CHIVILCOY.- Un destacamento completo de la Gendarmería, con 250 efectivos. Un cordón de la Policía Antidisturbios. Más de 50 efectivos de la policía bonaerense. Dos helicópteros. Cinco kilómetros de la ruta 5 cortados. Y todo para inaugurar una fábrica de autopartes y otra de quesos.
El absurdo que vivieron ayer, aquí, la presidenta Cristina Kirchner, el gobernador Daniel Scioli, el ministro Florencio Randazzo (Interior) y los secretarios Héctor Icazuriaga (Inteligencia) y Fernando Fraguío (Industria) bien vale como símbolo de los estados de ánimo en el interior bonaerense.
Anteayer lo sufrió Scioli en Olavarría, donde lo recibieron con huevazos. Ayer, a punto estuvo de padecer algo así la Presidenta. Son los reflejos del conflicto con el campo.
Ante una consulta de LA NACION, el gobernador bonaerense admitió sentirse "preocupado" por la situación, Cristina Kirchner pidió que "nadie levante la mano contra un vecino por un puñado más de dólares" y los gendarmes revelaron que la movilización de fuerzas hacia el interior provincial no resultaba "normal".
Concretamente, aquí unos 400 ruralistas pretendieron llegar hasta el predio en el que Cristina Kirchner inauguró la quesera El Gauchito y la autopartista GKN, con el objetivo de manifestar su descontento por las retenciones móviles. En defensa del Gobierno se movilizaron La Cámpora, el MUP y piqueteros de Luis D Elía. Habrán sido unos 500.
Ambos bandos estuvieron a segundos de trenzarse en una batalla campal. Hubo empujones, algún manotazo y amenazas varias hasta que irrumpieron conjuntamente la Gendarmería y la policía provincial, que los separaron. No hubo represión ni agitación de ninguna facción. Ante la presencia de las fuerzas de seguridad, el enfrentamiento quedó en insultos. El MUP luego denunciaría en un comunicado que los militantes kirchneristas habían sido amenazados "con armas de fuego y miguelitos", algo que la policía desmintió.
Cristina Kirchner, advertida del grado de conflictividad que podría azuzar a la delegación presidencial en Chivilcoy, trajo en su helicóptero a casi todos los funcionarios de primera línea que la acompañaron. Scioli llegó en otro, de modo que, con los de la Gendarmería y la bonaerense, hubo cuatro helicópteros en el polo industrial chivilcoyano.
Piquete improvisado
Las fuerzas de seguridad cortaron desde la mañana la ruta 5, a la altura de la intersección con la ruta 30, a 5 kilómetros del polo industrial, para evitar que avanzaran los ruralistas, molestos con el Gobierno desde la imposición de la resolución que fija las retenciones móviles.
Embroncados por la imposibilidad de manifestarse ante la Presidenta, los chacareros resolvieron retomar una protesta que parecía en standby: organizaron un piquete sobre la ruta 5.
Lo sufrió el secretario Fraguío, a quien dejaron pasar porque lo exigió la Gendarmería. También lo padeció LA NACION. Los ruralistas obligaron a los cronistas a mostrar credenciales en medio de una situación tensa.
Alrededor de las 16, cuando llegó la Presidenta, el control en la ruta se relajó y los chacareros avanzaron hasta el polo industrial. En la puerta se toparon con los militantes kirchneristas. Adentro, apartada del ruido de las manifestaciones, la Presidenta pidió a la sociedad que "no se enfrente con los vecinos y con los amigos por unos dólares". Tenía directa relación con el conflicto en el interior bonaerense. Todos estaban alertados.
Cristina Kirchner exigió también "coraje" a la clase política para "cumplir con el mandato de los votos". Repitió así la presión de su marido, Néstor Kirchner, a los diputados y senadores que no quieren aprobar la resolución 125 tal como la diseñó la Casa Rosada.
Pero el tema de ayer, aquí, además de las fábricas, fue la conflictividad alrededor de los actos kirchneristas en el interior. "Yo no voy a reprimir ni voy a dejar de recorrer mi provincia por estos hechos. La gente tiene que desenmascarar a los que generan violencia", afirmó Scioli a LA NACION. "A veces los animales parecen tener mayor razonabilidad que algunos humanos", agregó la Presidenta.
Ocho carros de la Gendarmería y cinco patrulleros de la policía provincial custodiaron la salida. Los ruralistas ya se habían ido porque, según repitieron desde el mediodía, estaban "en contra de generar violencia".
Por José Ignacio Lladós
Enviado especial


