Hay una necesidad apremiante para el gobierno de volver a la cordura y salir de sus propios "paradigmas", que, ideológicos o no, están destruyendo este fenómeno de crecimiento con el que la Argentina venía resurgiendo.
Hay una realidad importante que los "pensadores" que asesoran a la Presidenta deberían tener en cuenta: "el país no quiere en su mayoría ser Venezuela o Cuba o experimentos setentistas similares". La gente votó a la Sra. Cristina de Kirchner con la intención que haga crecer al país, no para que nos lleve a un modelo populista y autoritario, con ceguera política y "patoterismo de milicias populares" al margen de la seguridad legal.
El periodista Carlos Pagni lo explica bien en su columna de La Nación de Hoy, cuando dice: "Los sucesos de anteayer aceleraron esta inquietud. La detención, desautorizada por la Justicia, de Alfredo De Angeli; las declaraciones de los Fernández, impermeables al desasosiego que había dominado a la ciudadanía durante horas; la aparición de Kirchner en la Plaza de Mayo, apretujado por fuerzas de choque más que por militantes partidarios, y el intento de disolver con matones un cacerolazo en la vereda de la residencia de Olivos fueron comentados por muchos dirigentes peronistas como un rosario de jugadas irracionales".
Los titulares del día de ayer y de hoy, dan detalles puntuales de cada jefe de "fuerza de choque" del gobierno, listo para "combatir agresivamente" contra la gente que, con cacerolas o sin ellas, expresó su malestar cívico por un conflicto que cualquier "estadista" de la magnitud de Tabaré Vazquez, Lula Da Silva, Alan García, entre otros Latinoaméricamos, hubiera solucionado negociando civilizadamente, en mucho menos tiempo y sin "parar el país" y su crecimiento.
Esperamos con muchas ganas todos los ciudadanos de esta nación, que de una vez por todas el gobierno sepa tranquilizar las aguas, unir nuevamente a los Argentinos, solucione y se aboque a detener la inflación, baje rápidamente el excesivo gasto público, forje relaciones diplomáticas y comerciales con el mundo, en fin, que trabaje en lo que todo "estadista o gobernante" debe hacer, y por lo cual lo votaron, en lugar de pensar que el país "es un campo de batalla setentista" entre facciones "amigas y enemigas".


