Todo indica que los encuestadores de tendencias de opinión pública tienen un verano con trabajo abundante porque no solamente los Kirchner se dicen interesados en conocer las preferencias de los electores.

Sin embargo, resultaría un grave error no advertir que la clave es la percepción de la coyuntura y el futuro de la economía, y cómo impacta en la realidad de cada elector.

En general, cuando la situación es positiva, ganan los oficialismos.

Y cuando esto no ocurre, y las críticas coinciden con los reclamos de la población, ganan los opositores. No hay misterio al respecto.

Por eso resulta tan importante la advertencia de Marisa Álvarez en el diario El Día. Por lo demás, es anecdótico pero divertido observar las peripecias del oficialismo para no perder en 2009, y de la oposición para demostrar que existe.

Daniel Miguez en Página/12

"(...) Según las cuentas que se hacen en Olivos, esperan ganar con comodidad en la provincia de Buenos Aires. A las otras dos provincias que le siguen en importancia, Córdoba y Santa Fe, el oficialismo no las da por perdidas ni mucho menos, aunque no se sabe con qué dosis de realismo y con cuánto de entusiasmo.

- La candidatura de Kirchner en la provincia de Buenos Aires. El jefe del PJ sigue analizando esa posibilidad, aunque recién tomará una definición cuando el panorama esté más claro. (...) Si a algún otro candidato del oficialismo le va a muy bien (por ejemplo, al jefe de Gabinete, Sergio Massa, que es quien mejor mide después de Kirchner) y alcanza para sacar una diferencia holgada, el ex presidente se excluiría. Si su figura es necesaria para un triunfo rotundo, Kirchner se pondría al tope de la lista. ¿Pero en qué lista? Para ir de candidato a senador, tendría que forzar la renuncia de Eric Calcagno y se la dejaría servida en bandeja a quienes acusan al Gobierno de poco apego a los usos republicanos. Si encabeza la lista a diputados, se le cerraría la posibilidad de abrir colectoras de sectores filokirchneristas que desconfían del PJ tanto como los peronistas desconfían de ellos. La transversalidad tardía, en cambio, podría colgar sus candidatos a diputados y concejales de la lista de Kirchner senador.

- Las alianzas en la Capital Federal. Es el tema de mayor debate interno en el kirchnerismo porteño, como informó Página/12 el lunes pasado. Hay sectores que quieren la mayor apertura posible, incluyendo a Aníbal Ibarra y Jorge Telerman, por ejemplo, ya que sostienen que sólo uniendo a todo el progresismo se puede terciar en la pelea de dos peso pesados como Gabriela Michetti y Elisa Carrió. Pero hay otros, entre ellos el propio Kirchner, que no estarían dispuestos a perdonar lo que consideran una mala jugada de Ibarra al abrirse en pleno conflicto con las cámaras agropecuarias.

- Fichas a Lole en Santa Fe. En el Gobierno se aferran a que en 2007 Cristina Fernández de Kirchner ganó las presidenciales en esta provincia, aunque perdió la gobernación a manos de Hermes Binner. Creen, además, que el reciente posicionamiento de Carlos Reutemann para las presidenciales de 2011 pueden atraerle votos extras en su candidatura a senador. Y, más allá de las convicciones, muestran las encuestas. La última que maneja el Gobierno indica que por ahora el ex gobernador aventaja a su probable rival, Rubén Giustiniani, por un 49 por ciento contra el 21. También confían en la creciente figura del presidente del bloque en Diputados, Agustín Rossi, que encabezará la lista de diputados. (...)

- Doble vía en Córdoba. Al revés que en Santa Fe, en 2007 el oficialismo perdió allí las presidenciales (se impuso Roberto Lavagna) y ganó la gobernación en un ajustado y polémico final entre Juan Schiaretti y Luis Juez (que era apoyado por Alberto Fernández). Juez ahora se pasó a la oposición, pero su delfín y sucesor como intendente de la capital provincial, Daniel Giacomino, es contabilizado por el kirchnerismo como un aliado. De todas maneras, es imposible reunir a las dos expresiones (Schiaretti y Giacomino) en una misma boleta, por lo que cada uno probará suerte por separado. (...)

