El modelo económico que promueven los Kirchner, basado en una carga impositiva elevada y permanente sobre el consumo para mantener un gasto público elevado, provoca una puja distributiva difícil de sostener porque es inflacionario y recesivo en estas circunstancias. Los Kirchner se niegan a que el Estado ceda participación sobre el precio de las naftas (acumula 70%) y, entonces, han decidido que los consumidores sufran las consecuencias.

El Gobierno, expendedores y petroleras se reunirán el lunes 29/12 para resolver, a costa del bolsillo de los consumidores, la crisis de rentabilidad en el expendio de combustibles, que pasaría por un posible aumento de $0,10 en el precio de las naftas desde el 1ro. de enero de 2009 a favor de los expendedores, para evitar un paro de estacioneros.

El impuesto que percibe el Estado sobre la transferencia de combustibles no es coparticipado y apunta, al igual que los derechos de exportación, a sostener el gasto desmesurado de la Administración central.

Es cierto que cuando el precio internacional subió, el Estado provocó que los consumidores no recibieran el impacto pleno, obligando a las petroleras a subsidiar el precio doméstico. Pero ahora que el precio internacional bajó, los consumidores no gozan de beneficio alguno.

En cualquiera de los 2 escenarios, el Estado siguió percibiendo su elevada participación sobre el precio final.

En cuanto a la reunión del lunes 29/12, habrá problemas de todas maneras porque los expendedores, que reciben una participación del 8% sobre el precio final de venta al público, reclaman el 15%.

El titular de la Asociación de Estaciones de Servicio Independientes (AESI), Manuel García, advirtió que el negocio es "inviable" en las condiciones actuales y reclamó elevar al 15% la participación de los expendedores.

Así, el gobierno debería duplicar el aumento proyectado de $0,10 a $0,20, para alcanzar la bonificación que reclama el sector empresario.

García informó que el lunes a las 9:00, en el Ministerio de Planificación Federal, se realizará una reunión entre representantes de los expendedores, las compañías Esso, Shell, Repsol-YPF y Petrobras, y de la Federación de Obreros y Empleados de Garajes y Estaciones de Servicio (FOESGRA).

Luego habrá otro encuentro, en horas de la tarde, entre los dirigentes que integran la Coordinadora de repesentantes gremiales y cámaras empresarias para analizar la respuesta del Gobierno Nacional.

El titular de AESI aclaró que "ni el gremio, ni el sector empresario está impulsando un aumento del precio para solucionar el conflicto".

"Creemos que del componente impositivo de la venta de combustibles y de la rentabilidad que tienen las compañías petroleras, pueden salir los fondos y la solución al conflicto, sin necesidad de aumentar el precio", dijo García.

Recordó que "hasta ahora el gobierno no ha ofrecido más que promesas y ha bicicleteado una solución a este problema que ya ha provocado el cierre de más de tres mil estaciones de servicio".

Los $0,10 implican un aumento del 3% en el caso de la nafta y del 4% en el precio por litro de gasoil, que serían para que los expendedores paguen el aumento salarial del 15% que reclama el gremio. ¿Y los otros incrementos de costos que deben afrontar los expendedores? Es el tema en discusión.

Con el aumento de $0,10, el precio promedio de la nafta super, que es de $2,68 el litro, pasará a costar $2,78, y la rentabilidad del expendedor, que es del 8% pasaría a casi del 10%.

Pero ese margen no se les soluciona el problema de la rentabilidad de las estaciones de servicio, que llevó al cierre a miles de expendedores en los últimos 5 "exitosos" años de los Kirchner.