El gobierno de Cristina Kirchner sufre una creciente dificultad para conseguir votos en el Congreso. Desde la residencia de Olivos, Néstor Kirchner monitorea a los diputados díscolos para obtener el número necesario para ratificar por ley las retenciones móviles que desataron el conflicto con el campo que lleva más de 100 días.
Según confiaron a LA NACION altas fuentes oficiales, Kirchner tomó el teléfono para llamar a varios diputados del Frente para la Victoria (FV) reacios a convalidar la resolución 125 sin antes reducir las alícuotas. Se estima que hay unos 40 diputados oficialistas que se oponen a aprobar sin cambios el proyecto del Gobierno (de lo que se informa por separado).
Pero Kirchner no quiere rebajar ese impuesto en el Congreso. Sí aceptará leyes alternativas y complementarias para mejorar el acceso a reintegros, compensaciones y subsidios para pequeños productores.
Esa flexibilidad no conforma al campo, que continuaría así el conflicto. Pero Kirchner lo considera suficiente para que los diputados justifiquen su ratificación a la resolución 125. Con esa presión, Kirchner busca neutralizar la presión de los productores que coparon el Congreso por dentro y por fuera -con carpas de ambos bandos- para convencer a los diputados oficialistas.
"Kirchner quiere que se debata todo en comisión y ganar la votación en el recinto, sin bajar retenciones. Quiere sacarle al campo el argumento de que se votó a libro cerrado y sin respetar la democracia", dicen en Balcarce 50. Si el campo objeta esa sanción, será acusado de "antidemocrático".
Derrota política
El ex presidente considera que aceptar rebajas en las alícuotas sería una derrota política del Gobierno. Por ello, telefoneó a sus diputados y delegó otras llamadas en sus ministros. "Así se ejerce la democracia. Los votos en el Congreso se cuentan de a uno", confirmó a LA NACION, con ironía, un funcionario cercano a la Presidenta.
En la Casa Rosada confirmaron que Kirchner estuvo a punto de convocar a los diputados oficialistas a la sede del PJ para disciplinarlos, pero hubiera sido una señal contraproducente: hubiera demostrado la injerencia del ex presidente en la votación. Y se podría haber leído como una muestra de debilidad en los números.
Otros dos operadores de Kirchner son el jefe del Gabinete, Alberto Fernández, y el ministro del Interior, Florencio Randazzo. También el secretario legal y técnico, Carlos Zannini, y el ministro del Justicia, Aníbal Fernández, se reunieron anteanoche con legisladores reacios. No encontraron soluciones, por ahora, a esta rebelión.
Una preocupación mayor es el bloque bonaerense. En la Casa Rosada cuentan 9 legisladores díscolos: Felipe Solá, Mabel Müller, Graciela Camaño y Dante Camaño, entre otros. También Luis Barrionuevo, de Catamarca. Todos hablan con el ex presidente Eduardo Duhalde.
En los últimos días, Randazzo llamó a Barrionuevo y lo sondeó "de parte de Kirchner". Barrionuevo le anticipó que votaría en contra de la ratificación de las retenciones móviles. El diálogo fue cortante y seco. Otro desvelo en Olivos es el radicalismo K. Liderados por Daniel Katz, se levantaron contra el Gobierno. El ex presidente les encomendó a intendentes amigos, como el de San Isidro, Gustavo Posse, radical K, que trate de "ordenarlos".
El titular de la Cámara de Diputados, Eduardo Fellner, y el jefe del bloque de FpV, Agustín Rossi, no logran aún alinear al rebaño. El llamado de Kirchner tiene otro peso. "Es difícil decirle «no» al jefe o a un ministro que llama de su parte", dicen en Balcarce 50. La renuncia Roberto Urquía a la jefatura de la Comisión de Presupuesto del Senado va en ese sentido.
El senador de Córdoba no congenia con la suba de retenciones porque es uno de los mayores productores de aceites de soja y los votantes de su provincia lo observan más que a nadie.
Otros legisladores están presionados por los productores de sus provincias y por la amenaza de un destierro político durante los tres años que le restan al mandato de Cristina Kirchner. Sacar los pies del plato puede merecer un castigo muy largo en el tiempo.
Por Mariano Obarrio
De la Redacción de LA NACION
Mañana, nuevo acto kirchnerista
Las organizaciones sociales K preparan para mañana, a las 15, otra demostración de fuerza callejera "en favor de las retenciones móviles y la redistribución de la riqueza". Monitoreada por el Secretario General de la Presidencia, Oscar Parrilli, una veintena de grupos promete una "movilización masiva" frente al Congreso. "Marchamos para marcarle la cancha al campo", anunció uno de los piqueteros del sector. Allí estarán la mayoría de los grupos que tienen carpas instaladas: el Frente Transversal, el Movimiento Evita, La Cámpora y Compromiso K. Se les sumarán Libres del Sur y Barrios de Pie


