Por Javier Blanco
De la Redacción de LA NACION
La desconfianza que genera la Argentina en los mercados financieros se profundizó ayer, en medio del renovado interés que los grandes inversores muestran por desprenderse de activos de riesgo para refugiarse en otros considerados más seguros, ante la magnitud que amenaza con tomar la crisis financiera global tras la bancarrota de Lehman Brothers.
Los títulos de la deuda local se hundieron ayer hasta 5% (fue lo que cayeron los bonos Boden 2015 y Bonar V emitidos en dólares), hasta duplicar la baja de otros papeles de países emergentes, en el marco de una marcada aversión al riesgo argentino.
Ese rechazo se incrementó en las últimas horas por la debilidad que volvió a mostrar el precio de la soja en los mercados internacionales (retrocedió casi 7% en dos días, de lo que se informa en la Pág. 5) y la percepción de que aumentó el riesgo de que se concreten embargos en los juicios que mantienen contra el país los bonistas que no aceptaron el canje de 2005. Los llamados holdouts utilizarían como argumento en los juzgados internacionales algunas desprolijidades que el Gobierno habría cometido en el primer decreto que anuncia la próxima cancelación de la deuda con el Club de París con reservas del BCRA.
La sospecha se fortaleció luego de que el juez neoyorquino Thomas Griesa
ordenara el viernes pasado el embargo de US$ 72 millones del Banco Nación (BNA)
por pedido de los fondos de inversión Elliot y Dart.
Mal parado en la región
Producto de esta situación, la tasa de riesgo país de la Argentina se incrementó otro 6,2% ayer, liderando, con Venezuela, el deterioro de la deuda emergente, al duplicar o hasta triplicar las pérdidas que mostraron los títulos del resto de los países así considerados.
La tasa subió así de 825 a 876 puntos (51 unidades, aunque tras haber alcanzado un máximo intradiario de 910 puntos), la mitad de lo que se disparó el riesgo venezolano (creció 130 unidades ayer), pero muy por encima de lo que lo hizo el riesgo de Ecuador (+32), pese a que se trata de un país con una sobretasa mayor y cuyo gobierno, reiteradamente, mencionó la posibilidad de disponer una próxima reestructuración de su deuda.
Vale tener en cuenta que la Argentina había llegado a tener una tasa de riesgo de apenas 180 puntos a inicios de 2007, es decir, antes de que el Gobierno resolviera remover a las autoridades del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) para poner en marcha una política de alteración de las estadísticas inflacionarias nunca explicada. El resultado de esta práctica fueron variaciones de la inflación menores que las reales, lo que derivó en la pérdida de valor de los bonos en pesos que tienen su capital indexado por esa variable y que representan más del 40% de la deuda emitida por el país.
"Es evidente que los bonos no encuentran un piso. Pero lo llamativo es que el fenómeno ahora también golpea de lleno a los emitidos en dólares. Si obviás la tasa de riesgo que mide JP Morgan (porque sólo toma en consideración dos bonos en dólares) y adoptás como parámetro el Boden 2012, como hace en sus informes el BCRA, el riesgo ya supera los 1300 puntos", apuntó ayer Francisco Prack, economista jefe del SBS Group, al explicar que la desconfianza hacia la Argentina ya es "política".
La baja promedio de los bonos llegó al 2,4% en el Mercado Abierto Electrónico (MAE), el mercado extrabursátil por el que cursan sus operaciones los bancos, pero se amplió al 3,3% entre los bonos Par y de Descuento en dólares. Y promedió el 2% entre los títulos que se operan mediante la Bolsa porteña, con caídas del 3,1% para el Bogar 18, del 2,5% para el Boden 2012 y del 2,4% para el Par y el Descuento en pesos.
"Con tanta incertidumbre, se reactivó la salida de los activos de mayor rentabilidad y riesgo porque los inversores buscan posiciones más conservadoras", explicó Marco Wentzel, analista de Puente Hermanos. "No por nada, un título en dólares como el Boden 12 está rindiendo más del 20%", apuntó.