- La crisis. Es el elemento extrapartidario que va a jugar fuerte en la campaña. En la destreza que muestre el Gobierno para enfrentarla recaerá buena parte de sus chances electorales. En Olivos sostienen que la Presidenta está muy bien posicionada entre las clases bajas y medias bajas y que está repuntando de a poquito entre la clase media, que le había quitado en gran número su apoyo durante el conflicto con las cámaras agropecuarias. (...)".


Marisa Álvarez en el diario El Día, de la ciudad de La Plata

"Apenas despuntado el nuevo año, la cuestión de los recursos con que contará el Estado bonaerense para encarar este ejercicio se está instalando otra vez con la fuerza de las preocupaciones dominantes. Y de su mano, resurgió el planteo por la distribución de los fondos impositivos nacionales; un tema que, para quienes siguen de cerca la problemática estructural del financiamiento de la Provincia, constituyó una de las mayores decepciones del año que pasó. La Provincia tiene determinado en su Presupuesto 2009 un rojo de $7.800 millones, pese a que ese cálculo no prevé aumentos salariales.

La "injusticia" del esquema de coparticipación federal de impuestos figura en los primeros lugares de los grandes problemas crónicos de la Provincia. (...)

Para no cansar con números y decirlo muy resumidamente, si se trata de población y de necesidades estructurales, la provincia de Buenos Aires representa entre el 35% y el 40% del total del país, y si se trata de aportes a la actividad económica y a los ingresos, también; pero en el reparto de la torta de fondos su porción ronda apenas el 20%.

(...) En ese contexto, el impulso que le dio el ex presidente Néstor Kirchner al tema, planteando primero ante dirigentes bonaerenses y luego en público que la Provincia "debe recuperar los puntos perdidos" de coparticipación, reavivó el reclamo, que públicamente estaba adormecido -en forma reservada, hubo gestiones todo el año para mejorar la participación en el impuesto a las Ganancias-, y generó expectativas. (...)

Sin embargo, cuando llegó la hora de la verdad, el Ejecutivo nacional envió el proyecto de prórroga del impuesto al cheque con los mismos porcentajes de distribución; y ningún diputado ni senador del oficialismo bonaerense planteó una reforma en beneficio de su provincia, es decir, de sus representados. No se supo, tampoco, que el Ejecutivo provincial hubiera reclamado que "sus" legisladores pidieran cambios en la iniciativa de la Casa Rosada.

El año en que se reinstaló el reclamo bonaerense por la coparticipación terminó, así -aunque una reforma al impuesto al cheque no alcanzaría para cambiarle la vida a la Provincia-, con la decepción de ver que se dejó pasar, sin chistar, una oportunidad en la que se podría haber demostrado al menos que no es meramente declarativa la voluntad de cambiar esa realidad.

En la semana que pasó, sorprendió, sin embargo, el gobierno provincial con una reinstalación del reclamo, a cargo del ministro de Justicia, Ricardo Casal, calificando de "injusto" el reparto de fondos nacionales. Curiosamente, volvió a apuntar al impuesto al cheque, cuando hace apenas unas pocas semanas que se desperdició esa oportunidad. (...)".

Eugenio Paillet en La Nueva Provincia, de Bahía Blanca

"(...)  Lo cierto es que Reutemann logró, con su lanzamiento de hace una semana, generar todo el revuelo político que seguramente quiso provocar. No se puede aducir inocencia en sus movimientos. Nada es casual en la política y aquellas palabras suyas no fueron dichas en rueda informal de amigos en su campo de Llambí Campbell, sino en un programa de televisión con repercusión provincial y nacional asegurada. Reutemann no es un novato como para no mensurar la importancia que tendría el hecho de aceptar que ahora podría presentarse como candidato.

