Argentina, como productora y exportadora de alimentos, no es ajena a esta cuestión y los vaivenes bursátiles contribuyen a generar un ánimo de desconcierto, al menos en algunos sectores.

La industria frigorífica ya vislumbró de cerca que el cimbronazo financiero impacta en los mercados que importan carne argentina. De hecho, los principales compradores cambiaron su actitud al pretender renegociar contratos o desacelerar su interés, además de pretender disminuir los precios de nuestros productos.

La Cuota Hilton, de la que tanto se habla en el país, también sufrió una brusca caída de precios como consecuencia de esta situación que tiene en jaque a los principales mercados europeos.

El mercado de cueros, que arrastraba problemas internos, ahora sufre también la merma de interés de los principales actores internacionales y ya anunciaron la suspensión del retiro del subproducto de numerosas plantas perdiendo todo valor comercial.

En resumen, tanto el mercado externo como el interno están afectados por variables diferentes pero con el mismo origen. El mercado externo sufre por esta crisis que genera caídas abruptas de volúmenes y precios (por caso, no hay nuevos contratos, solamente algunos esporádicos, y se están renegociando los viejos acuerdos).

En el mercado interno hay disminución del consumo y además los valores de los subproductos se desplomaron – encabezados por el cuero - en una pendiente que afecta por igual a las menudencias, el sebo y las harinas de carne (cayeron los volúmenes de los artículos de tocador y los pollos - también con problemas debido a la menor producción - hacen que la soja compita ahora con la harina de carne en las raciones).
Todos estos factores golpean de lleno sobre la rentabilidad de las empresas frigoríficas argentinas.

Frente a esta coyuntura cada una de las compañías productoras de carne respetará su responsabilidad social empresaria, poniendo en funcionamiento los mecanismos vigentes para épocas de crisis, como el adelanto de vacaciones o empleando la figura de la garantía horaria, con el fin de garantizar el empleo como lo establece la ley y en casos extremos se deberá recurrir a la presentación como empresa o sector en crisis a efectos de discutir condiciones laborales excepcionales.

Este esquema de emergencia podrá mantenerse aunque comenzará a debilitar la situación financiera de las empresas que, frente a este panorama mundial encuentran restricciones en sus posibilidades de ventas.

Recientemente la realización de SIAL en la ciudad de París, foro internacional de la alimentación por excelencia, ha puesto de manifiesto la crisis internacional en toda su dimensión y su impacto en las empresas productoras de alimentos.

Hoy más que nunca se requiere del trabajo mancomunado de todos los eslabones de las cadenas alimenticias y de la articulación de políticas público-privadas que permitan la adopción medidas que permitan sortear esta crisis amortiguando sus efectos sobre el sector productivo.

Agrodiario