Fernando Vilella, Alejandro Petek y Eduardo Serantes encararon aspectos en que la Argentina debería posicionarse en relación con lo que viene en tecnología, en materia de mercados mundiales de alimentos y de reacomodamientos geopolíticos regionales, durante su participación en el Congreso Maizar 2015 que se desarrolló el 30 de junio y 1 de julio.

Alejandro Deltec, de Aapresid, comparó lo que era y lo que es producir en relación con las nuevas tecnologías y el avance de la ciencia. “Hasta los ’90, para hacer commoditites, nuestra actividad era bajar el costo por kilo producido, teníamos que ser exitosos económicamente. A fin de esa década empezaron a tenerse en cuenta dos ejes: el ambiental y el social. Y siempre el productor de commodities tienen que tratar de obtener un precio diferencial”.

“Uno de los retos de la agricultura global es lograr la disminución de combustibles fósiles, tratar de que no se agrave el cambio climático y  la vez poder producir, con los retos de que la población crece y se reducen las tierras disponibles por urbanización y erosión”.

“Para que se cumpla con los objetivos económicos, ambientales y sociales, en Aapresid proponemos buenas prácticas de manejo: siembra directa; rotaciones diversas e intensas y que incluyan gramíneas; nutrición balanceada y con reposición de nutrientes y  manejo eficiente y responsable de los agroquímicos”.

En cuanto a lo nuevo, se refirió a la biotecnología de trangénesis. “En la Argentina estamos en las primeras etapas, tenemos unos 35 eventos aprobados por Conabia disponibles para aplicar. En general, están orientados a brindar tolerancia a herbicidas y a insectos”.

Petek destacó los dos eventos transgénicos desarrollados por científicos nacionales, uno sobre un virus de la papa y el otro sobre tolerancia a sequía, “que colocan a la Argentina entre los seis países en el mundo que tienen biotecnología de transgénesis propia”.

Como noticia esperanzadora, se refirió a las nuevas tecnologías de fitomejoramiento, alternativas de modificaciones en el genoma no transgénicas, que tienen la ventaja de estar exceptuadas de las costosas regulaciones de los OGM y de producir mínimo daño al genoma original, cisgénesis, intragénesis, floral dip, mutagénesis dirigida por oligonucleótidos, agroinfiltración, etc.

Fernando Vilella, del Programa de Agronegocios de la UBA, resumió en su presentación los cambios que imponen China y su urbanización. “Más de la mitad de la población vive en ciudades desde 2010. En China se urbanizan 50.000 personas día, 20 millones al año. La clase media en Asia tiene 500 millones de personas hoy, y tendrá  2.700 millones en 2050, que van a dejar de hacer su propia comida y van a demandar más proteínas”, sintetizó.

Según Vilella, la población argentina está en el 10% que en el mundo tiene excedentes de alimentos. “La Argentina tiene la mejor dotación de tierras cultivables per cápita y la cuarta mejor de agua del planeta. Tiene sanción moral quien no cuide o no use esos recursos naturales”.

“La proyección del consumo per cápita de carnes es creciente, hacia 2022 será de 51,5 kilos en total. Hay una transformación nutricional, hacia aquellos productos que por cada caloría tienen más vitaminas, más minerales”.

“Quien controle los flujos de soja y maíz controlará el flujo de alimentos a nivel global. El 88% de la soja es producido en América y el 81% es exportado por 3 países: Estados Unidos, Brasil y Argentina, que tienen el 7,8% de la población global”

“Hay tres oportunidades: aprovechar el liderazgo en bajos costos, transformar la mayor parte de los granos y llegar directo al plato. El éxito no es inexorable, hay que tener estrategia, vocación competidora y trabajo entre las cadenas”, concluyó.

Eduardo Serantes se refirió al trabajo que desarrollan desde el Grupo de Productores del Sur (GPS), y algunas dificultades que aparecen. “Desde el punto de vista de la producción, hemos cumplido en tener alimentos para todo el mundo, pero mueren miles de niños de desnutrición. No tenemos problemas de producción, sino de acceso, y hay que aumentar la producción con cambio climático. El país con más área para avanzar es Brasil, pero tiene mucho bosque y es poco lo que se puede avanzar con  sustentabilidad”, señaló, aunque confió en que la tecnología va a permitir avanzar.

"El otro problema es la volatilidad de los precios internacionales. Para disminuirla tenemos que llegar a acuerdos en los organismos internacionales para poner reglas de juego que permitan menor volatilidad. Somos los principales exportadores netos de alimentos del mundo, y no participamos en conjunto en las negociaciones”, subrayó.

“Formamos el GPS entre algunas instituciones de nuestros países. Nos convocó el CARI para armarlo, están Aapresid, Aacrea, las cuatro cadenas, Acta, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires. Nos propusimos mostrar lo que somos y lo que queremos ser, e hicimos una serie de trabajos: para ir a los organismos internacionales, como proponer un acuerdo en la OMC entre los principales exportadores e importadores, y para integrarnos entre nosotros, como la huella de carbono argentina, paraguaya y brasileña, mucho mejor que la de Francia. Hicimos otro trabajo sobre cambio climático, trabajamos en la integración de la Hidrovía, otro de integración macroeconomica, otro de integración de las cadenas productivas”, dijo Serantes. “Creo que el Mercosur hay que defenderlo, pero cambiarle la meta”, concluyó.