De los cánticos de la concurrencia se desprende que se otorgó a la Comisión de Enlace una carta de confianza para sentarse a dialogar con la ministra de la Producción, Débora Giorgi, el martes próximo.
También fue ostensible el sentimiento de rechazo hacia las políticas oficiales. El presidente de la Comisión Intercooperativa Agropecuaria (Coninagro), Carlos Garetto, le respondió a la Presidenta: "No somos egoístas ni antisolidarios". Para Garetto, el campo es, en cambio, "el motor de la economía". La Presidenta había acusado a los ruralistas de pensar sólo en el negocio agropecuario cuando había miles de argentinos sumidos en la pobreza.
Sobre la Presidenta, Garetto dijo que "si abriera un poco los oídos y los ojos y cerrara más la boca, nos iría mucho mejor". No obstante, pidió el regreso al diálogo y al consenso. Si no, vaticinó, el conflicto estará "a la vuelta de la esquina".
Por su parte, Biolcati, que fue aplaudido a pesar de las reuniones secretas que mantuvo con el ministro de Planificación, Julio De Vido, dijo que los ruralistas no aceptarán "condicionamientos ni exclusión de temas [retenciones]". Una rotunda ovación avaló esa puntualización.
En el tramo más duro de su discurso, Biolcati sostuvo que "muchos políticos parecen no recordar algunos Mandamientos. No levantar falso testimonio ni mentir, no codiciar los bienes ajenos, no robar y no matar, porque esta política está matando a la economía nacional y no podemos seguir tolerándolo". Fue uno de los tramos más duros de su discurso.
En ese contexto, el presidente de La Rural invitó a los dirigentes agrarios a participar en la actividad pública: "Debemos ocupar espacios en la política y no dejarlos en manos de los marginales


