Una investigación minuciosa de costos y oportunidades realizada por tres técnicos de la Estación Experimental Paraná del INTA, Mabel de Rodríguez, Walter Mancuso y Patricia Engler, permite arribar a la conclusión de que el forraje producido en base a pasturas permanentes continúa siendo uno de los recursos de menor costo para el ganado de la zona.
La salida de la convertibilidad y el consecuente aumento en los precios de
los insumos necesarios para implantar pasturas anuales y permanentes, desalentó
su siembra en los últimos años en establecimientos ganaderos de carne y/o
leche en el área de influencia de la EEA Paraná. Esta campaña, con precios de
insumos más estabilizados que a comienzos del 2002 y especialmente una mejor
relación insumo-producto se presenta más favorable para la implantación de
las forrajeras, siempre que las condiciones climáticas lo permitan. En este
sentido, al tomar las decisiones en la planificación forrajera anual, se podrá
observar que el forraje producido en base a pasturas permanentes continúa
siendo uno de los recursos de menor costo para la alimentación del ganado en
nuestra zona.
El costo de implantación de distintos tipos de pasturas sirve de orientación
para la toma de decisiones de productores y técnicos relacionados con la
actividad ganadera de carne o leche.
Se compara el costo de un verdeo de invierno (avena) con el costo de dos tipos
de praderas permanentes: (I) base lotus (Lotus corniculatus), recomendadas para
suelos vertisoles y/o con problemas de drenaje y (II) base alfalfa, para suelos
molisoles. Tanto en el verdeo como en la pastura base alfalfa se analizan dos
alternativas tecnológicas: labranza convencional y siembra directa. En todos
los casos se considera, para el laboreo del suelo y la protección y
mantenimiento del cultivo, el uso de maquinaria propia.
COMPARATIVO. La tecnología considerada es la recomendada por
técnicos del Proyecto Ganadero de la EEA Paraná, con la que se espera obtener
los siguientes rendimientos de materia seca total: avena: 4.000 kg/ha; PP (I)
base lotus: 25.000 kg/ha y PP (II) base alfalfa sin latencia: 40.000 kg/ha
(acumulados en ambas PP. en cuatro años de producción). La mayor proporción
de la superficie de estas praderas y verdeos se destinan a pastoreo directo y se
estima un coeficiente de aprovechamiento del forraje de 0,75 para la avena y de
0,65 para las praderas.
Los precios de maquinarias e insumos en general utilizados para el análisis
fueron suministrados por informantes calificados y comercios de la zona en la
primera quincena de marzo de 2004. En el caso de la carne, se considera el
precio promedio pagado en remates-feria zonales por kg de novillo gordo liviano
($1,93), mientras que para la leche, el promedio pagado por empresas lácteas de
la zona ($0,45/l) a la misma fecha.
Para cubrir el gasto de las labores de implantación y protección en avena se
necesitan $121/ha cuando se realiza labranza convencional y $54/ha para siembra
directa. Para el caso de las praderas, dicho gasto aumenta a $152/ha en
convencional debido a que se incluyen también los gastos de desmalezado,
mientras que disminuye a $48/ha para siembra directa.
INSUMOS. En el rubro insumos se observan diferencias, tanto en avena
como en las dos variantes de praderas, entre las dos alternativas de
implantación evaluadas. En el caso de la avena con labranza convencional los
insumos totalizan $137/ha, en tanto que en la avena con siembra directa ese
total aumenta a $220/ha. Por su parte, según se considere una pradera base
lotus (I) o base alfalfa (II) en labranza convencional, dicho gasto aumenta a
$265 y $355/ha, respectivamente, mientras que la pradera base alfalfa en siembra
directa requiere $389/ha de insumos.
Al considerar el costo operativo total de implantación y protección del verdeo
de avena se observan valores inferiores en siembra convencional, 258 frente a
274$/ha correspondiente a la siembra directa. Pero a la última se le debe
adicionar el beneficio económico indirecto que aporta esta técnica a la
conservación del recurso suelo, al disminuir el efecto del laboreo sobre la
potencialidad de la erosión del mismo; un período oportuno de siembra mucho
más amplio y un menor riesgo de “falta de piso” para el pastoreo.
