En establecimientos mixtos, el desplazamiento de la ganadería a lotes de menor aptitud es una realidad que crece al ritmo de las mejoras en las cotizaciones de los cereales en los mercados, como consecuencia inmediata de la utilización de los productores de la mayor cantidad de hectáreas posibles para agricultura. De aquí la necesidad de optimizar la rentabilidad de la ganadería utilizando zonas con suelos "desfavorables".

Fabián Tommasone es ingeniero agrónomo y asesor de productores ganaderos. En 1991 comenzó a desarrollar una tecnología que consiste en el rejuvenecimiento de pasturas y campos naturales. A raíz de los buenos resultados obtenidos, su aplicación se expandió a diferentes regiones del país. Actualmente, la trabajan en Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, Formosa, Uruguay y Paraguay.

Según explicó a Infocampo, esta combinación tecnológica permite obtener el máximo aprovechamiento de las pasturas naturales tanto para la producción de carne como de leche, permitiendo aumentar la producción a un menor costo relativo.

“El principio básico consiste en generar las condiciones para fomentar el crecimiento y desarrollo de las especies valiosas presentes en el suelo, a la par de anular o reducir las malezas. La clave es el control de la competencia”, explicó este joven profesional que semanalmente recorre cientos de kilómetros para obtener los mejores resultados en la aplicación en los diferentes tipos de suelos y climas.

Para obtener estos resultados, Tommasone propone un manejo integrado de las semillas de especies como raygras, tréboles, lotus, cebadilla, melilotus, achicoria. “Tenemos que permitir su semillazón en la primavera anterior, sin clausurar el potrero, pastoreando de forma tal que lo vayan haciendo cada una de las especies valiosas presentes. Por ello decimos que esta tecnología comienza tomando decisiones en la primavera anterior”, explicó. Asimismo indicó que durante el verano "el pastoreo debe continuar de forma tal que no se acumulen excesos de cobertura. Aquí el objetivo es llegar al fin del verano con un tapiz bajo que con condiciones de humedad adecuadas permita a través de la pulverización el control de las malezas, que es el segundo paso a llevar adelante en el sistema de rejuvenecimiento de pasturas”.

Ante la presencia de malezas de verano en los lotes, Tommasone propone un control con herbicidas. Especialmente para gramon o para cuando en temporadas veraniegas cálidas aparecen las gramíneas estivales con un alto nivel de infestación. El glifosato es el más difundido para estos casos, “pero también puede ocurrir que sólo se requiera de 24D u otros productos para especies de hoja ancha, pero son casos más específicos", señaló.

Aclaró que "el objetivo es el control de la competencia, para permitir dar luz y espacio a las semillas valiosas para que germinen y se desarrollen durante el otoño aprovechando así la temperatura y la humedad clásica de la estación.
Otro momento clave es el de la pulverización y la elección del momento indicado para realizarla depende de la zona productiva y de cómo funciona la relación temperatura y lluvias a partir del fin del verano. En el norte de Santa Fe, por ejemplo, arrancan luego del 10 de marzo, en el norte de Buenos Aires, a partir de mediados de febrero y en el sur la fecha es a principios de febrero", mencionó.

Para cuando la pradera esta desbalanceada en especies, la propuesta consiste en la siembra al voleo o en líneas, junto con una fertilización fosforada durante el verano. La misma debe realizarse antes del último pastoreo, para que la hacienda ponga en contacto la semilla con el suelo logrando de esta forma una simplificación, un ahorro de maquinaria y una mejor distribución de tareas, especialmente en zonas donde la llegada del otoño y las lluvias pueden complicar la operatividad de la siembra.

Planteos mixtos

Uno de los principales objetivos de la aplicación de tecnologías para el rejuvenecimiento de las pasturas consiste en el mejor aprovechamiento de los lotes destinados a ganadería, con la consiguiente liberación de hectáreas para uso agrícola, permitiendo de esta manera la convivencia de las dos actividades en forma sustentable en el tiempo en los establecimientos.

Para esto, según el investigador, es necesario que el productor destine un número de parcelas que permita un pastoreo de entre 1 a 5 días en cada una y que el descanso se realice entre 30 y 45 días en función de las condiciones de temperatura y humedad existentes en la zona.

Para la cría, el impacto del pastoreo en bajos rejuvenecidos se visualiza a través de poder tener altas cargas de vientres, sosteniendo su condición corporal y aumentando porcentajes de destete. En estos planteos, la carga aumenta 60%, la producción de carne 68% y el margen bruto 46%. En recría, el impacto se traduce en muy buenas ganancias de peso para llegar a entorar a los 15 a 18 meses, en función de la zona, en planteos de alta carga entre 3 a 4 vaquillonas por hectárea.

Para los planteos de invernada, los engordes que se pueden lograr se sitúan entre 0,7 a 1 kilo/día, en otoño-invierno-primavera, teniendo en cuenta siempre el grado de utilización de la suplementación. En los tambos, el rejuvenecimiento de pasturas se usa con distintos objetivos, la recría de las hembras, la invernada de novillos o para rodeos de ordeñe de alta producción donde se puede lograr un aumento del número de vacas, debido al incremento en el pasto disponible.

"Generamos así una relocalización inteligente de la ganadería en lugar de un desplazamiento sin estrategia. Por otro lado, permite reducir o anular el uso de verdeos de invierno, desplazándolos por tener mayores costos e iguales o menores producciones", aseveró Tommasone.

Verónica Puig