El reclamo de afuera hacia los exportadores argentinos es muchas veces: "Con vos no hago negocios porque no entregás", graficó Chiesa.

Durante una exposición que brindó en la jornada organizada por el Ateneo de Confederaciones Rurales Argentinas, Chiesa recordó queel "ganadero argentino siempre estuvo abierto a la exportación".

"La situación de Argentina es inexplicable porque los negocios se generan en el exterior donde la carne es el commodity que menos cayó", dijo a Noticias Argentinas.

Durante la charla que brindó a un nutrido público compuesto en su mayoría por jóvenes, también aseguró que "el desencuentro tanto entre el sector público y privado como dentro mismo de la cadena (cárnica) se viene incrementando desde el 2005. El resultado está a la vista: alarmante liquidación de vientres, disminución del peso de faena y disminución paulatina del stock", dijo.

"El desafío para el 2009 es encontrar el camino de diálogo para que emerjan las soluciones que esperan más de dos millones de trabajadores argentinos que dependen de la producción de la cadena de ganados y carnes", añadió.

Como un modo de incentivar la actividad exportadora, el IPCVA elaboró un proyecto para instalar una "playa de frío" en algún puerto español que podría ser Valencia a fin de que la carne argentina espere allí su destino comercial europeo.

En tanto, una investigación de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), presentada esta semana, arrojó datos preocupantes sobre la situación de la ganadería y la producción de carne. "El país perdió en estos últimos tres años por la mala política ganadera un total de $14.536 millones", sostiene.

Para llegar a esa cifra se sumó el valor promedio de las hembras que se faenaron desde 2006 -proceso que se conoce como liquidación de vientres o descapitalización-, la no reposición de las madres de rechazo (las que culminaron su ciclo productivo) y la cantidad de terneros que, en consecuencia, se dejaron de producir desde entonces.

"La cantidad de terneros que dejó de producir el país desde 2006 es de 4.171.416 cabezas. Si evaluamos la pérdida de carne por no tener estos terneros, el país perdió de producir -a 180 kg de carne que me hubieran producido si lo engordábamos- 750.854.880 kilogramos de carne, que a 200 gramos por habitante hubieran alcanzado para alimentar a otras 10.285.683 de personas durante un año", sostienen.

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