Si bien en las microempresas trabaja sólo el 12% de los empleados en blanco,
y en las empresas pequeñas está el 21% de esos trabajadores, son estos dos
grupos de empleadores los que están registrando el mayor dinamismo en cuanto a
la generación de puestos laborales. Claro que, de igual manera, fueron los que
más trabajadores despidieron entre 1998 -cuando comenzó la recesión- y 2002.
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Según un análisis realizado por el Ministerio de Trabajo sobre la base de
datos del sistema integrado de jubilaciones y pensiones, entre el tercer
trimestre de 2002 e igual período de 2003, las microempresas generaron 57.000
puestos, como saldo neto entre los creados y los destruidos, lo que representó
un alza del 14,7% en sus dotaciones. Se trata de las unidades que tienen hasta 5
empleados en el caso de industrias y comercios, y hasta 4 si es una firma de
servicios. El trabajo sólo considera el mercado laboral en estas tres
actividades del sector privado.
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Las pequeñas empresas contribuyeron con 63.000 puestos (son las que tienen
dotaciones de entre 17 y 24 empleados, según los casos), lo que implicó un
crecimiento del 9,7% contra la tasa del 7,5% registrada en las unidades medianas
-que anotaron 51.000 trabajadores más en el período- y el índice del 1,7% del
alza de la ocupación en las grandes compañías.
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Según explicó un técnico de la cartera laboral, el mayor dinamismo de la
microempresa en la recuperación de puestos tiene que ver, al menos, con tres
factores: el hecho de que, con la reactivación de algunos sectores surjan
nuevas empresas, por lo general pequeñas; la mayor dependencia que tienen las
unidades más chicas de producción respecto de la coyuntura económica, contra
la mayor sistematización de las grandes firmas, y las mayores tasas de
destrucción de puestos que sufrieron en la recesión los empleadores pequeños.
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Pérdida previa
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De hecho, la pérdida acumulada de lugares de trabajo en las microempresas
llegó al 17,8% entre los terceros trimestres de 1998 y 2002, con una caída de
87.000 empleos, en tanto que esa reducción fue del 11% en el caso de los
grandes empleadores, con la caída de 168.000 trabajos. La magnitud de las
cifras que muestra el proceso de destrucción de puestos da cuenta de que lo
logrado hasta ahora por la recuperación no alcanza a compensar los efectos del
período recesivo.
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En algunos casos, esa recuperación no apareció aun en escena. Según los datos
del Ministerio de Trabajo, las grandes empresas dedicadas al comercio
(básicamente, supermercados), tuvieron una reducción del 1,8% de sus
dotaciones entre el tercer trimestre de 2002 y el mismo período de 2003.
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Si se tienen en cuenta las variables de actividad y tamaño de la empresa, el
mejor resultado correspondió a las microempresas industriales, que registraron
un crecimiento del 23,1% de su empleo. Las pequeñas unidades dedicadas al
comercio también tuvieron una alta tasa de recuperación del mercado laboral,
con un 16,3 por ciento.
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En cambio, el comportamiento favorable fue más modesto en segmentos como las
grandes firmas de servicios, que tuvieron un avance del 2,1% y las grandes
fábricas, que incrementaron sus planteles en un 2,8 por ciento. En promedio, el
incremento de los niveles de ocupación fue del 6,3% por ciento, con 193.000
puestos.
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El mayor movimiento de trabajadores que se observa en el segmento de los
establecimientos más pequeños es un factor que explica por qué el empleo
crece más en el sector informal de la economía. En las empresas de menor
tamaño, según datos de la cartera laboral, es donde más se concentra el
problema del trabajo en negro, y en gran parte de los casos se trata de
empleadores que no están registrados.
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Según los técnicos de Trabajo, esto tiene que ver con el hecho de que aún se
está en una etapa de recuperación de la actividad, enmarcada en un cambio del
patrón de crecimiento con respecto a la década pasada.


