Néstor Kirchner esperó hasta el final del día para atrapar el interés de todos los medios, no permitió que el líder de la protesta agraria Alfredo De Angeli se llevara consigo toda la atención de la jornada después de haber sido reprimido y detenido por efectivos de la Gendarmería Nacional, puesto a disposición de la Justicia y finalmente dejado en libertad.

A las 21:41 Kirchner llegó al centro de la Plaza de Mayo gracias a un pelotón de militantes del gremio de los Camioneros que le abrieron paso entre la multitud. Una vez allí dijo: “Perón soy yo”. La euforia de Kirchner sólo duró 22 minutos, lo suficiente para atrapar todos los flashes fotográficos y pasar frente a los camarógrafos que estaban transmitiendo en vivo lo que el PJ denominó como una “manifestación popular en defensa de la democracia y en apoyo del Gobierno”.

La maniobra que se tejió durante toda la tarde en la Quinta de Olivos no consiguió borrar las imágenes y sonido del día: De Angeli había sido liberado después de tronar las ruidosas cacerolas que se escucharon en diferentes barrios porteños y luego de que miles de personas se volcaran, en el interior del país, a las rutas para pedir su liberación.