De las muchas medidas que el Gobierno acordó con el campo ya se implementó la mayoría. Pero hay una que seguro no podrá cumplir: la "apertura ordenada" de las exportaciones de trigo. No se trata, esta vez, de falta de voluntad. Lo que falta es el trigo. Tanto, que varios analistas estiman que ya no se puede embarcar un kilo más, a menos que se quiera correr el riesgo de tener que importar el cereal para asegurar el consumo doméstico. En un año electoral, difícilmente el kirchnerismo acepte esa postal.

La cosecha triguera fue paupérrima, la peor en 27 años. La Secretaría de Agricultura la ubicó en 8,3 millones de toneladas, y hay pronósticos peores. Lo cierto es que de un año a otro cayó a la mitad. Como el consumo interno demanda unas 6 millones, quedaron poco más de 2 millones como saldo exportable. Y según los expertos, ese remanente ya se habría extinguido.

Nadie sabe muy bien cuánto trigo se exportó ni cuánto trigo queda, porque la ONCCA dejó de publicar esos datos desde octubre. Pero el organismo reconoce haber habilitado en el primer bimestre embarques por 1,8 millones de toneladas. Semanas atrás, por caso, abrió la canilla para 520.000 toneladas del cereal, rápidamente tomadas por las exportadoras y embarcadas hacia puertos lejanos.

En el contexto de la reanudación de las negociaciones con el campo, uno de los anuncios del Gobierno fue que se concretará "la apertura ordenada del registro de exportación", luego de tres años de cierres recurrentes en los que los precios del cereal pagados al productor pagaron la consecuencia. Se estima que desde 2007 los chacareros resignaron en promedio hasta 50 dólares por tonelada de trigo, que fueron a parar a otros eslabones de la cadena comercial. Esa intervención y la sequía fueron las causantes de la debacle productiva. La explicación es que, con dicho descuento, la retención "real" era mucho más alta que el 23% vigente.

La promesa de abrir las exportaciones forma parte de una serie de medidas destinadas a levantar el precio del trigo (oficialmente se acepta que deberían cobrarse más de 500 pesos por tonelada, pero en los últimos años el mercado pagó $ 400). Las demás ya se aplicaron, pero la reapertura no. Todo lo contrario, en la ONCCA rechazan pedidos de embarque, con el argumento de que corre peligro "la matriz de seguridad alimentaria". Es toda una confesión.

La nueva siembra de trigo comienza en un par de meses. Todos los informes son negativos y hablan de una cosecha que puede ser todavía menor. Por eso la Bolsa de Rosario sugirió directamente eliminar las retenciones. "Es la única esperanza para el trigo", sostuvieron. La Mesa de Enlace hizo suyo también ese reclamo.

"Ahora prometen abrir la exportación. Pero si se vende afuera un kilo más, en setiembre va a faltar trigo en el país", advirtió un molinero. "La realidad es que no hay margen para exportar", confirmó un analista del mercado.