La producción agrícola orgánica certificada cobra cada vez más fuerza. Los consumidores de los países desarrollados están demandando más alimentos que no utilicen fertilizantes ni pesticidas químicos.

De las más de 5 mil hectáreas actuales, el 70% es cultivada con miras a la exportación. Las condiciones son auspiciosas si se considera que la superficie plantada viene creciendo a un ritmo promedio de 25% anual, desde mediados de los ‘90.

Marie Paule Neuville, encargada de proyectos de EuroChile, calcula que durante la temporada 2002-2003 se exportaron unos US$ 8 millones, mientras que la anterior alcanzaron más de US$ 5 millones.

EuroChile ha apoyado a los empresarios para ingresar a Europa. Y gracias a ruedas de negocios y a la Feria Biofach (Alemania), más de 50 empresas han establecido contactos de negocios desde 2002.

El Viejo Continente tiene un alto potencial, dado que mueve 10 mil millones de euros al año en productos orgánicos y exhibe una demanda creciente.

Alemania y Suecia, por ejemplo, tienen como meta que a 2010 el 20% de su superficie agrícola sea orgánica. Además, varios estudios señalan que los precios de los productos orgánicos son 10% y hasta 100% superiores a los de los tradicionales. Neuville dice que en promedio son 30% mayores.

Productos

Los primeros productos orgánicos exportados fueron espárragos, rosa mosqueta y kiwis. Pero según la Agrupación de Agricultura Orgánica de Chile, el país exporta hoy más de 30 productos a Europa (40%), Estados Unidos (50%) y Japón (10%). La mayoría corresponde a fruta fresca (70%). Le siguen hortalizas (12%) y procesados (18%), como vino, miel, aceites, extractos esenciales y salsas. Ellos tienen amplias posibilidades de aumentar su participación, ya que los europeos los prefieren sobre todo para incluirlos en la dieta infantil.

Ventajas y desafíos

Chile tiene varias ventajas en la producción orgánica. En primer lugar, porque puede abastecer a los principales mercados del Hemisferio Norte en contra estación.

Además, “las rebajas arancelarias del Acuerdo de Asociación con la Unión Europea aumentan las posibilidades de envíos de agricultura y agroindustria orgánica, sumándose experiencia exportadora en el sector agrícola, y ser un país libre de plagas y enfermedades”, agrega José Aravena, director ejecutivo de EuroChile.

La asociatividad es la clave para que los pequeños productores no mueran en el intento y afronten el costo de las certificaciones.

Como la agricultura orgánica busca mejorar la vida del suelo no empleando insumos dañinos en la producción, es especial para las pymes. “Éstas trabajan en general con menos insumos, de forma más tradicional, aprovechando mejor los recursos propios”, explica Henrich Neisskenwirth, director de IMO Chile, certificadora de productos orgánicos.

Sin embargo, las principales falencias de las empresas son el uso de insumos, la mano de obra y accesoria especializadas, por lo que también se deben trabajar estos puntos.

Está pendiente desarrollar el mercado interno, creando conciencia de las ventajas de consumir estos productos. Algo que, a juicio de Neuville, sería un plus a la hora de comerciar con Europa. Y a pesar de que se está avanzando en todo ello, también hace falta darle mayor impulso a la investigación en este campo.

Certificaciones

Para entrar a Europa no hay otra regla: se debe estar certificado. En Chile son cuatro las certificadoras, Argencera, BCS Chile, CCO (que certifica para BioInspecta, de Suiza) e IMO Chile.

Actualmente en IMO Chile trabajan con cerca de 70 empresas en proceso de certificación. El director de la firma, Henrich Neisskenwirth, comenta que quienes exportan deben acceder a la certificación Europea UE 2092/91, al National Organic Program (Estados Unidos), al reglamento JAS (Japón) u orgánico (Canadá). En casos excepcionales “hay que buscar la certificación de normas privadas para vender en algunos supermercados específicos”, acota. Agrega que en IMO Chile los costos de inspección y certificación son entre US$ 1.500 y US$ 2 mil.

En Chile hay dos normas cuya aplicación es de carácter voluntario. A juicio de Marie Paule Nauville, se requiere una ley o autoridad nacional dedicada exclusivamente al tema. De lo contrario, no se puede demostrar una equivalencia con el sistema europeo, necesaria para que Chile sea considerado como país tercero después de 2005 y así no tenga que negociar la entrada de productos, caso por caso.