Partio como convenio limitado y podría terminar como pacto comercial en grande. Para eso pinta el Acuerdo de Alcance Parcial (AAP) que Chile e India comenzaron a negociar la semana pasada en Nueva Delhi, cuya sigla podría cambiar por una más conocida para los chilenos: Tratado de Libre Comercio (TLC).
El gobierno planea que en la visita oficial que hará el Presidente Ricardo Lagos a ese país, a mediados de mes, suscriba con el Primer Ministro de India, Manmohan Singh, el inicio de un estudio de factibilidad de un TLC. Al mismo tiempo se establecerá un acuerdo marco de preferencias comerciales.
En un AAP hay una lista acotada de productos cuyos aranceles se reducen; en un TLC el arco negociable se amplía y existen otras ventajas legales y comerciales. En suma, un TLC es más y mejor.
Estudio de factibilidad
La posible ampliación del acuerdo la comentó el jefe de la Dirección de Relaciones Económicas Internacionales (Direcon) de la Cancillería, Carlos Furche, a los integrantes del comité internacional de la Sofofa el pasado viernes.
Ese mismo día terminaba, en la capital india, la primera ronda de negociaciones del AAP. La delegación chilena la encabezó el director de Asuntos Multilaterales de la Direcon, Ricardo Lagos Weber.
"Entre los temas que se tocaron en esas reuniones (de la ronda) estuvo que indios y chilenos propusieron hacer un estudio de factibilidad para un TLC", comentó el gerente de comercio exterior de la Sofofa, Hugo Baierlein.
De acuerdo con Baierlein, el gobierno buscará seguir negociando el AAP de manera simultánea al estudio de factibilidad.
Ventajas arancelarias
En el intercambio de listas de desgravación pensando en el AAP ya hay sectores sensibles. Por ejemplo, una cuarta parte de lo solicitado por India corresponde a textiles, en especial de algodón, lo cual es resistido por los productores chilenos.
"Y de la lista que pedimos nosotros sabemos que hay algunos rubros agrícolas que le molestan a la India, relacionados con frutas", recordó Baierlein.
Todo será parte de las conversaciones, incluyendo la posibilidad de acordar cuotas sin cobro de arancel por algún período.
El intercambio bilateral fue de casi US$ 460 millones en 2004. La mayor parte de los envíos chilenos son materias primas, como cobre, porque los aranceles para bienes más elaborados son muy altos.
Un TLC acabaría con ese escollo y permitiría, además, rebajar el costo de los fletes que se dirigen a la cuenca del Indico.


