Ha sido hasta ahora una exposición de las más atípicas que se recuerden. Como nunca, en la 122° Exposición de Ganadería, Agricultura e Industria Internacional de Palermo se habla de política y la política habla del campo, pese a que el Gobierno no convocó al sector a un nuevo diálogo tras la derogación de las retenciones móviles.
El agro parece estar en el centro del mundo. La seguidilla de legisladores y funcionarios provinciales que en los últimos días han desfilado por la muestra da cuenta del nuevo fenómeno que significa el sector ante la sociedad. La población urbana, masiva visitante a la exposición palermitana, también volvió a sumar su apoyo.
Mientras tanto, en la muestra la genética ganadera se luce con todo su potencial y el moderno portencial tecnológico volcado en la maquinaria agrícola, entre otros sectores rurales representados, hace lo mismo.
Igual, el campo sigue reclamando soluciones urgentes a otros problemas que todavía no han sido atendidos por el Gobierno en profundidad. El mercado de ganados y carnes, la lechería y las economías regionales, entre otras actividades, esperan señales para proyectarse a un horizonte de crecimiento, y eso es, precisamente, lo que criadores, cabañeros y dirigentes rurales manifiestan en Palermo.
Hasta las vacas ya casi hablan de política y muchos políticos parecen haber aprendido un curso rápido sobre vacas. Después de la "victoria" en la larga batalla por las retenciones móviles, el campo es como nunca una vidriera política, y la Exposición Rural de Palermo es la mejor puesta en escena de ello. El desfile de dirigentes que pasan por la muestra no significa otra cosa que una nueva ponderación para el agro, justamente desde la política, un ámbito que no le daba mayor trascendencia que la económica al sector.
Todos los dirigentes del sector lo saben, y Luciano Miguens, presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), lo recordó el miércoles pasado durante el remate de la raza Brangus. "Después de esto -señaló en alusión al conflicto- hay otra consideración", subrayó. Ahora, la expectativa está puesta en los próximos pasos del Gobierno, que debería iniciar una nueva etapa de diálogo por diversos temas pendientes de solución.
Como siempre, la ganadería es el corazón de Palermo y figura en la agenda como otro de esos reclamos urgentes. La coincidencia de productores y cabañeros aquí es unánime: la ganadería se merece una oportunidad. La limitación de las exportaciones (550.000 toneladas), la falta de estímulos a la producción (clavada en 3 millones de t) y a los mismos criadores (hoy tienen precios que dieron vuelta la histórica relación invernada/novillo gordo) no han sido las señales más adecuadas del gobierno nacional. LA NACION conversó en la Rural con dirigentes de Angus, Hereford, Brangus y Braford, las cuatro razas de carne más importantes del país, para tener una radiografía actual del sector y qué políticas se requieren. "Aquí no se está viendo a la ganadería como un gran negocio para la Argentina. Hay que sentarse a armar un plan. Uno puede sembrar soja mañana y maíz en la otra campaña, pero en ganadería para seleccionar se necesitan tres años como mínimo ", dijo Alfredo Gusmán, presidente de la Asociación Argentina de Angus.
A Gusmán le preocupa la situación del pequeño criador, el eslabón que pone en marcha la "fábrica" de carne. "Hay un precio muy bajo y el pequeño productor se está achicando. Por eso, tenemos que hacer políticas para el pequeño criador, con incentivos para la retención de vientres, mejora genética y compra de reproductores", comentó. Agustín Arroyo, director ejecutivo de Angus, añadió: "Para funcionar, cualquier plan ganadero debe ser rentable". Dicho en otras palabras, la producción necesita un buen precio de su producto para poder aspirar al crecimiento.
"Cuando se intenta regular tanto, siempre se perjudica a algunos sectores", apuntó Martín Scala, director ejecutivo de la Asociación Argentina de Brangus. "El mundo necesita cada vez más alimentos y nosotros los podemos ofrecer porque tenemos las condiciones", agregó Eduardo Llorente, presidente de la Asociación Braford Argentina.
Expectativas
Juan Bullo, director ejecutivo de la Asociación Argentina Criadores de Hereford, raza que en 2008 está cumpliendo 150, habla de que en la ganadería hay "una cierta esperanza" de que el rumbo cambie. Pero para ello recalca que hacen falta políticas nacionales. "Tiene que haber una política que contemple exportar y mantener el mercado interno. Y no hay dudas de que si se dejara librado el precio habría mucho interés por la actividad", subrayó.
Pese al momento de inflexión en la ganadería, Arroyo muestra datos de una encuesta realizada en la página de Internet de Angus. Allí, sobre más de 250 participantes, que tenían que dar cuenta de sus planes para 2008, sólo el 0,66% dijo que piensa abandonar totalmente la ganadería, contra un 15,79% que proyecta hacer más agricultura y menos ganadería y otro 83,55% que estima mantener o aumentar la ganadería.
Con todo, desde Angus afirman que las señales tienen que llegar rápido para evitar males mayores. "Hay un panorama de disminución (de stock)", recuerda Gusmán. Según datos del INTA, entre 1994 y 2007 el rodeo nacional pasó de 51,5 a 55,8 millones de cabezas. No es un gran salto con un población que crece. Un trabajo de Aacrea precisa, además, que en los últimos seis años la cantidad de hembras faenadas aumentó un 79%, mientras el número de terneros se mantuvo constante.
Por Fernando Bertello
De la Redacción de LA NACION


