El aumento de los insumos asociados al petróleo y los granos hace que sistemas como la ganadería sobre pastizales, con bajo uso de insumos y alta calidad de producción, se vuelvan atractivos para los productores. Más allá de los inconvenientes locales que sufre la comercialización de la carne vacuna en el mercado interno y externo, la ganadería sufre también la pérdida de espacio y la sobrecarga de los campos, debido al avance implacable de los cultivos.

Su reemplazo por actividades con márgenes superiores determinó la concentración de cabezas y la intensificación de la actividad. En muchas áreas la ganadería extensiva ha perdido impulso y los sistemas de engorde en confinamiento -feed lot- proveen una buena parte de la carne consumida en el país.

Sin embargo, la intensificación de la ganadería debería preocupar a los sectores vinculados a la producción de carne ya que la calidad de las mismas está asociada con los sistemas de cría y engorde extensivos o semiextensivos.

Desde la perspectiva ambiental, las pampas argentinas han cambiado notablemente a lo largo del siglo XX. Han sido severamente fragmentadas y los servicios del ecosistema han sido profundamente alterados. Su biodiversidad acusa golpes severos, con numerosas extinciones regionales y varias especies refugiadas en las sabanas chaqueñas y los campos correntinos.

Un 10% de las especies de aves típicas de las pampas se encuentran amenazadas de extinción. Una de ellas, el chorlo esquimal, que solía pasar el invierno boreal en estas latitudes, se ha perdido definitivamente.

Al igual que los rodeos, la vida silvestre de las pampas continúa en estado de amenaza, con una superficie de áreas protegidas mínima y sin ser reconocida por los productores como un componente de sus agroecosistemas. Curiosamente, los pastos nativos característicos de las pampas y base alimenticia de numerosos campos ganaderos toleran y responden bien a los disturbios más comunes de la región: las inundaciones y las sequías, fenómenos asociados por algunos con el cambio global. Ante los mismos desastres naturales, los cultivos sólo engrosan la cuenta de las pérdidas, un punto relevante de cara al advenimiento de futuros coletazos climáticos.

Paradójicamente, la sociedad argentina ha percibido la renta del uso de los pastizales y no el costo ambiental implícito. Lo cierto es que el ecosistema del pastizal es ignorado por la opinión pública, cuando quizá debería ser mucho mejor ponderado y conocido. La clave para la permanencia de los herbívoros y los productores que manejan el pastizal pampeano es explorar nuevas alternativas y saber cuándo adoptarlas; y éste parece ser un momento casi ideal para nuevas ideas.

No existe una receta definitiva para manejar el pastizal y las técnicas deben ser escogidas según objetivos y planes de trabajo específicos. El manejo doblemente exitoso del pastizal, con fines productivos y conservacionistas, incluye técnicas que aumentan la cantidad y calidad del forraje, diversifican la producción, manejan la sanidad del campo en forma integral y gestionan la diferenciación comercial de los productos "amigos de las pampas". En el contexto de un plan, el manejo del pastoreo y de los excedentes hídricos, el enriquecimiento con especies forrajeras y las quemas prescriptas son perfectamente compatibles con la fertilización, el uso de herbicidas y hasta la implantación de pasturas.

La producción animal podría establecer una relación sinérgica con las actividades de conservación de la diversidad biológica, que indudablemente son tareas compatibles y rentables. Los pastizales nativos y su biodiversidad son considerados erróneamente componentes prescindibles en los sistemas de producción. Es un error de nuestra ganadería descuidar sistemas biológicos tan valiosos. Dada la trascendencia económica y ambiental del tema, los sectores privados y públicos deben desarrollar mecanismos para promover el desarrollo de una ganadería basada en criterios de conservación de los pastizales.

Las Alianzas del Pastizal ( www.pastizalesdelconosur.org ), que promovemos desde la Fundación Vida Silvestre en la Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, contemplan la producción de carnes en pastizales que conservan el hábitat para las aves migratorias, las residentes y, en definitiva, para la producción agropecuaria sustentable y de calidad. El aumento de los volúmenes de producción suena como la mejor alternativa para sacar adelante al sector ganadero. El autor es doctor en Ciencias Agropecuarias, especializado en ecología vegetal.

La Nacion