Todos los sectores del justicialismo, desde los gobernadores hasta sus legisladores, le reclaman al Gobierno cambios urgentes en el estilo de gestionar y gobernar, sobre todo luego de los sucesivos traspiés oficiales y de la gastroduodenitis aguda de Néstor Kirchner, todo lo cual generó un repliegue visible del Presidente del centro del escenario político.
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Según las más altas fuentes del PJ, Eduardo Duhalde se convirtió en receptor de ese pedido. El ex presidente es optimista. "Está esperanzado en el cambio y quiere acompañarlo; cree mucho en Kirchner", confiaron a LA NACION quienes escuchan a Duhalde.
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En las antípodas está, por caso, el gobernador de Córdoba, José Manuel de la Sota. Enfrentado con la Casa Rosada, es más pesimista, según quienes han conversado con él.
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Gobernadores, legisladores y dirigentes coinciden en que le escucharon decir a Duhalde: "Si Kirchner, como creo, es un dirigente "Fórmula Uno", la necesidad del cambio se siente a flor de piel. Yo creo que va a cambiar hacia una mayor gestión".
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Pese a sus viajes por Europa y Montevideo, por sus funciones de presidente de la comisión de coordinadores permanentes del Mercosur, Duhalde recobró protagonismo merced al mar de fondo en el peronismo.
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Mientras frena a los díscolos del PJ, le envía continuos mensajes a la Casa Rosada por medio de operadores de Kirchner o de contactos con la primera dama, Cristina Fernández de Kirchner, o con el propio Presidente.
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Desde la Casa Rosada trascienden hacia el PJ señales de algunos cambios posibles. No serán perceptibles, ni admitidos, en el corto plazo. Se terminó la etapa de "diferenciación" paradigmática con lo "anterior", la década del 90. Se buscará, ahora, "ajustar la sintonía fina" de cada política.
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Traducido, esto significaría menos anuncios y más gestión. Quizás, incluso, menos viajes semanales.
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En el PJ y en el Gobierno advierten que el traslado de escuelas de la ESMA, que costaría 100 millones de pesos, podría enfriarse. Las prioridades en la gestión pasarán a ser la seguridad, la crisis energética y ciertas obras públicas atrasadas. El escandaloso congreso del PJ, que casi dividió al peronismo; el controvertido acto en la ESMA, que el propio Kirchner calificó de "revulsivo", y la marcha en reclamo de seguridad de 150.000 personas de clase media -a la que Kirchner quería conquistar- preocuparon a la Casa Rosada.
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En medio de ello, se agudizó la crisis energética y se enfrió la relación con Chile por los recortes en el envío de gas. "Si con ello no te da gastroduodenitis es porque no sos humano", dijo a LA NACION un alto funcionario.
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Mensajes que van y vienen
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El ministro de Economía, Roberto Lavagna, y el propio Duhalde le atribuyen en privado a Kirchner falta de previsión por la crisis energética: debió haber antes un plan de inversiones con alza de tarifas, dicen.
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El antecesor de Kirchner había dispuesto en su gestión esos aumentos para aliviarle el costo político al patagónico. Pero los jueces frenaron el decreto. Ahora, Duhalde le ha hecho llegar un mensaje al Gobierno de parte de todo el PJ. "Kirchner tiene que cuidar la máquina. Tomar contacto con la gente cada 15 días le da energía al político. Pero arrojarse a la gente tres veces por semana es agotador", les dijo el ex presidente a figuras de la intimidad del Presidente.
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Tras su dolencia, es posible que esas incursiones se moderen.
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El PJ y Duhalde aconsejan además bajar el nivel de conflictividad con el PJ, la prensa y las Fuerzas Armadas, entre otros frentes abiertos. Ello sería aceptado por Kirchner.
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Entre dirigentes y gobernadores del PJ, según altas fuentes del justicialismo, Duhalde deslizó que Kirchner "vive en tensión y en permanente crispación con sus ministros". En el PJ creen que Kirchner debería morigerar su estilo radial -de reunirse en reserva con cada ministro- y delegar más la gestión.
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Pese a estas inquietudes, Duhalde se ha transformado en el principal apoyo a Kirchner en el PJ y, en cierto modo, en el que más apuesta a su reelección en 2007. Opera para que al Presidente "le vaya bien", en aras, dicen cerca de él, de evitar "más frustraciones". "Es la esperanza que tenemos. ¿Qué líder nos espera después de Kirchner?", interroga.
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Duhalde les ordena a los peronistas que le son fieles responder a las "imprudencias" oficiales con una doble prudencia. Incluso, un motivo egoísta lo mueve: "Yo estoy jugado en favor de Kirchner. Mi propia justificación histórica es que a Kirchner le vaya bien. Yo lo llevé adonde está. Lo que le pase a Kirchner me lo van a imputar a mí en el futuro", señala ante los veleidosos peronistas.
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No quiere cargos políticos ni candidaturas. Se retira, asegura.
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"Y si a Kirchner le va bien, como espero, todo el peronismo apoyará su reelección en 2007, como siempre ha ocurrido. Y si le va mal, crecerá otro candidato entre ustedes; porque mi suerte está atada a Néstor", les señaló a los del PJ en reuniones de análisis.
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En el partido no dejan de sorprenderse por el aprecio que Duhalde siente por Kirchner como político. "Los hombres de gestión [y Kirchner lo es] sabemos dónde nos aprieta el zapato; él advirtió cuáles son sus límites", dicen.
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El caudillo bonaerense reconoce en el patagónico que "es un gran negociador, de primera, el hombre que hace falta hoy en el país".
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Persecuciones
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Según se comenta en el PJ, Eduardo Duhalde está muy molesto por las persecuciones que cree que la Casa Rosada lanza contra dirigentes peronistas enfrentados con Néstor Kirchner, como Carlos Reutemann o José Manuel de la Sota. "Es la manía de atacar al posible competidor, sin que haya debate de ideas", aseguró entre sus partidarios. También está indignado con lo que cree que es una persecución judicial contra Carlos Menem. "El Gobierno no tiene nada que ver. Son los jueces federales que quieren limpiar su imagen y agradarle a la Casa Rosada", dijo Duhalde, al defender al ex presidente riojano, su adversario político