LA PLATA (De nuestra Corresponsalía).- "Si en la provincia de Buenos
Aires hay un sector que históricamente es evasor, ése es el de la industria
cárnica. Por lo tanto, lo vamos a enfrentar con todas las herramientas que
disponemos. Y si eso significa el cierre de las firmas o que los empresarios
terminen presos, así será."
Con esta advertencia, el subsecretario de Ingresos Públicos bonaerense,
Santiago Montoya, explicó ayer a LA NACION la solicitud de quiebra a la
Justicia, por parte de la repartición a su cargo, de cinco frigoríficos que
mantienen una deuda de $ 3,5 millones con la provincia, "por haberse
declarado en rebeldía fiscal, al negarse a abonar lo que corresponde en
concepto del impuesto sobre los ingresos brutos".
Por su parte, fuentes del Ministerio de Economía revelaron que se trata de
importantes establecimientos del sector. En ellos, por ejemplo, se cuenta el
frigorífico Máximo Paz, uno de los más conocidos en esa industria.
Según Montoya, de los aproximadamente 120 frigoríficos que funcionan en
territorio bonaerense, "se detectó un bajísimo nivel de acatamiento a las
normas fiscales vigentes" desde el 1° de enero de 2003, cuando comenzó a
gravarse al sector con el 1% en concepto de ingresos brutos. El funcionario
enfatizó que "bajo ningún punto de vista aceptamos un incumplimiento
masivo, y menos cuando algunos operadores de ese sector llevan adelante
actitudes extorsivas, pretendiendo arrancarnos medidas que los favorezcan".
Reacción negativa
Cuando se puso en marcha el nuevo alcance de la norma tributaria, desde el fisco
bonaerense se dedicaron a informar los alcances de la medida, pero, de acuerdo
con los dichos de Montoya, "dirigentes del sector reaccionaron
negativamente, por lo que intentamos hacerles entender que una administración
tributaria tiene que aplicar la ley, y no dedicarse a discutir si un impuesto
está bien o mal aplicado".
Seguidamente se iniciaron acciones de fiscalización, y luego un pormenorizado
cruce de datos con la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario (Oncca)
permitió establecer que una ínfima minoría de los establecimientos cumplía
con los pagos. En noviembre del año pasado, y ya con un panorama completo sobre
el sector, desde la Subsecretaría de Ingresos Públicos comenzaron a cursarse
las intimaciones correspondientes. No obstante eso, los cinco frigoríficos
sobre los que a partir de ahora existe el pedido de quiebra insistieron en su
actitud de no pagar, además de no presentar declaraciones juradas.
"Cuando llegó un punto en el que las tareas disuasivas demostraron que no
surtían efecto -dijo Montoya-, entonces actuamos en consecuencia, con la ley de
sinceramiento fiscal en la mano." Asimismo, el funcionario anticipó que
hay otros siete frigoríficos que, de no regularizar su situación en los
próximos días, correrían la misma suerte, al tiempo que a unos 60 ya se les
trabaron sus cuentas bancarias, mientras que a una veintena no se les permite la
enajenación de sus bienes. Montoya advirtió que "casi todos cayeron en la
figura de defraudación al fisco, por lo que les cabrían sanciones tan graves
como la denuncia penal contra los propietarios de esas empresas".


