Emilia Subiza
Enviada especial

PARANA.- Mario Podversich, productor de María Grande Primera, afronta la peor sequía de los últimos 46 años con deudas por maquinaria, insumos y semillas. Los vencimientos se aproximan y las perspectivas no son alentadoras: ya perdió toda la cosecha de maíz, el 70% de la soja y la mitad del trigo. Su situación se repite en las distintas zonas agrícolas que rodean a la capital entrerriana.

"Tengo dos créditos para pagar, una cosechadora y una pulverizadora; y debo la mitad de las semillas y los fertilizantes", contó Podversich, que actualmente arrenda 800 hectáreas y nunca se imaginó esta situación allá por 2005, cuando compró las máquinas. Tiene dos empleados pero, por ahora, decidió suspenderlos.

Gloria, su mujer, se lamentó: "El destino de una de nuestras hijas ahora es incierto". Se refería a una de sus cinco hijas que vive en esta ciudad y estudia Administración de Empresas. Podversich explicó que sin cosecha no les alcanza para cubrir ni su alquiler ni sus demás gastos.

Por pérdidas económicas y por los pobres registros de lluvias, la sequía ya es histórica en esta provincia. Osvaldo Paparotti, director del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) Paraná, dijo: "Las precipitaciones estuvieron por debajo de las medias mensuales durante todo 2008". Según datos del organismo, en 2009 llovieron 472 milímetros cuando la media anual es de 1147. Desde 1942 que no se registraba una sequía así.

Un informe de la Bolsa de Cereales de Entre Ríos sostiene que en la campaña 2008-2009 se gastaron más de $ 2277 millones y el 50% se encuentra en cuentas corrientes de cooperativas, acopios y agronomías. La entidad señala que se perdieron US$ 521,9 millones en ingresos esperados en la cosecha gruesa, y US$ 229 millones en insumos y laboreo.
Márgenes ajustados

"En mi caso, la cadena de pagos se cortó hace rato; ahora que estoy endeudado los bancos se borraron y la seca pegó en todos los cultivos", contó Santiago Wendler, productor de Crespo. En la zona de influencia de Paraná, a diferencia de otros sectores productivos del país, ya van por la tercera cosecha de soja castigada por la falta de agua y los márgenes son más ajustados.

"Ya piqué 120 de las 400 hectáreas de maíz y la soja no tiene volumen ni para hacer rollo", sostuvo Wendler, mientras mostraba los maíces arruinados por la seca. Las espigas, que tendrían que estar erguidas hasta la cosecha, están inclinadas y algunas ya en el piso. "Era un maíz que tenía que rendir 110 quintales. No voy a sacar más de diez", comentó.

La asesora Josefina Cruañes explicó que los productores están picando el maíz entero para hacer al menos una reserva de silo, pero advirtió que no se trata de un recurso energético de calidad, justamente por los efectos de la sequía.

Los colores verdes que típicamente cubrían el paisaje entrerriano ya no se ven, ahora dominan los tonos amarillos; y el penetrante sol de enero castiga a los cultivos sin ningún indicio de que se aproxime una lluvia. A esta altura los productores, resignados, ni miran al cielo: en la mayoría de sus lotes no hay posibilidades de recuperación.

El dueño de Agrotécnica Litoral, Oscar Montero, dijo: "Los vencimientos están concentrados entre marzo y mayo, si no hay ayuda financiera para la próxima campaña el quebranto va a ser fenomenal". Flavio Galizzi, asesor de la Bolsa de Cereales, contó que en otras épocas críticas para el campo los productores compensaban con otros cultivos o con ganadería. "Ahora ninguna actividad es rentable", agregó.

La cooperativa de Diamante, que acopiaba unas 160.000 toneladas de granos en todo el ciclo, en el último período apenas llegó a las 40.000. Su presidente, Jorge Guete, señaló: "Va a haber una explosión en marzo, cuando aparezcan los vencimientos. Si el clima acompaña recién va a haber ingresos disponibles en 2010 y se van a necesitar de dos a cuatro años para refinanciamiento".

La producción avícola de Entre Ríos, que representa el 80% de la nacional, se prepara para afrontar la menor disponibilidad de maíz y a mayor costo.