Los granos ofrecen alta energía digestible (alto contenido de almidón), pero poca proteína y casi nada de fibra. Es evidente entonces que el alimento base (pasto) debería aportar las proteínas y fibra para complementar al grano.
La suplementación impone generalmente cierto nivel de sustitución o sea que el consumo de suplemento reduce el consumo de pasto.
Frecuentemente este efecto sustitutivo es esperado ya que, manteniendo buenas ganancias individuales, se prolonga la duración del pasto y mejora la composición nutritiva de la dieta, reduciendo la incidencia de trastornos metabólicos. A niveles de suplementación por debajo del 0,5% del peso vivo del animal, el efecto sustitutivo es poco importante y podría no afectar el consumo de forraje.
Este efecto mejora en el consumo de energía digestible y el aumento de peso vivo o la producción de leche. Sin embargo, podría no encontrarse una mejora en aumento de peso cuando se suplementa sobre verdeos sazonados (invierno).
El efecto de la suplementación sería netamente sustitutivo. Esto ocurre cuando el potencial de engorde del verdeo es alto (aprox. 0,900 a 1,200 kg/animal/diario de aumento de peso). La suplementación puede justificarse en esos planteos por la posibilidad de incrementar la carga animal sobre el verdeo, la mayor disponibilidad de verdeo para otras categorías y un efecto indirecto de mejor aprovechamiento del verdeo (mayor eficiencia de cosecha) ¿Con cuánto suplementar?
La utilización de granos o concentrados es frecuente en la intensificación de las invernadas en otoño y en invierno sobre pasturas o verdeos. En ambas épocas se persiguen los propósitos de producir más por animal, o sostener un nivel alto de aumento de peso diario e incrementar la carga animal (animales/ha).
En la medida en que el nivel de suplemento crece en la dieta diaria se hace necesario estudiar la conformación de esa dieta para entender su oferta nutricional, carencias y limitantes.
En otoño estas consideraciones revisten fundamental importancia debido a los desbalances nutricionales que ocurren en los forrajes de esa época. Pasturas de alfalfa y verdeos tempranos pastoreados en otoño generalmente contienen: a) bajo contenido de materia seca y fibra efectiva, b) muy bajo contenido de carbohidratos solubles, y c) muy alto de nitrógeno.
En otoño se obtienen las mejores respuestas aditivas a la suplementación con incrementos del 100% en el aumento diario de peso vivo debido a la complementariedad de la dieta.
En invierno, sobre verdeos sazonados, el suplemento (grano) resulta principalmente en efectos de sustitución y permite aumento de carga animal.La suplementación de animales en la etapa de terminación (350 kg a más pesados) se realiza frecuentemente para acelerar el engorde y reducir el período de mayor costo energético.
Los últimos 100 a 150 kg del engorde de novillos constituyen el período de menor eficiencia de conversión potencial por la alta proporción de tejido graso en la composición del engorde y el elevado gasto en mantenimiento de la masa (peso) corporal del animal.
Por el contrario, el engorde rápido de animales jóvenes es el más eficiente en conversión por el menor costo energético de mantenimiento (menor masa corporal) y una menor proporción de tejido graso en el aumento de peso diario, aún en engorde para venta como ternero o novillito.
Sobre dietas de buena calidad y sin restricciones al consumo, los terneros duplican en eficiencia de conversión a los novillos. Por otro lado, los animales jóvenes son más exigentes en la calidad de la dieta. Dietas aptas para aumentos de peso superiores a 1 kg diario en novillos grandes pueden ser deficientes en proteína y minerales en alimentación de terneros o vaquillonas.
El alimento combinado, suplementos más forraje, debe ser de alta digestibilidad para permitir la expresión de la mejor conversión de alimento a aumento de peso.
La respuesta en mejora de la eficiencia de conversión de la dieta diaria total (suplemento más pasto) se manifiesta en niveles de suplementación que superan al 0,75% del peso vivo del animal.
Frecuentemente se obtienen los mejores efectos aditivos en aumento de peso cuando el nivel suplemento ofrecido diariamente (expresado en base seca) se ubica entre el 1,0 y el 1,5% del peso vivo del animal.
Este nivel de suplemento reemplaza hasta el 50% de la dieta (base seca), debiendo el remanente ser aportado por el pasto.
La suplementación de animales en esta etapa no debería interrumpirse hasta la venta de los animales terminados. En el caso de interrumpir la suplementación de terneros o novillitos, que han sido alimentados con un nivel de suplemento superior al 1% del peso vivo, se debe planificar la continuidad en un forraje de alta calidad para no diluir la eficiencia ganada con un período de ritmo magro de engorde.
Aunque en la mayoría de los planteos de suplementación se pretende alcanzar un nivel alto de engorde diario, no necesariamente éste es siempre el caso.
La suplementación en proporción inferior al 0,75% del peso vivo resulta en mejoras poco importantes del aumento de peso o de la eficiencia de conversión de dieta a carne, pero permite incrementar la carga animal, balancear la oferta del verdeo o pastura y mejorar el ritmo de engorde de categorías que, de otra manera, por falta de disponibilidad de forraje, irían a restricción.
¿Con qué suplementar?La mayoría de los granos de cereales disponibles en el mercado se usan en suplementación. Aunque todos los granos son oferentes de energía en la forma de almidón, existen diferencias en la composición y la tasa de liberación del mismo en el tracto digestivo del animal.
El almidón de los cereales de invierno (ej. trigo y centeno) es de rápida exposición, solubilidad y fermentación en el rumen.
