Eso permite le permite al ganadero obtener el alimento que se ajusta a sus necesidades y abarata costos.

El slogan publicitario de Leufú podría ser: No hacemos alimento balanceado. Balanceamos el alimento que usted tiene.

Parecía una locura, pero no lo era. En julio de 2008, antes del voto no positivo de Julio Cobos y con el país parado por el tsunami que generó la tristemente célebre resolución 125, la familia Marinangeli decidió montar en el Parque Industrial la planta procesadora de componentes nutricionales para bovinos.

La intención empresarial era darle forma definitiva al proyecto que había comenzado siete años antes ofreciendo en la región una novedosa técnica, que con una interesante cartera de clientes y con resultados muy satisfactorios, ya pedía fábrica propia. Era el último paso que le faltaba dar a Leufú Nutrición Animal para afirmarse definitivamente en el mercado.

La actividad de este emprendimiento tresarroyense consiste en complementar los elementos disponibles que tiene el productor en el campo para alcanzar el valor nutricional ideal y poder darle a sus animales el balanceado que necesitan.

"Nuestro objetivo no es hacer alimento balanceado, sino que queremos que el productor aproveche sus recursos y así bajar significativamente los costos.

Lo que hacemos es enviarle la solución para corregir o balancear la disponibilidad alimenticia que tenga en su establecimiento, sea maíz, sorgo, trigo, cebada, silajes o rollos.

Entonces, a través de algunos insumos que para él son difíciles de conseguir y de mezclar, utilizamos nuestra planta para optimizar ese recurso", explica el veterinario Santiago Marinangeli.

"La idea es que con su disponibilidad y nuestro aporte, el ganadero pueda hacerse su propio alimento balanceado", agrega.

La Voz