Otro de los síntomas de esta crisis puede medirse en el tono inusual de algunas críticas. El gobernador santafesino Hermes Binner, quizá el más parco entre los mandatarios provinciales, auguró ayer que "esta manera de gobernar está llegando a su fin" y propuso "transitar hacia formas más participativas de democracia".
El socialista, que en septiembre pasado desplazó después de 25 años al peronismo de la gobernación, recomendó "dar paso hacia otra forma de Gobierno" como "la democracia parlamentaria de los países europeos".
Según su análisis, en esos países, "un conflicto tiene fusibles" que aquí no existen. "La prueba la tenemos palmariamente con lo que está ocurriendo ahora", argumentó, donde "todo el mundo apunta a una sola persona", dijo en referencia a la Presidenta.
El ex intendente rosarino tuvo una buena relación con la Casa Rosada durante la presidencia de Néstor Kirchner y en el arranque de Cristina. Algunos sectores del oficialismo, incluso soñaban con sumarlo a la Concertación. Pero el conflicto con el campo, lo ubicó en la vereda opuesta: Binner fue de los primeros gobernadores en recibir a la dirigencia agropecuaria al encontrar razonables muchos de sus planteos. Eso le valió la ira del oficialismo. El diputado Carlos Kunkel lo tildó de "gorila" y lo mandó a ocuparse de su provincia.
La semana pasada, Binner mantuvo un frío encuentro con Cristina Kirchner en la Rosada, en el que la Presidenta le recordó el dinero y las obras que la Nación aportó a su provincia en los últimos años y le pasó la factura por su apoyo al reclamo agrario.
Santa Fe es uno de los núcleos más fuerte de la protesta rural. Ayer, una decena de piquetes sobre las rutas, 9, 12, 11, 33, 21, 80, 90 y 34 dificultaban el paso cerca de Rosario, Cañada de Gómez, Carcarañá, Arequito, Casilda y Gálvez, entre otras ciudades.
Binner criticó la modalidad de la protesta: "No estamos de acuerdo con cortar las rutas. Tienen que circular los bienes, personas y alimentos", aseguró en declaraciones radiales. Pero manifestó sentirse "muy preocupado" por esta crisis y rogó que "se solucione lo antes posible".
Aunque lo ve complicado: "No va a ser sencillo porque se ha quebrado la cadena de pagos y se han generado muchas enemistades entre esos eslabones".
"Tenemos banderas argentinas de un lado y del otro, pero esta raya divisoria no es la que necesitamos", apuntó.
Aunque parezca extraño en este contexto, si nada cambia a último momento, Cristina Kirchner estará el viernes próximo en la ciudad de Rosario para el acto por el Día de la Bandera y allí deberá compartir escenario con Binner y con el intendente local, Miguel Lifschitz, otro socialista que en las última horas criticó al Gobierno por no tener "la capacidad suficiente" para resolver un conflicto que se está "acercando al precipicio".
Como adelantó Clarín, el kirchnerismo prepara una movilización masiva, como
una revancha del acto de los ruralistas en ese mismo lugar el 25 de mayo. Pero
cerca de Binner existe preocupación por la "politización" de esa ceremonia
oficial.


