Puede suministrarse como heno de planta entera, rollos húmedos empaquetados o embolsados, silaje de planta entera o rollos o fardos del rastrojo de cosecha.

La cuantificación de las necesidades alimenticias de los animales es una de las claves para la planificación del tambo porque permite asegurar la sostenibilidad del sistema. Estas necesidades son particularmente importantes durante el otoño-invierno porque es un período que involucra a las reservas forrajeras que debieron haber sido confeccionadas durante el verano.
Así lo señala un trabajo de los técnicos del INTA Rafaela, Luis Romero y Eduardo Comerón, en donde, además, se señala que “aun cuando es siempre recomendable prever un 15 % más del forraje necesario, proveniente de cultivos específicos o excedentes de pastura para cubrir la demanda alimenticia, pueden presentarse condiciones climáticas demasiado adversas que afecten fuertemente los rendimientos y la calidad”. Así, la escasez de precipitaciones del primer trimestre de 2004 afectó fuertemente los rendimientos de los cultivos forrajeros anuales y también los correspondientes a los cultivos de soja para cosecha, “aunque con una variabilidad importante”.
En el caso de que se confirme un déficit importante del forraje conservado que impida elaborar una dieta más o menos equilibrada en cantidad de materia seca a consumir y de fibra a aportar, existen una serie de alternativas.
La experiencia desarrollada en el grupo de Producción Forrajera del INTA Rafaela, en este sentido, indica que el cultivo de soja puede ser una alternativa alimenticia para integrar las dietas de los rumiantes, ya sea como: heno de planta entera, rollos húmedos empaquetados o embolsados, silaje de planta entera o rollos o fardos del rastrojo de cosecha.

HENO DE PLANTA ENTERA. Si se toma la decisión de conservar la soja como heno, se presenta el inconveniente de la diferente tasa de secado entre el tallo y las hojas. En consecuencia, el acondicionado mecánico del forraje sería una alternativa aconsejable para mejorar este aspecto. Se debería evitar rastrillar el material cortado ya que cuando las hojas de la soja están secas se desmenuzan muy fácilmente, reduciendo el rendimiento y el valor del alimento. Por otro lado, los tallos, además de tener un secado más lento, son leñosos y tienen un bajo valor nutritivo. Si se rastrillan las gavillas para lograr un secado más parejo, las hojas se pueden desmenuzar y se caen, dejando solamente tallos y chauchas (si es que éstas se encuentran en una cantidad considerable)
Los productores que deseen hacer heno de soja y pretendan evitar los problemas de manejo que se presentan durante el secado, tienen dos opciones para poder lograr un buen producto:
a) Dejar la gavilla sin mover mientras el forraje se seca lentamente, hasta que esté listo para henificar. Esta es la mejor opción si las condiciones climáticas son favorables.
b) Rastrillar el forraje antes de que las hojas de la parte superior de la soja se hayan secado demasiado (apenas marchitas). Esta puede ser la única opción si es necesario rastrillar para reunir dos o más gavillas para un enrollado o empaquetado satisfactorio.
La calidad que puede esperarse es muy variable, de baja a media, en función del desarrollo y estado de los cultivos (cantidad y estado de las hojas, cantidad de vainas y granos).
Para lograr un mejor aprovechamiento de este alimento, los técnicos rafaelinos sugieren molerlo, ya que en el caso de los rollos el material está muy compacto y por lo tanto se le dificulta a los animales su extracción directa.

SILAJE O HENOLAJE DE LA PLANTA ENTERA. La conservación del material húmedo evitaría los problemas de pérdida de calidad como consecuencia de la caída de las hojas, pero tiene la dificultad de que como la soja tiene alto contenido de proteína y baja concentración de azúcares es más difícil de lograr una buena fermentación.
En estas circunstancias, se pueden elegir dos sistemas de almacenamiento en función de la disponibilidad de maquinaria y del volumen de forraje del cultivo: a) rollos húmedos (empaquetados individualmente o embolsados); b) silaje picado (embolsado o en silos convencionales).
Para ambos sistemas, el corte se debe realizar en el estado de R5–R7 o cuando las primeras hojas empiezan a tomar un color amarillo. La humedad de almacenaje recomendada está entre 60 y 70 % (lo cual se logra mediante un premarchitado en cortes tempranos, o con el avance de la madurez del cultivo) Puede ser recomendable agregar un inoculante para favorecer una mejor conservación del material.
Como siempre, debe efectuarse un buen compactado del material para eliminar el aire, lo que cobra aún mas importancia cuando el sistema de almacenaje son los rollos húmedos. Además, en este caso, se debe trabajar con un material no muy oreado (alrededor de 35 % de materia seca) para evitar que los tallos rompan el plástico o la bolsa. La calidad que se puede obtener con un silaje de soja bien conservado es buena.

Rollos de rastrojo de cosecha. La alternativa de efectuar el heno del rastrojo proveniente de la cosecha de soja puede ser interesante cuando el productor posee forrajes conservados de buena calidad pero con bajos rendimientos de los cultivos. Se debe tener en cuenta, son embargo, que la calidad de este recurso es muy baja.
Para una mayor eficiencia en la utilización de este alimento se recomienda ofrecerlo molido y mezclarlo con algún concentrado o subproducto.
A todas estas opciones, teniendo en cuenta los precios en vigencia, puede agregarse la venta de soja cosechada para la posterior adquisición de maíz o sorgo. De esta manera, se podría abaratar la ración o, en el caso de que los forrajes conservados sean de baja calidad, aumentar el nivel de suplementación para corregir la dieta ofrecida a los animales.

Buen valor nutritivo

Los estudios de la EEA Rafaela del INTA indican que la soja, en estado vegetativo e inicio de la floración, puede brindar una alta disponibilidad de forraje de muy buen valor nutritivo, comparativo al de una pastura de alfalfa. Para producción de leche, en uno de los ensayos, en este mismo estado del cultivo, se obtuvieron 3,2 litros/vaca/día más con pastoreo de soja que con el pastoreo de sorgo forrajero. Además, en este estado juvenil es posible obtener un pastoreo más eficiente y con una mayor utilización (comúnmente dos rebrotes). Si el cultivo se pastorea en estado más avanzado, con chauchas llenas, se deberá hacerlo con el sistema de franjas diarias, regulando con mucho cuidado la carga y el tiempo de permanencia de los animales, para evitar que algunos se “empachen” (con efecto laxante) al seleccionar solamente chauchas.
Con respecto al uso para silaje, la soja es una excelente alternativa. Se puede picar tanto en estado vegetativo como en estado más avanzado, cuando el poroto ya está formado y en estado “pastoso”. En el primer caso, se recomienda un oreo previo, por el mayor contenido en agua de la planta. En el segundo, en cambio, se puede hacer el picado directamente. Se debe tener en cuenta que el silaje del cultivo una vez comenzada la floración es un material esencialmente proteico. En estado más avanzado no sólo tiene buen valor energético (derivado de su alto nivel de aceite), sino que conserva un buen valor proteico y un buen volumen de fibra. El uso de inóculos garantiza una correcta fermentación por los bajos niveles de carbohidratos que posee la planta de soja.