En el caso de las praderas permanentes, se toman en cuenta la totalidad de los
costos operativos, incluyendo los gastos efectuados durante el año de
implantación (labores de preparación de la cama de siembra, implantación,
protección contra insectos y malezas y un corte de limpieza), así como
también las refertilizaciones, desmalezadas y pulverizaciones efectuadas desde
el segundo año y hasta el fin de su vida útil. Según lo anterior, el costo
total asciende a 537 $/ha para la pradera base lotus y a 664 y 593 $/ha para las
praderas base alfalfa en siembra convencional y directa, respectivamente.
Expresado en producto (carne o leche), dichos costos operativos totales
representan, siempre con uso de maquinaria propia, el equivalente a 279 kg de
novillo/ha en praderas base lotus y a 345 ó 308 kg novillo/ha en praderas de
alfalfa en siembra convencional o directa, respectivamente.
Estos valores son de 134 kg de novillo/ha para el caso de la avena en siembra
convencional y 142 kg de novillo/ha cuando se trata de avena en directa. Para
establecimientos tamberos, dicho costo operativo total oscila entre 1192, 1476 y
1318 litros de leche/ha en las praderas y de 573 y 609 litros de leche/ha en
avena convencional y directa, respectivamente.
VENTAJAS. Cabe aclarar que debido a la duración de las praderas, los
costos anuales expresados tanto en pesos como en kg de novillo o litros de
leche/ha/año, son menores a los del verdeo. Así, se requieren 70, 86 y 77 kg
de novillo/ha /año o bien 298, 369 y 329 litros de leche/ha/año para las tres
alternativas de praderas.
Cuando se relacionan los costos operativos totales con la producción de materia
seca acumulada en las distintas pasturas, resulta evidente la ventaja económica
a favor de las praderas, ya que el costo del kg de materia seca de avena alcanza
los $0,09 tanto en siembra convencional como en directa, mientras que el de las
praderas varía entre 0,03 y 0,02 $.
En la avena con labranza convencional y con siembra directa la mayor incidencia
en el costo directo total está determinado por los insumos (54 y 81,
respectivamente), fundamentalmente relacionado con la incidencia del precio de
la semilla (35 % con LC y 33 % con SD) y de los fertilizantes en el caso de la
alternativa en directa (38%). Sobre dicho costo operativo total, en las
praderas, la mayor incidencia corresponde al rubro insumos —gastos en
semillas, fertilizantes y otros agroquímicos (herbicidas e insecticidas)—
representando 50, 54 y 66% para la pradera base lotus, base alfalfa en siembra
convencional y directa, respectivamente.
Los gastos en semilla son importantes (27, 32 y 36 %) pero también el
mantenimiento de las praderas a lo largo de la vida útil alcanza montos a tener
en cuenta, con porcentajes del 22, 24 y 26 %. El rubro labores alcanza el 28 %
en las praderas base lotus, en tanto que disminuye su incidencia al 23 % en
alfalfas con siembra convencional y sólo 8 % cuando éstas se realizan mediante
siembra directa.
ALTERNATIVAS. Como complemento de este análisis económico, se
consideró valioso analizar cómo evolucionaron los costos de implantación y
protección de las distintas alternativas a través de los últimos tres años.
Los datos se presentan en la Tabla 2, donde se incluyen los costos expresados en
$/ha y en $/kg de materia seca/ha con su actualización a moneda constante (IPIM
base=93, Indec), como también su evolución a valor producto en kg de
novillo/ha y en litros de leche/ha. Asimismo, se comparan los resultados de este
año 2004 respecto del 2002 y 2003 para evaluar el impacto de la variación
porcentual a través de estos años.
Al analizar los resultados de la avena y las praderas con todas sus variantes en
la tabla anterior se concluye que, si bien los costos correspondientes al 2004
con respecto al 2003 en moneda corriente resultan muy superiores (alrededor de
un 60-70%), al comparar el 2004 con los resultados correspondientes al 2002 en
moneda constante, se observa que todos los costos, expresados tanto en $/ha como
en forma relativa en productos, han disminuido. Destacándose la mayor
disminución en los costos expresados en litros de leche/ha (aproximadamente un
50 %), mientras que en kilo de novillo esa disminución es de un 25 %, lo que
denota la ventaja relativa de la lechería frente a la ganadería de carne,
debido a la recuperación del precio de la leche que resultó más que
proporcional con respecto al aumento registrado en los precios de los insumos.


