La reunión del martes con la ministra de la Producción, Debora Giorgi, es una puerta que se abre después de muchos portazos en la cara para los representantes de las entidades de la Comisión de Enlace. Una posibilidad de debatir "los grandes temas" de la política agropecuaria. Pero encuentra a los dirigentes escépticos y con pocas expectativas respecto a los resultados que puedan alcanzar.
"Desearía que sirva pero tengo poca fe", reconoció el presidente de la Sociedad Rural, Hugo Biolcati, duramente golpeado esta semana por el Gobierno. Después de haber sido "deschavado" por el vocero presidencial, Miguel Núñez, Biolcati siente que el próximo encuentro no es más que "una chicana política para debilitar el paro". Aunque esta vez la interlocura es otra, un cambio que no entusiasma al hombre que ayer se sintió feliz del inesperado recibimiento de los productores en Leones: "Nunca nos vimos con Giorgi. Y la verdad es que tendríamos que haberla conocido ni bien asumió".
Desde una irritada Federación Agraria, Ulises Forte concuerda con la invalidación general hacia la funcionaria: "No es un problema personal con Giorgi, pero es muy difícil darle crédito en un esquema en que la monarquía matrimonial es quien decide". Y, tal como lo ratificó Eduardo Buzzi en el encuentro de ayer, pidió que no restrinja la charla y se empiece a "trabajar en serio", dado que "la situación no da para más".
La sensación de que no va a servir para nada se atempera por el deseo de que, de una vez por todas, se termine la interminable historia de confrontación y desencuentros entre el Ejecutivo y el campo, que en diez días va a cumplir un año. Desde entonces "el Gobierno se equivocó", a los ojos del vicepresidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), Ricardo Buryaile. Hace falta, por lo tanto, "que lo reconozcan, aunque no sea explícitamente. Que reconviertan las acciones". Para Buryaile, eso requeriría implementar "estímulos y no castigos" y "demostrar vocación de solucionar el problema".
En la Mes de Enlace repiten incansablemente cuáles son las medidas necesarias para que los productores asomen la cabeza del barro en que se están hundiendo. Lo especificaron en los siete puntos que le entregaron a la Presidenta el 21 de enero y, ahora, lo van a plasmar en un decálogo que harán llegar a todos los partidos políticos. Tiene que ver, en líneas generales, con liberar el mercado de la carne y granos y la puesta en práctica de planes para la lechería y las economías regionales.
Puesto en términos campechanos, la ven "venir fulera" a la cosa. Y si el que se quema con leche ve una vaca y llora, Biolcati es el que más negra la vaticina: "Soy escéptico. Cuando se rompen los códigos es muy duro arrancar. Yo más que nadie perdí la fe".


