Los anuncios de la presidenta Cristina Fernández para enfrentar la crisis, que incluyeron una rebaja de 5% en las retenciones al maíz y el trigo, junto a la posibilidad de recortes adicionales si se superan ciertos volúmenes de producción, llegaron en momentos en que la gran ausente de este plan, la soja, perforaba el piso de 300 dólares en Chicago.

No es un tema menor, porque esa oleaginosa es el gran sustento de los productores y de buena parte de la cadena agroindustrial que se mueve en torno a ella en el interior del país. Pero, aun con el "olvido", la rebaja en trigo y maíz no deja de ser algo interesante.

Es la primera vez en la era de los Kirchner que bajan las retenciones. Para el trigo pasaron de 28% a 23% y para el maíz de 25% a 20%. Y se anunciaron dos mecanismos, Trigo Plus y Maíz Plus, que permitirán rebajas adicionales si se alcanzan ciertos volúmenes de producción.

En trigo, bajarán un punto las retenciones por cada millón de toneladas que se coseche por encima de los 13 millones de toneladas. Es decir, si se cosechan 14 millones de toneladas, las retenciones no serán de 23%, como ahora, sino de 22%. Y, en maíz, se aplicará el mismo mecanismo cuando se superen los 15 millones de toneladas.

En el cereal de invierno, definitivamente eso no sucederá en esta campaña, en la que apenas se podrían superar las 10 millones de toneladas, con viento a favor. En cambio, sí podría suceder con el maíz, en función de lo que finalmente se termine sembrando y de cómo venga el clima.

Los números de área sembrada que maneja Maizar no son un buen comienzo, pero habrá que ver: dicen que se pasaría de las 4 millones de hectáreas del año pasado a 3,34 millones en éste.

En cuanto a los precios, con las cotizaciones a las que cerró el mercado el jueves, las nuevas retenciones dejaban al trigo en $ 400 por tonelada, igual que el martes, antes de la reducción. Y el maíz cerró el jueves a $ 260, $ 7 menos que dos días antes.

Las medidas generaron una reacción dispar entre la dirigencia agropecuaria. "Sólo fue una puesta en escena", disparó Eduardo Buzzi, presidente de la Federación Agraria. Carlos Garetto, el nuevo titular de Coninagro, dijo que se trata de una medida "buena pero insuficiente". Y muy duro fue Hugo Biolcati, quien también apuntó al plan anunciado por la Presidenta para intentar engordar los terneros machos Holando que hoy, en muchos casos, se sacrifcan porque no son negocio. "Es una broma macabra", lanzó el presidente de la Sociedad Rural.

Esa medida fue casi lo único vinculado a la ganadería que se coló en los anuncios de la Presidenta. Se trata de un sector en serios problemas, en el que la exportación no está traccionando como podría sobre la demanda y, así, los precios son más difíciles de sostener.

Justamente, un trabajo que circula por estos días entre un grupo de importantes frigoríficos muestra que si en los primeros diez meses de este año se hubieran exportado los volúmenes del mismo período del año 2005 (antes de que comenzaran las restricciones), pero a los precios promedio del 2008, podrían haber ingresado al país casi 1.000 millones de dólares más (941, precisamente) que los 1.421 millones que llegaron por los embarques de carnes bovinas y menudencias.

Hoy, cuando, además, el ingreso de divisas se convierte en una cuestión central para la economía argentina, quizás sea éste uno de los temas a los que haya que prestar atención para que también la ganadería tenga, aunque sea, una luz de esperanza.