Los problemas fundamentales que afronta la industria molinera son derivados de la desigualdad que existe en la cadena del IVA; así lo explico a Infobae José Manuel del Carril, director ejecutivo de la Federación Argentina de la Industria Molinera. Es que mientras el pan está exento del pago del Impuesto al Valor Agregado, el trigo paga 19% y la harina, 21 por ciento. Por su parte, algunos molinos tienen una percepción de 5% sobre un impuesto que en definitiva no se recupera porque el panadero está exento. Según explicó Del Carril, esta situación incentiva la elaboración de harina fuera del circuito legal mediante la evasión de impuestos.

De acuerdo con las estimaciones un molino que evade, frente a otro que no lo hace, tiene una ventaja de precios aproximada de 30 por ciento. Este porcentaje se conforma teniendo en cuenta la evasión de 21% de IVA, más 5% de percepción del impuesto, más Ingresos Brutos y por último el Impuesto al Cheque.

Esa diferencia en un producto como la harina hace imposible la competencia entre el que está fuera de la ley y el que está dentro de ella.

Para la federación es demasiado elevado el incentivo a la evasión como para seguir intentando atacar los efectos. Del Carril explicó que ellos plantean que la solución pasa por nivelar la diferenciación en la escala del Impuesto al Valor Agregado y llevar el IVA de la harina a 19 por ciento. Según el director ejecutivo de la federación ello no afectaría la recaudación impositiva porque habría menos evasión. Estiman que en el 2003, el crédito fiscal de la industria molinera fue de entre 650 y 700 millones de pesos. La cifra varía según los niveles de precios a lo largo del año.

La producción

La industria molinera argentina tiene una molienda aproximada de 4.900.000 toneladas de trigo por año. De esa molienda, 10% se destina a exportación quedando para el mercado interno 4.300.000 toneladas que, expresadas en harina, alcanzan los 3.200.000 toneladas. El consumo per cápita se mantiene en el rango de 87 a 92 kg al año.

Respecto de las retenciones a la exportaciones, Del Carril explicó que cuando se aplican se fija 20% tanto para el trigo como para la harina. Esto implica que el producto terminado pague el mismo nivel de retención que la materia prima, lo cual no es lógico. Esta situación ha dificultado las exportaciones de harina elaborada, sobre todo a mercados de ultramar.

El mercado de harina de exportación es para Del Carril, una plaza difícil, porque la Argentina tiene como principal competidor a un mercado subsidiado como es el de la Unión Europea.

El caso contrario lo presentan las premezclas elaboradas sobre la base de harina. Estos productos sí mantienen una interesante cifra de exportación, pero siempre dentro del ámbito del Mercado Común del Sur.