El peronismo se plantó. Quiere terminar con la era de la movilización permanente. De diferentes maneras, gobernadores, intendentes del conurbano y legisladores se lo dejaron claro a los Kirchner en los últimos cinco días.
"Hay que volver a la normalidad. Más gestión y menos filosofía. La única manera de ganar las elecciones de 2009 es gobernando y no peleándose con todo el mundo", resumió uno de los dirigentes que el viernes pasado visitó en Olivos a la presidenta Cristina Kirchner. Segunda lectura: al peronismo ya le preocupa la batalla electoral del año próximo.
El mayor esfuerzo tiene que ver con serenar a Néstor Kirchner, quien, según uno de sus allegados, aún se considera "traicionado" por el vicepresidente Julio Cobos, contra quien promete venganza.
El líder del Partido Justicialista (PJ) viajó a Santa Cruz el fin de semana y eso permitió que la dirigencia se relajara un poco después de cuatro meses de nervios y mucha tensión. "Dejaron de sonar los celulares. Fue una sensación única", bromeó ayer uno de los integrantes del partido.
Antes del voto "no positivo" de Cobos en el Senado, varios dirigentes del PJ habían revelado que Kirchner pensaba dejar a un lado su protagonismo en la política nacional para permitir el crecimiento de la figura de Cristina Kirchner.
La hipótesis no contaba con el "efecto Cobos". La furia que envolvió al presidente del PJ en la madrugada del jueves pasado, tras la votación, amagó con modificar aquella previsión. Sólo cuando notó que chocaba contra un peronismo harto de tanta movilización y enfrentamiento, Kirchner reconsideró la posibilidad de encabezar una nueva manifestación "en defensa del gobierno nacional y popular", como le gusta definir los cinco años y pico de administración kirchnerista.
Según fuentes del PJ, hasta el ultrakirchnerista Carlos Kunkel frenó al ex presidente cuando éste le insinuó seguir con la política de tensión.
"No, basta. Esas locuras las hacía cuando era chico, pero ahora hay que cortarla y dedicarse a gestionar", le habría dicho Kunkel durante una conversación a los gritos.
El viernes, en Olivos, fue el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Fellner, quien expresó la postura de la mayoría peronista: dijo a la Presidenta que la dirigencia partidaria acompañaría la gestión "hacia adelante". El mensaje pretendió marcarle al Gobierno la necesidad de gestionar sin entrar en nuevos conflictos.
El vocero
Los gobernadores oficialistas, que mantienen un contacto permanente entre ellos desde la madrugada del jueves, encontraron en Daniel Scioli un vocero de sus intereses. El mandatario bonaerense se ocupó de reclamar públicamente "autocrítica" y "aceptación de la derrota". En otro momento, ese tipo de posturas le valieron a Scioli el castigo del ultrakirchnerismo.
Esta vez, nadie se atrevió a cuestionarlo. "Dijo lo que pensamos todos", explicó a LA NACION un dirigente del PJ. "Todos" son la masa de legisladores oficialistas -desde los senadores José Pampuro y Daniel Filmus hasta los diputados Carlos Kunkel y Jorge Landau- y los gobernadores peronistas más cercanos, desde el chaqueño Jorge Capitanich hasta el correntino Arturo Colombi.
Así como los senadores, los diputados y los gobernadores, los intendentes del conurbano también expusieron ante Kirchner su rechazo a la movilización permanente. "No dan más. Necesitan bajar las revoluciones y ponerse a gestionar de una vez. Hace cuatro meses que se la pasan de acto en acto", reconoció uno de los peronistas con función en el partido y en el Congreso.
Desde que explotó el conflicto con el agro, el jefe partidario les pidió llenar dos Plazas de Mayo, una plaza del Congreso, la cancha de Almagro y Parque Norte. A muchos también los llevó a decenas de actos en el conurbano y el interior. "Es demasiado", reconocieron. Encima, Eduardo Duhalde endulza al peronismo disidente y amenaza con robarles porciones del codiciado aparato bonaerense.
Desde todos los sectores del peronismo reclamaron, en los últimos cinco días, menos tensión y más gobierno. Los Kirchner escucharon. La incógnita es cómo reaccionarán.
Por José Ignacio Lladós
De la Redacción de LA NACION


