Mercedes Colombres

Según denunció la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap), las agresiones que un sector del transporte de granos llevó a cabo en la localidad de Azul se están repitiendo en varias localidades de la provincia. "Estamos muy preocupados. Ya hubo casos de ese tipo en Olavarría, Bahía Blanca y varias localidades. Se está afectando seriamente la libertad de comercio de los productores y hasta se amenaza su seguridad", dijo Alberto Frola, presidente de Carbap.

Para Frola, el freno a estos episodios, que son atribuidos a cooperativas que cuentan con la protección del gremialista Hugo Moyano, sólo está en manos de la Justicia. "Si el poder político no pudo parar los bloqueos de Moyano a empresas grandes, no creo que se logre nada en los pueblos. Todo depende de la Justicia", dijo.

Según los datos aportados por Carbap y otros productores afectados por estos incidentes, desde mediados de 2009 hasta la fecha se registraron inconvenientes con transportistas en Azul, Olavarría, Necochea, Bahía Blanca, Rojas, Pergamino y Venado Tuerto.

Marcelo Oteo, presidente de la Cooperativa de Provisión de Transporte de Azul, principal acusada de generar incidentes para monopolizar el transporte en la zona, negó la responsabilidad de la cooperativa. "Nosotros bregamos porque los productores les den trabajo a los transportistas de Azul, pero no tenemos nada que ver con los incidentes. Los productores nos acusan y tienen bronca porque desde que fundamos la cooperativa, en febrero, unificamos la tarifa y mejoramos las condiciones para los transportistas. Antes, los productores les pagaban dos pesos por los viajes", dijo Oteo. "En el conflicto de 2008 apoyamos al sector y decían que el campo éramos todos. Pero ahora nos dan la espalda y hacen estas acusaciones", dijo Oteo a La Nacion.

En Azul crece la preocupación entre los transportistas no afiliados a la cooperativa supuestamente involucrada en los incidentes. "Trabajo desde hace 20 años en Azul y nunca vi algo así. Estas personas, al parecer relacionadas con la cooperativa, no quieren que los transportistas de otros lugares trabajemos en Azul. Y por eso pasó lo del sábado. Por suerte la policía reaccionó rápido y evitó que la cosa pasara a mayores", dijo Jorge Rossini, propietario del camión que fue atacado el sábado, cuyos choferes fueron amenazados de muerte y su carga, volcada.

Aprietes

Otro transportista que trabaja en Azul también fue víctima de los aprietes, unos meses atrás. "A mí y a dos compañeros nos apretaron varias veces por ser de otra localidad y trabajar en Azul. No quieren que carguemos allí. En una ocasión, la policía me tuvo que acompañar hasta la salida del pueblo porque me estaban siguiendo. Y otra vez me quisieron incendiar el acoplado a la noche", relató el transportista, que pidió no ser identificado y que denunció su caso a la Justicia. "Estos aprietes generan un problema muy serio. Conozco a muchos transportistas de localidades vecinas que ni siquiera quieren pasar por Azul, porque tienen miedo a la cooperativa", agregó.

El efecto de los aprietes ya se siente en las negociaciones de las tarifas. "El denominador común es que hoy los fletes no responden a la lógica de una negociación común, como puede ser con un contratista. Se negocia sabiendo que de alguna manera hay que arreglar, porque los transportistas son muy pesados. Y también hay que negociar cuánto cereal se puede transportar por tren y cuánto por camión, porque no nos dejan mandar todo por tren", se sinceró un alto dirigente del sector que trabaja en la zona núcleo y pidió mantener su identidad en reserva.