En cambio, el de cereales de verano (ej. maíz y sorgo) es de fermentación más lenta y una parte del mismo escapa a la fermentación ruminal, fracción que es digerida a nivel de intestino delgado.
El lugar de utilización del almidón permite, dentro de ciertos límites, dirigir el destino de la energía digerida (crecimiento, engorde o producción de leche).
El concentrado fermentado en rumen resulta en ácidos grasos, mientras que su digestión en intestino en azúcares simples (glucosa, fructosa). Cubiertos los requerimientos energéticos del rumen, la suplementación pos-ruminal (almidones pasantes) incrementa la oferta de energía a nivel del tracto posterior.
Con el incremento de la participación del grano en la dieta se reduce su eficiencia de conversión y aumenta el riesgo de trastornos metabólicos. La eficiencia de la fermentación ruminal del grano se incrementa en la medida en que se expone el almidón al licor ruminal.
El procesado en molido o aplastado mejora la digestibilidad de los granos con respecto al ofrecido entero. Algunos granos como los de cereales de invierno (trigo, centeno, cebada y avena) poseen almidón de mayor degradabilidad que los granos de cosecha gruesa (maíz y sorgo) por lo que su procesado no necesita ser tan severo.
Sin embargo, cuando se suplementa sobre pasturas de alta degradabilidad (pasturas de otoño y verdeos de invierno) el proceso fermentativo de ese forraje es rápido y el mejor complemento ocurre con granos molidos.
Sobre verdeos más sazonados o pasturas mixtas en otras épocas del año, el procesado quebrado es generalmente suficiente para alcanzar una buena digestibilidad del grano. Avena, cebada, trigo y centeno podrían ofrecerse enteros.
El grano en Argentina se ofrece como suplemento conservado en seco o en húmedo y procesado: entero (sin procesar), quebrado, aplastado, molido, molido y peleteado. El procesado del grano aumenta su digestibilidad y aprovechamiento.
En términos generales, la reducción del tamaño expone el almidón y aumenta la solubilidad del suplemento, consecuentemente se fermenta con mayor velocidad en el rumen. El tamaño y la cubierta exterior del grano afectan su utilización.
Los granos enteros tamaño pequeño (sorgo, trigo) permanecen menos tiempo en el rumen que los más grandes (maíz) y se digieren menos. De la misma manera, los de cubiertas más duras oponen mayor resistencia a la acción de la microflora ruminal y su digestibilidad es menor.
Se deduce entonces que el procesado de granos pequeños y duros es inevitable. La masticación (rumia) del animal rompe los granos y aumenta su digestibilidad, pero no es suficiente, sobre todo si el grano es complemento de dietas de alta calidad como verdeos de invierno o pasturas de leguminosas muy buenas donde la rumia es escasa y la tasa de pasaje del alimento por el tracto digestivo es alta.
En planteos de suplementación poco controlados, el aplastado de los granos es conveniente por sobre el molido.
Se mejora la digestibilidad del grano comparado con el entero, pero se corren menos riesgos de trastornos digestivos que en el caso de granos molidos.
El grano de maíz es posiblemente el mejor grano para suplementar. Los tipos dentados (Dent) se digieren bien enteros pero su mayor eficiencia de uso se logra ofreciéndolo aplastado.
En el caso de maíces más duros y pequeños el quebrado o aplastado asegura una buena digestión. Por su contenido de almidón de solubilidad lenta en rumen, el maíz es un grano excelente para ofrecer almidón de escape a nivel del tracto inferior y favorecer el consumo energético.
Por su parte, la mayoría de los sorgos requiere del procesado (aplastado, quebrado o molido) para su mejor utilización. El aplastado del sorgo es suficiente para lograr una digestibilidad aceptable del mismo, pero el molido la optimiza.
Al igual que el maíz el sorgo ofrece una buena proporción de almidón de escape a la fermentación ruminal. Numerosas experiencias sobre el potencial del grano de sorgo comparado con el maíz han producido resultados similares.El trigo o el centeno enteros son muy fermentables y la tasa de fermentación mejora también con el procesado.
La rápida liberación del almidón de estos granos hace conveniente una oferta controlada y distribución ordenada del suplemento para prevenir acidosis por empacho.
La alta proporción y elasticidad del gluten del grano de trigo forma una masa algo pastosa durante el masticado y podría conducir a algunos trastornos digestivos, por ello es conveniente mezclar el grano de trigo con otros como el sorgo, maíz o avena.
La cebada y avena son granos vestidos (con glumas) por lo que su aporte de energía es menor comparado con granos desnudos como el maíz, sorgo, trigo o centeno, además de almidón, aportan fibra.
Su almidón es de alta degradabilidad en rumen. Se digieren muy bien enteros, las glumas aumentan el volumen y disminuyen su densidad, se reduce el riesgo de acidosis (empacho).
La estructura vestida aumenta el estímulo de rumia y el quebrado del grano por masticación. Aunque su aprovechamiento puede ser mejorado en alguna medida con el procesado, dicha mejora no es demasiado significativa.
Si se ofrecen cantidades limitadas (inferiores al 0,75% del peso vivo) se sugiere ofrecerlos enteros. Su incorporación en el suplemento aumenta el volumen a ofrecer (a energía constante), permitiendo reducir la velocidad de consumo y prevenir trastornos por sobreconsumo de la mezcla de granos.
Lic Lorena Lobato / NewsAgroArgentina


