El área que se sembraría con trigo en el corriente año, sería levemente mayor a la utilizada en el ciclo precedente.

Se sembrarían casi 6.210.000 hectáreas este año, un 2% de aumento comparativamente con las 6.085.000 hectáreas utilizadas el año anterior.

Calculando rindes similares a los obtenidos en la cosecha 2003/04, se puede estimar un volumen de producción de 12.814.000 toneladas, cifra 1,5% mayor que la obtenida en la cosecha del 2003/04.

Lógicamente, el clima tendría que ser ideal como para lograr estos rindes, ya que desde el aspecto de la genética de las semillas, los productores argentinos vienen utilizando la que más le conviene, de acuerdo con las diferentes zonas de producción.

A pesar de que existe temor en relación con los posibles rindes que se puedan obtener en los campos con barbechos de soja o cebada, los productores apuestan a sembrar nuevamente trigo, por una cuestión de mercado.

Bien saben que en el momento que quieran vender su cereal, sea en plena cosecha o a mitad de año, siempre encontrarán ávidos compradores, que necesitan lotes, sea para la exportación como para la elaboración de harinas.

Aquellos que hicieron girasol, corren con alguna ventaja, ya que tienen la posibilidad de obtener mejores rindes por hectárea. Y este año, los productores gastarán más dinero para los trabajos culturales, poniendo mayor cantidad de productos a la tierra.

Fertilización

La fertilización (especialmente urea) estará a la orden del día, ya que se dieron cuenta de que esto es fundamental para poder llegar a tener buenos rindes en el trigo. Además, estarán atentos y vigilantes ante la presencia de cualquier plaga, poniendo la cantidad necesaria de “productos” como para poder controlarlas. Recordemos que el trigo es plata en fin de año, como para hacer frente a los gastos de la gruesa que se viene y es la mejor posibilidad de “ahorro” que tiene el hombre de campo. “El trigo te da continua revanacha...” decía con optimismo un productor de Tres Arroyos, sur de Buenos Aires. Y así es como muchos productores esperan comercializar su trigo, hasta después de agosto de cada año, intentando no venderlo en los primeros meses, evitando el aluvión de ventas que generalmente ocurre en la época de plena cosecha. Prefieren vender el girasol –grano difícil de guardar– el maíz y la soja, antes que mal vender el trigo.

En relación con el mercado, los precios del disponible se encuentran firmes (130 dólares por tonelada), a pesar de que el ritmo de las exportaciones no es el habitual. Los productores que comenzaron a realizar la preparación de las tierras ven cómo los precios a futuro se encuentran muy sostenidos.

En el Mercado a Término de Buenos Aires, la posición enero/2005 cotiza alrededor de los 119 dólares por tonelada. De esta forma ya pueden realizar el cálculo de sus costos y así poner un precio a la futura cosecha, garantizándose una utilidad determinada.

El mercado muestra mensajes de posibilidades de sostenimiento, por el lado de la demanda, ya que la recuperación de la producción mundial es muy lenta, donde sobresalen los inconvenientes climáticos de los diversos generadores del cereal en cuestión. Además hay que considerar que las publicitadas intenciones de los brasileños de aumentar su producción de trigo hasta alcanzar el autoabastecimiento, quedan en meras manifestaciones mediáticas. Bien saben los hermanos cariocas que lograr esto es muy costoso y poco viable, por la cantidad de productos –específicamente cal– que deben poner para poder modificar el PH de sus tierras, y así hacer que la siembra de trigo sea factible.

Por eso, Brasil, en los próximos años, continuará siendo nuestro primer y gran comprador de trigo, importando casi el 65% de nuestro saldo exportable anual.

Por Alejandro Ramírez