La carta pública de Julio César Cobos, en la que ofrece el Congreso como ámbito de discusión para superar el conflicto entre el Gobierno y el campo actuó como un bálsamo en las filas del radicalismo K, varios de cuyos dirigentes se sumaron ayer al sorpresivo posicionamiento del vicepresidente ante el silencio de la Casa Rosada. En las filas kirchneristas causó sorpresa y desconcierto la jugada de Cobos.

El vicepresidente negó anoche que fuera a renunciar. "No renuncio ni renunciaré", dijo a LA NACION, tras un día cargado de versiones en ese sentido.

El pronunciamiento de Cobos no hizo más que alentar los reclamos de las fuerzas de oposición con representación parlamentaria, que desde hace varias semanas insisten en discutir en el Congreso la política agropecuaria del Gobierno.

Precisamente, el presidente del radicalismo, el senador Gerardo Morales (Jujuy), anunció que su partido volverá a reclamar hoy en ambas cámaras legislativas la sanción de una ley que derogue la resolución 125 del Ministerio de Economía que instauró las retenciones móviles para los productos granarios, eje del conflicto iniciado hace casi cien días.

En el kirchnerismo parlamentario, el pronunciamiento de Cobos cayó como un golpe inesperado y si bien no se animaron a hablar de traición -desde la Casa Rosada se ordenó mantener silencio-, se preocuparon por destacar que se trató de "una jugada individual".

El diputado kirchnerista Carlos Kunkel tomó distancia del llamado de Cobos y acusó al campo de golpista. "No voy a opinar; no quiero entrar en contradicción con dirigentes que son de otros partidos. Nosotros, en una reunión del PJ, fijamos nuestra posición y consideramos que [estas protestas del campo] son intentos desestabilizadores; que ningún sector de la sociedad argentina en la historia ha hecho una cosa así", dijo el legislador.

"Esto es un impulso del vicepresidente sin consultar con los bloques. El oficialismo nunca abordó el tema del campo sin consulta directa con la Presidenta", agregó otro encumbrado diputado kirchnerista.

Sin embargo, el vicepresidente no quedó solo en su prédica, sino que recibió amplio apoyo de sus correligionarios del radicalismo K. El gobernador de Corrientes, Arturo Colombi, dijo: "Nosotros, desde el gobierno provincial, y nuestros productores coincidimos en que el aporte clave para dejar atrás estos tres meses de desencuentros es el intercambio de ideas en el Parlamento".

Pocas horas después, sumó su apoyo Miguel Saiz, gobernador de Río Negro y uno de los más firmes defensores de la concertación política y electoral con el kirchnerismo el año pasado.

"El estado social de la Argentina requiere hoy la mayor responsabilidad política y el mayor respeto institucional. El vicepresidente de la Nación ha hecho una propuesta que se enmarca en las convicciones republicanas y democráticas de quienes integramos la concertación plural y la UCR", afirmó.

Nuevos interlocutores

Pero Saiz fue más allá y además de alertar que "no se puede seguir dilatando una situación que cada día se torna más compleja", reclamó un cambio de protagonistas en las negociaciones.

"Sería auspicioso y prudente un cambio en los interlocutores que han venido intentando superar el conflicto entre las dos partes, a fin de distender las tensiones, deponer algunas actitudes y establecer las coincidencias necesarias para encontrar nuevas formas, nuevas ideas y acciones que posibiliten lograr el consenso necesario para superar las actuales circunstancias", afirmó Saiz.

Casi igual que las declaraciones formuladas por el radical Horacio Quiroga, actual subsecretario de Relaciones Institucionales de la Cancillería, quien también apoyó el pedido de diálogo de Cobos.

El ex intendente de Neuquén fue más allá y se atrevió a criticar la convocatoria del kirchnerismo. "A un gobierno no se lo defiende con movilizaciones, donde lo único que interesa es la cantidad de gente que se pueda juntar", sentenció, antes de enfatizar que "en democracia no se derrota a un adversario, sino que se lo convence, se le explican las razones que llevaron a tomar determinada medida".

Un intendente bonaerense enrolado en el radicalismo K dijo ayer a LA NACION que junto a otros colegas estaba en estado de alerta. "Acompañamos a Cobos y somos muchos los proclives a la ruptura", dijo. En las últimas horas hablaron con Cobos y le prometieron respaldarlo públicamente los intendentes de Junín, Mario Meoni, y de Pergamino, Héctor Gutiérrez.

Por Gustavo Ybarra
De la Redacción de LA NACION