El Fondo Monetario Internacional (FMI), dijo el martes que una caída abrupta del dólar podría tener como consecuencia una marcada suba de las tasas de interés de los Estados Unidos y generar una corrida en los mercados internacionales de bonos.


En una declaración —que en el resto de los aspectos era optimista— sobre las perspectivas de los mercados financieros, el FMI se refirió en particular a la amenaza de una nueva campaña terrorista de Al Qaeda y a la dólar-dependencia derivada de las compras récord de moneda norteamericana por parte los bancos centrales de Asia.






Riesgo país


Si los inversores extranjeros pierden interés en los activos estadounidenses, se intensificará la presión para que el dólar baje, lo que impulsará un aumento en los rendimientos de los bonos, dijo el FMI en su informe bianual sobre la estabilidad internacional.


El riesgo-país de los Estados Unidos podría subir: "Ante cualquier señal de que ese riesgo se materialice, los inversores extranjeros podrían exigir un sobreprecio por riesgo en los activos en dólares, haciendo trepar los rendimientos de los bonos y causando más volatilidad de la que esperan actualmente los mercados", dice el informe.


La perspectiva favorable para los mercados también podría peligrar si los inversores dieran curso a sus miedos de que se produzcan más ataques como el que el 11 de marzo castigó la estación terminal de Atocha en Madrid, matando a casi doscientas personas.


"Queda claro que si se repiten incidentes en las líneas ferroviarias madrileñas, o atentados aun más dañinos, esto impactaría en la economía real porque afectaría la confianza de los consumidores", dijo Gerd Hausler, el director del FMI para mercados internacionales de capital.


La solución es una "reducción ordenada" del déficit de cuenta corriente de los EE.UU., actualmente en un nivel record de 500.000 millones de dólares por año, dijo el Fondo Monetario. Y apeló a que las corporaciones realicen un "esfuerzo robusto y sostenido" para que las economías líderes del mundo reduzcan sus desequilibrios internacionales.


Pese a su preocupación por la marcha del dólar y el terrorismo, el FMI dijo que los mercados gozan actualmente de una situación privilegiada que ha permitido a las instituciones financieras reconstruir nuevamente saldos abultados.






Tasas de interés


La actividad económica retornó pero la inflación permaneció controlada, lo que tuvo como resultado tasas de interés bajas.


Si bien los inversores se han acostumbrado a las tasas bajas, el Fondo Monetario advirtió que una venta masiva de dólares provocaría un repunte en el rendimiento de los bonos, porque los inversores que tomaron préstamos de corto plazo a tasas bajas para comprar instrumentos de deuda de mayor plazo y mayor rendimiento, podrían verse en problemas.


El FMI trazó un paralelo con la última gran conmoción de los mercados internacionales de bonos, en 1994, cuando los inversores fueron tomados por sorpresa por la velocidad con la que la Reserva Federal de los Estados Unidos elevó los costos del crédito. La liquidación de bonos resultante fue exacerbada por la posición expuesta de los inversores que habían tomado créditos en los EE.UU. para reinvertir en deuda europea de mayor rendimiento.






Volatilidad


Los inversores ya tuvieron una muestra del tipo de volatilidad que puede aquejar a los mercados de bonos, después de la difsuión de índices de desempleo sorprendentemente altos en los Estados Unidos hace diez días. Las tasas de interés de largo plazo crecieron casi un cuarto de punto, ya que los peradores apostaron a que las tasas de interés estadounidenses iban a aumentar antes de lo esperado.


Según el FMI, los riesgos de una conmoción se podrían acentuar dada la denominada "conducta de rebaño", por la cual un inversor compra un activo de riesgo del que no sabe demasiado pero que tuvo un buen desempeño el año anterior. Eso puede conducir a que ciertas clases de activos chicos e ilíquidos se sobrevalúen.


El terrorismo sigue siendo un factor de riesgo para los mercados financieros, dijo la agencia. Si los mercados empiezan a creer en la probabilidad de múltiples ataques terroristas, podrían perder su interés por el riesgo y ello provocaría una caída en los mercados internacionales