Una vez más, la fragmentación, el personalismo y la búsqueda de coincidencias que podrían no trascender las ambiciones y urgencias electorales aparecen como los rasgos más salientes del mapa político que se empieza a delinear con miras no sólo a las elecciones de 2009, sino también de 2011.

Sobre el tablero, las piezas se multiplican casi tan rápido como los acuerdos, los acercamientos, las conversaciones y las posibles alianzas. En medio de este aparente desorden, los analistas coinciden en varios puntos, pero se apuran a aclarar que casi nada hay tan volátil como la realidad política argentina y, más aún, cuando de pensar en elecciones se trata.

Según el diagnóstico de especialistas consultados por lanacion.com, mientras que el kirchnerismo aparece debilitado, aunque siempre con posibilidades para recuperarse, las chances de la oposición penden de la voluntad y capacidad de sus líderes de superar la ceguera de las aspiraciones personales para conformar un polo lo suficientemente amplio como para hacer frente al Gobierno.

En este contexto, sobresalen Elisa Carrió, Julio Cobos, Mauricio Macri, Felipe Solá y Hermes Binner, del lado de los presidenciables, y Néstor Kirchner y Eduardo Duhalde como los grandes armadores de la estrategia de juego.

"Si la oposición vuelve a presentarse dividida, va a volver a ganar el oficialismo. Hasta ahora, veo fortalecerse a dos polos, uno de centroderecha y otro centro progresista. Aunque la hipótesis de máxima es que podrían juntarse para ir contra el Gobierno, veo más probable y coherente que sólo termine prosperando un frente entre el radicalismo, la Coalición Cívica y el socialismo", evaluó Eduardo Fidanza, director de Poliarquía.

Añadió que las condiciones no están "lo suficientemente maduras" como para que Macri se sume a este polo opositor. "Creo que [el jefe de gobierno porteño] tiene más afinidades con el PJ disidente. Las diferencias con Carrió son el límite mayor", precisó. No obstante, advirtió que las diferencias insalvables, no sólo en el caso del macrismo y la CC, "aparecen cuando hay que sentarse a decidir candidaturas".

Para el sociólogo Ricardo Sidicaro acuerdos como el que hace poco más de una semana sellaron la líder de la Coalición Cívica y Gerardo Morales son posibles por la "precariedad" que adjudicó al sistema de partidos. "Son alianzas surgidas de aspiraciones personalistas, acuerdos no de partido, sino de figuras".

Sidicaro insistió con lo que consideró el problema "de fondo". "Cuando hay partidos, las compatibilidades políticas son fáciles de prever. Cuando se juega mucho en torno a personalidades o a cómo aprovechar una coyuntura imaginada como favorable, se generan todo tipo de movimientos y se achican las posibilidades de prever algún panorama con algo de certeza".

Manuel Mora y Araujo fue tajante. "El problema con este tipo de alianzas es que son uniones entre dirigentes en las que todos quieren seguir siendo protagonistas. Si alguien es capaz de unir a Carrió, Macri, Cobos y el socialismo en el mismo proyecto, el Gobierno va a estar en problemas. Pero por el momento no veo voluntad real de avanzar en ese sentido. Estamos ante un conjunto de decisiones personalistas que no aportan a configurar una alternativa de poder real", resumió.

La figura de Cobos. El futuro de Cobos genera incógnitas. Sidicaro arriesgó que el vicepresidente y Carrió "pueden encontrarse en las raíces de su pasado [radical] común y dejar entre paréntesis las diferencias actuales", pero advirtió, una vez más atento a la "volatilidad" del escenario político nacional, que "cualquier combinación es posible".

Fidanza y Mora y Araujo coincidieron en que el ex gobernador mendocino terminará reconciliándose con la UCR, aunque sin dejar el Gobierno. "Va a tener que ensayar una vuelta sui generis, porque no va a renunciar a la vicepresidencia. Va a jugar por afuera, apoyando candidatos y armando estrategias pero sin aparecer públicamente", graficó Fidanza.

Para Mora y Araujo, "lo más probable es que vuelva a la UCR sin renunciar" y aclaró: "No va a ser de cualquier manera. Recostado en su imagen positiva va a exigir un papel prominente".

Solá, que esta semana estrenó bloque propio en Diputados tras meses de enojo inocultable con la Casa Rosada, tendrá que concentrar los esfuerzos en el sistema de alianzas que construya a su alrededor.

"El solo no tiene entidad política suficiente para pelear en una elección. Ni siquiera tiene imagen positiva muy relevante. Su vínculo con Duhalde va a ser clave, porque puede ser fundamental, pero también puede convertirse en un flanco fácilmente atacable para el kirchnerismo", opinó Fidanza.

El analista advirtió que el ex gobernador bonaerense tendrá que manejar con cuidado el vínculo con Duhalde. "En términos de imagen, tenerlo cerca no es conveniente. Si quiere aparecer ante el electorado como referente del nuevo peronismo, mostrarse en público con Duhalde le va a jugar en contra", señaló.

Mora y Araujo coincidió en que el ex presidente "resta más que sumar", siempre hablando en función del impacto en la imagen, pero no dudó de que será "uno de los grandes artífices de las movidas estratégicas".

En el mismo sentido, Sidicaro ejemplificó: "Si el PJ disidente intentara sumar a Macri, el puente sería Duhalde, sin duda. Es evidente que se desgastó y que muchos lo identifican como el máximo referente de la vieja política, pero a la vez tiene la imagen de un hombre de orden por su gestión en 2002. De cualquier manera, va a tener un rol importante en el armado de lo que haga el PJ disidente. Su capacidad para ampliar alianzas está intacta".

Para Fidanza, Duhalde no sólo "va a ser el gran armador en las sombras", sino que su grado de influencia en el panorama electoral "será el reflejo más fiel de las dificultades de Kirchner". "Lo que le da vida a Duhalde son los errores de Kirchner", remató.

Kirchner, según los analistas, ocupará la otra plaza disponible para los "operadores en el detrás de escena", más allá de las especulaciones sobre una posible candidatura.

"Por ahora es un globo de ensayo, pero lo cierto es que Kirchner es de las pocas figuras alternativas que tiene el Gobierno. De todas maneras, [presentarse] sería un gesto de debilidad. Dejaría en evidencia que no tienen a quién más recurrir", planteó Fidanza.

Sidicaro coincidió en que una jugada semejante sería arriesgada. "No puede dejar de pensar en 2011 y la relación costo beneficio de presentarse en 2009 podría ser negativa", indicó.

También Mora y Araujo desaconsejó la movida. "Creo que no le conviene. Va a terminar encasillado en un distrito que no es el suyo y podría disminuir su capacidad de maniobra como presidente del PJ", alertó.

Presidenciables. La lista de presidenciables se vuelve casi obvia. Kirchner, Carrió, Cobos, Macri y Solá ocupan los primeros puestos. Sidicaro se animó a ampliarla algo más. En su nómina también hay espacio para Hermes Binner, Roberto Lavagna y Carlos Reutemann.

Así explicó la inclusión del socialista. "A diferencia del resto es producto de un partido fuerte y tiene una trayectoria de 30 años. Empezó gobernando una gran ciudad [Rosario] y después una provincia importante. Además, cuenta con legisladores que le responden y ha tenido intervenciones acertadas en conflictos nacionales". El socialista no escapa al desafío que le espera al resto: su éxito dependerá, en buena medida, de su cintura para articular alianzas.