociación entre la Argentina y el
FMI se esperó una llamada de solidaridad de Brasil, que no llegó.
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-No podemos andar diciendo si las medidas argentinas son correctas o
equivocadas. Yo me reúno con el ministro Lavagna desde la época del presidente
Duhalde, y siempre nos relacionamos en forma excelente. En todos los momentos en
que la Argentina enfrentó dificultades nos pusimos a disposición, para
pronunciarnos en los foros internacionales. Pero no nos corresponde dar
opiniones sobre las políticas internas de la Argentina.
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-Considerando que ambos países son dos grandes deudores, ¿una negociación
conjunta está descartada?
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-Son situaciones diferentes. Las deudas brasileñas y argentinas tienen
dinámicas diferentes, y creo que ni la Argentina propone que negociemos juntos.
Podemos, sí, discutir algunos puntos en común, como el de fortalecer nuestra
relación con el FMI. Ambos somos países miembros y el FMI ayudó a la
Argentina y a Brasil a vencer sus dificultades y comenzar a crecer.
-Brasil es elogiado por el FMI, pero su economía no crece. ¿Eso no es una
presión para adoptar una política más "a la Argentina"?
-No, nosotros estamos muy seguros de que respetar los contratos y administrar la
deuda de forma adecuada es el camino correcto para Brasil. Así como nosotros
entendemos los problemas que la Argentina tiene o tuvo con gobiernos anteriores.
Yo creo que el presidente Kirchner está en una negociación extremadamente
difícil. Ahora, Brasil, con el ajuste severo que hizo en el campo fiscal el
año pasado, entra en un período de crecimiento prolongado que será importante
para todo el cono sur.
-¿Brasil tiene un plan B para el caso de que estas políticas no funcionen?
-No, Brasil ya hizo en el pasado muchos planes heterodoxos que fueron muy
negativos. El país está muy consciente de que el plan que tenemos ahora es muy
simple: equilibrar el presupuesto, ocuparse de la deuda y preparar el país para
un crecimiento en el largo plazo. Brasil no está en busca de alternativas, no
tenemos un plan B. Estamos muy firmes con nuestra política económica y sabemos
que la persistencia de una política así trae crecimiento sostenido, y ésa es
nuestra prioridad.
Por Luis Esnal
Corresponsal en Brasil


