Durante todo el día de ayer se especuló con la posibilidad de enfrentamientos en los alrededores del Congreso de la Nación. Sin embargo, la tensión vivida finalmente se expresó dentro del Palacio, y el protagonista fue nada menos que Felipe Solá, personaje estelar y foco de la atención en el transcurso del conflicto.

Ya había pasado más de una hora de sesión cuando el diputado bonaerense se retiró de su banca con rumbo, aparentemente, desconocido. Pero no era así, sino que apuntó directamente contra un joven y le pegó tres trompadas. Finalmente, personal de seguridad de la Cámara los separó y el joven, que se presentó como empleado de Jefatura de Gabinete, se retiró del Congreso.

El enojo de Solá se debió a que el empleado de Alberto Fernández echó a la mujer del ex gobernador, María Elena, del palco de asesores del oficialismo. La excusa de “soy la mujer de Solá” no fue aceptada y con “empujoncitos” la sacaron del lugar. “¿Pero vos quién sos? Vos no me vas a venir a apretar”, le gritó Solá. Entre los pocos testigos estaba un periodista radial y el diputado santacruceño Juan Acuña Kunz. Sonaron gritos de “¡traidor!”.

Una vez de regreso en su banca, se lo pudo ver al diputado discutiendo, en fuerte tono, con compañeros de su bancada, entre los que estaban Patricia Fadel, Patricia Vaca Narvaja, Edgardo Depetri y Diana Conti.

La bronca del diputado ya venía en aumento cuando se enteró de que lo habían ubicado en la lista de oradores recién para la madrugada. Mientras tanto, desde el palco donde se ubicaban los productores rurales lo apoyaban: “No aflojes, Felipe, no aflojes”. 

El jueves, la figura de Solá tuvo un fuerte protagonismo. Su discurso ante los legisladores en las comisiones de Agricultura y Presupuesto fue elogiado por varios oficialistas. Al finalizar la jornada, el grupo de diputados que estaba con Solá, incluidos los justicialistas cordobeses y entrerrianos disidentes y los radicales K cobistas, ya contaba una treintena de adhesiones.

Ayer, el oficialismo amaneció con la noticia de que el proyecto de los disidentes sumaba cada vez más adeptos. De urgencia, el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, los convocó a Solá y al diputado por Mendoza Enrique Thomas (Frente para la Victoria) para lograr unificar posiciones. No obstante, la respuesta fue concreta: “Si no se toca la 125 no la votamos”. Se dio por hecho que, en la reunión reservada, Alberto F informó a Solá de las nuevas modificaciones que el oficialismo había decidido incluir en su proyecto.

Cuando entró al recinto, a las 18.40, evitó, una vez más, hablar con la prensa. Ante la sorpresa de muchos, fue unos de los diputados que se sentó en su banca para garantizarle el quórum. “Eso ya estaba acordado, él es partidario de siempre dar quórum”, justificó luego un allegado. Pese a ello, Felipe recibió castigos inesperados.