En un contexto donde el productor argentino vuelve a mirar el negocio con mayor previsibilidad, la visita de Myron Stine, presidente de Stine Seed Company, dejó varios mensajes clave para la agenda tecnológica y comercial del sector.

Stine lidera una de las compañías semilleras más influyentes del mundo y forma parte de la segunda generación de una familia pionera en genética vegetal. Desde Iowa, Stine Seed se consolidó como referente global en germoplasma de soja y maíz de alto rendimiento, con presencia en más de 50 países y un fuerte ADN innovador.

“El productor argentino está ante una gran oportunidad”

Durante su paso por el país, Stine fue categórico:
“El productor argentino tiene una oportunidad enorme para capitalizar los avances en genética y manejo.”

Su visita coincidió con señales de mayor estabilidad macroeconómica, mejores términos de intercambio y un ciclo climático que empieza a acompañar. “El productor argentino ha demostrado una enorme capacidad de adaptación; lo que viene puede ser una etapa de crecimiento si se apalanca con tecnología y decisiones estratégicas”, destacó.

 

Recorrida por zonas productivas y análisis de campaña

El 19 de noviembre visitó Venado Tuerto (Santa Fe), donde intercambió experiencias con productores y asesores.
Un día después participó de una jornada con los Stiners, la red comercial de Stine en Argentina, para evaluar resultados de campo y definir estrategias para la próxima campaña.

Un posible acuerdo agrícola Argentina–EE.UU.: claves para la genética

Su visita se dio en paralelo al anuncio de un marco de entendimiento bilateral entre Argentina y Estados Unidos, con el objetivo de avanzar hacia un Acuerdo de Comercio e Inversión Recíproca. El convenio apunta a facilitar el intercambio agrícola, reducir barreras no arancelarias y estabilizar el comercio global de soja.

Para Stine, este punto puede ser determinante:
“Las decisiones que se tomen hoy pueden marcar la diferencia en la competitividad del mañana.”

Uno de los ejes estratégicos sería incorporar garantías de propiedad intelectual para eventos biotecnológicos y variedades vegetales. Un tema sensible para el desarrollo de tecnologías de punta en el país.

Cuando hay reglas claras, dijo Stine, se genera un entorno que favorece la innovación, la llegada de nueva genética y una mayor estabilidad para la inversión en investigación.

Stine y Argentina: dos décadas llevando genética de punta al campo

Con más de 20 años de trayectoria en el país, Stine fue pionera en introducir un cambio profundo en el mejoramiento genético de soja en Argentina. Su enfoque basado en germoplasma propio, mayor acceso a biotecnología y un modelo de desarrollo más competitivo marcó un antes y un después para la genética autógama local.

A esto se suma su programa de investigación y desarrollo local, que ya supera los siete años, posicionando a Stine como la única empresa propietaria de genética y biotecnología en soja en la Argentina.

Hoy la empresa ofrece un portafolio consolidado de híbridos de maíz y variedades de soja adaptadas a los ambientes productivos del país, reforzando su liderazgo tecnológico en un contexto internacional más abierto.

“Estamos acá para quedarnos”

El mensaje final de Stine fue claro:
“Estamos acá para quedarnos, crecer junto al productor y llevar al campo argentino la mejor genética para maximizar su beneficio económico.”

Una señal potente para un agro que vuelve a apostar por tecnología y previsibilidad.