La crisis política del gobierno de Cristina Kirchner originada tras el fracaso de las retenciones a la exportación de granos en el Senado, el jueves último, alcanzó ayer su pico de tensión cuando renunció el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, y la Presidenta designó como sucesor a Sergio Massa, hasta ayer intendente de Tigre.

Massa pidió licencia como jefe comunal y asumirá hoy, a las 18, en la Casa Rosada. Se propuso reactivar el diálogo con gobernadores, legisladores, con el PJ y con la prensa. Su estilo es de no confrontación.

Según pudo saber LA NACION, los cambios de gabinete no terminarían en Fernández. El próximo en irse sería el controvertido secretario de Comercio, Guillermo Moreno. Sólo la Presidenta decidirá la oportunidad.

Varios funcionarios identificados con Fernández podrían ser removidos como represalia contra el ex ministro, que participa del proyecto kirchnerista desde 1996.

La relación de Fernández con los Kirchner quedó deteriorada. Y ayer empeoró más. La Presidenta y su esposo, el ex presidente y jefe del PJ, Néstor Kirchner, se enfurecieron con Fernández por la oportunidad y el modo en que renunció.

En Olivos descontaban su alejamiento por agotamiento físico y político. Además, Fernández cuestionaba aspectos de la gestión. Pero Cristina Kirchner postergaba el cambio hasta recomponer la imagen del Gobierno luego de la crisis rural.

La renuncia intempestiva dejó a la jefa de Estado menos margen político para relanzar a su gestión.

La debilidad del Gobierno es extrema: se fracturó su coalición, sus bloques parlamentarios, el PJ, y todos los gobernadores peronistas reclaman cambios de nombres, estilos y políticas oficiales. Kirchner perdió el control de la caja y también popularidad, con los cuales disciplinaba a gobernadores e intendentes.

En tanto, ayer asumió Carlos Cheppi como secretario de Agricultura en reemplazo de Javier De Urquiza.

Crisis agravada
El portazo de Fernández agravó la crisis y cayó muy mal en Olivos porque hizo trascender por la prensa su dimisión a las 9, antes de comunicársela a la Presidenta por teléfono, a las 10.30.

Además, dejó trascender sus objeciones a políticas que siempre defendió: el tren bala, la intervención en el Indec, el manejo de la crisis con el campo, los actos masivos convocados por Kirchner y el activismo callejero de los líderes piqueteros oficialistas como Luis D Elía (FTV), Edgardo Depetri (Frente Transversal) y Emilio Pérsico (Movimiento Evita).

"Cristina y Néstor están muy enojados. Alberto no estuvo leal", dijo a LA NACION un miembro del entorno presidencial. Los allegados a Fernández indicaron a este diario que aquél buscó ayudar a "oxigenar" el gabinete para facilitar otras renuncias que mejoren la imagen oficial.

Entre ellas destacaban la del ministro de Planificación, Julio De Vido, la del secretario de Transporte, Ricardo Jaime, y la de Moreno. De Vido tendría asegurada su continuidad; Jaime, en principio, también. En Planificación celebraron la renuncia del rival político de De Vido.

La remoción de Moreno estaría decidida, pero aún no se le encontró reemplazante. Además, el Gobierno no quiere ceder a las presiones de la oposición y de Fernández, ahora caído en desgracia.

Podrían alejarse también el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, y el secretario de Medios, Enrique Albistur. Parrilli lo negó: "Por ahora no hay más cambios, ni enroques, ni renuncias. La decisión es de la Presidenta. La renuncia de Alberto fue consensuada. Aquí no pasó nada". En rigor, se vivió un inocultable nerviosismo. Los funcionarios "albertistas" que serían forzados a irse son Héctor Capacciolli, superintendente de Seguros de Salud; Claudio Moroni, titular de la AFIP, y Julio Vitobello, de la Sigen.

En tanto, Massa intentó cambiar el clima de tensión. "La Presidenta me pidió que haya más diálogo", dijo en sus primeras declaraciones. Era parte de las condiciones que puso el ex titular de la Anses para aceptar el cargo.

El gran interrogante que surgió en la Casa Rosada consiste en si tendrá margen para esa apertura o si será condicionado por Kirchner. Massa había sido sondeado por el ex presidente hace dos meses para reemplazar a Fernández. El viernes último por la noche Massa tuvo en Olivos una larga charla con la Presidenta sobre los inminentes cambios.