En un par de horas y de la mano de los primeros datos que llegaban al bunker, el clima cambió abruptamente. La derrota golpeó fuerte en Néstor y Cristina Kirchner, a tal punto que recién admitieron la derrota ya entrada la madrugada y con más del 80 % de las mesas escrutadas. De la cautela inicial a la espera de los votos del conurbano se pasó al pase de factura por el corte de boletas que varios intendentes no pudieron, o no quisieron, evitar. Para colmo, Kirchner recibió otro mazazo con la derrota en Santa Cruz.
El piso 19 del Hotel Intercontinental, donde se instalaron Néstor y Cristina Kirchner, se transformó en una fortaleza. Alrededor de las 20, el matrimonio presidencial llegó al bunker. A esa altura aún estaban en calma y con una dosis de buen humor. Se encerraron en la habitación y siguieron el desarrollo del escrutinio a través de los plasmas que trasmitían todos los canales de noticias.
Minutos más tarde el gobernador Daniel Scioli y su esposa Karina Rabolini, quienes aguardaban desde más temprano en una pieza ubicada un piso más abajo, se sumaron al matrimonio K. Durante casi una hora estuvieron sólo los cuatro, mientras el secretario General de la Presidencia, Oscar Parrilli, les acercaba planillas con resultados, ya que en la habitación que ocupaban los Kirchner no había computadoras.
Un rato antes y cuando habían transcurrido apenas 10 minutos del cierre del escrutinio, el secretario de Medios, Enrique Albistur y el vicejefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, fueron hasta el subsuelo en el que se montó el centro de prensa y aventuraron un triunfo por “unos seis puntos”.
Al rato ese optimismo se fue diluyendo. Pasadas las 21 el jefe de Gabinete, Sergio Massa, se sumó al cónclave del piso 19. Kirchner seguía encerrado y no se asomaba siquiera al pasillo. Así siguió durante toda la jornada.
En el piso 18, en tanto, estaban el líder de la CGT, Hugo Moyano, los integrantes de la lista bonaerense y el gabinete de Scioli. En cambio el piso 17 se lo dividieron entre los candidatos porteños y el resto del gabinete nacional. Estaban Lino Barañao (Ciencia y Tecnología), Juan Carlos Tedesco (Educación), Carlos Fernández (Economía), Carlos Tomada (Trabajo) y Debora Giorgi (Producción). A ellos Kirchner no quiso recibir cuando cerca de las 23 intentaron llegar hasta su habitación.
Los últimos en llegar y acceder a la habitación presidencial fueron Florencio Randazzo, quien estuvo durante las primeras horas en la Casa de Gobierno, y Julio De Vido.
A esa altura, la derrota ya era un hecho y los principales voceros K comenzaron a reconocer que la tendencia era “irreversible”. Scioli bajó hasta el piso 18 para hablar con su gabinete. Massa era uno de los más cuestionados por el flaco resultado logrado en Tigre, mientras empezaban a llegar algunos intendentes del conurbano. Quien se sumó al cerrado grupo que estaba junto a la Presidenta y el candidato a diputado nacional fue el vicegobernador, Alberto Balestrini, otros de los que no cosechó en La Matanza los votos que el matrimonio esperaba para dar el batacazo. Un colaborador K que se encontraba en el pasillo contó que se escuchó las recriminaciones de Kirchner contra los intendentes, por “el alto nivel de corte de boleta” en el conurbano.