(...) Kirchner, más allá de aquellos sentimientos encontrados cuando repasó los pro y contra de apoyar a Reutemann, igual mandó a su tropa a enarbolar un discurso positivo hacia esa eventual postulación. No fue menor que se anotaran Sergio Massa y Aníbal Fernández, verdaderos capos a la hora de exaltar o tumbar figuras a través de los medios, según las órdenes que reciben desde más arriba, para entregar elogios. El propio Kirchner, en Florencio Varela, lo calificó de "buen compañero", lo que no es poco, viniendo de un hombre que construyó su poder a golpe de palo y lengua filosa ante quien pudiera interponerse en su camino.

Daniel Scioli, que desde adentro del oficialismo sería el gran perjudicado por el lanzamiento de Reutemann, ya que obturaría su propia carrera como piloto de aquel "aterrizaje suave" del matrimonio de Olivos que imagina para 2011, mandó laudos y beneplácitos.

Del otro cordón del peronismo, Felipe Solá hizo y dijo lo que podía esperarse, frente a la incipiente candidatura: despotricó contra un supuesto entendimiento entre Kirchner y Reutemann y reclamó al santafesino que, antes de lanzarse al ruedo, definiera si lo haría con la camiseta de la Casa Rosada o desde un peronismo opositor. Una chicana esperable del bonaerense, que ha ido modelando su figura y su futuro en estos tiempos, precisamente, a partir de considerarse (o pretender que la sociedad lo considere) como la salida no kirchnerista en 2011.

(...) El propio Reutemann se encargó de aclararlo en un mensaje con varios destinatarios con nombre y apellido, cuando reclamó que no lo encasillen con perfiles ajenos: "No soy menemista ni duhaldista ni kirchnerista; tengo perfil propio", avisó.

(...) El resultado de esas elecciones de medio tiempo dejará en claro quiénes emergerán de las urnas con condiciones de presidenciables y quiénes quedarán en el camino. Lo ha dicho el propio Reutemann: "El resultado de octubre va a definir muchas cosas, pero, por sobre todo, quiénes serán los que podrán aspirar a una candidatura y quiénes no".

O, como bien dijo Duhalde: "Octubre de 2009 es a la política lo que las pruebas de clasificación a la F1: ahí se sabe quién larga y quién se queda en los boxes. Para ganar, primero hay que clasificar".

Al margen de esos enjuagues, el ex presidente se ha sentado, en los últimos días, a mirar un panorama electoral de cara a octubre que le trazaron sus colaboradores. Y lo que vio, de ser absolutamente fieles las confidencias obtenidas, no le gustó. Dicen esos números y análisis que el kirchnerismo tendrá enormes dificultades para triunfar en Santa Fe, justamente por las razones apuntadas de un socialismo fuerte, al amparo de la figura de Binner. Puede no alcanzar, incluso, la candidatura de Reutemann, que el ex piloto, por lo demás, ni siquiera tiene decidida, porque si algo no puede admitir para mantener intactas sus aspiraciones presidenciales es perder en su territorio (...).

En Mendoza, sólo un vuelco fundamental en la gestión de un gobernador gris como Celso Jaque podría evitar que Julio Cobos haga pata ancha en su tierra, con candidatos propios de su naciente Confederación Federal.

Una derrota por cifras contundentes en la Capital Federal es, a estas alturas, un dato considerado irreversible hasta por los más recalcitrantes habitantes de las carpas patagónicas.

Y hay pronósticos reservados para los resultados en Entre Ríos, Corrientes y Catamarca.

La madre de todas las batallas sigue siendo la provincia de Buenos Aires. Todas aquellas elucubraciones y punteos sobre el resto del mapa electoral del país se caerían como castillo de naipes si el kirchnerismo no logra una victoria por cifras contundentes en el primer distrito electoral argentino. Kirchner sabe que, en épocas de vacas flacas, como las que corren, su suerte está echada a lo que ocurra en territorio bonaerense.

Por eso, en Olivos y en la Casa Rosada, no dan nada por sentado ni por cerrado. Desde relanzar la candidatura del propio Kirchner, hasta obligar a Sergio Massa, que persiste en su negativa y en su amenaza de volverse a Tigre, a asumir esa responsabilidad. Hay quienes desmienten al jefe de gabinete y aseguran que ahora ha empezado a coquetear con la posibilidad a futuro que le daría un triunfo suyo en la Provincia, en las legislativas de octubre. (...)".